Los jueces y los polic¨ªas de la isla de C¨®rcega se sienten abandonados por el Gobierno de Francia
El sindicato de polic¨ªas uniformados se interroga sobre "el alcance real de la autoridad del Estado" en C¨®rcega. Los jueces se sienten "abandonados" por Par¨ªs. Los nacionalistas exigen, y consiguen en casi todos los casos, la inmunidad legal para sus militantes. El poder franc¨¦s parece haber quedado en suspenso en territorio corso desde que, en enero, el Gobierno comenz¨® a negociar con el Frente Nacional de Liberaci¨®n Corso (FNLC), canal hist¨®rico, el grupo clandestino m¨¢s violento dentro del magma nacionalista. Los hist¨®ricos han lanzado un ultim¨¢tum al Estado y reemprendido los atentados, pero en Par¨ªs se opta por la transigencia. El enigma de la pol¨ªtica corsa es m¨¢s impenetrable que nunca.El lunes, el FNLC hist¨®rico lanz¨® un ultim¨¢tum al Estado franc¨¦s para que "en un plazo de 15 d¨ªas" demostrara "p¨²blicamente su voluntad de contribuir al proceso de paz" y orden¨® a sus militantes que respondieran "con las armas a todo intento de detenci¨®n". Ante un chantaje de este tipo, cualquier Estado habr¨ªa roto la baraja. Pero la omnipotente Rep¨²blica Francesa, representada por su ministro del Interior, Jean-Louis Debr¨¦, prefiri¨® fingir sordera y reafirmar su prop¨®sito de di¨¢logo.
La Reagrupaci¨®n para la Rep¨²blica (RPR), el partido gaullista fundado por Jacques Chirac, es tradicionalmente el grupo m¨¢s votado en C¨®rcega. Su l¨ªder, el bar¨®n isle?o Jean-Paul de Rocca-Serra, patriarca de una de las grandes familias corsas, preside la Asamblea Regional. Los gaullistas son, al menos en teor¨ªa, partidarios de una completa pertenencia a Francia. Frente a ellos, la suma de todos los grupos nacionalistas jam¨¢s ha superado el 25% de los votos y ahora los sondeos reducen sus expectativas a poco m¨¢s del 10%. Dada la correlaci¨®n de fuerzas, los gaullistas deber¨ªan sentirse indignados ante la prepotencia y los atentados cotidianos de los hist¨®ricos, y exigir firmeza a las autoridades. Pero no es as¨ª.
Alguna concesi¨®n
"No hay que alarmarse, en esta isla somos pocos y nos conocemos todos, las cosas volver¨¢n al orden. Bastar¨¢ alguna concesi¨®n", afirma Vincent Avogari de Egentili, m¨¦dico y dirigente del RPR en Baja C¨®rcega. Avogari no quiere especular sobre qu¨¦ se podr¨ªa conceder a los nacionalistas clandestinos y, acerca de la crisis de autoridad del Estado, se limita a decir que "podr¨ªa ser m¨¢s aparente que real". ?C¨®mo soporta la militancia gaullista los atentados impunes de cada noche? La respuesta es lac¨®nica: "Con disciplina".Debe entenderse que la direcci¨®n gaullista en C¨®rcega ha sido tranquilizada desde Par¨ªs. O bien que la pol¨ªtica corsa tiene su propia l¨®gica, incomprensible desde el exterior. Porque el l¨ªder gaullista y presidente regional, Rocca-Serra, mantiene excelentes relaciones personales con el l¨ªder de la Cuncolta Naziunalista (vitrina legal del FNLC hist¨®rico), Fran?ois Santoni. Rocca-Serra es "un anciano sabio que no desea otra cosa que el bien de C¨®rcega, y yo le tengo aprecio", ha dicho Santoni. El cari?o es mutuo. Ambos son del sur, donde imperan los clanes feudalistas o negros, frente a los reformistas o blancos del norte. El fundamento social de C¨®rcega sigue siendo, en cierta forma, el clan. Y lo primero es lo nuestro, o sea, C¨®rcega. Francia viene despu¨¦s.
?sa es una l¨®gica inaccesible a cuerpos como la polic¨ªa o la judicatura. Ante la nueva ola de atentados, la polic¨ªa ha vuelto a ponerse el chaleco antibalas para patrullar. El Sindicato Nacional de Polic¨ªas Uniformados, mayoritario en el cuerpo, denunci¨® el viernes "la debilidad del orden republicano" en la isla. Los cinco jueces de instrucci¨®n de C¨®rcega han sufrido el traslado a Par¨ªs de todos los casos por terrorismo. Los jueces sospechan que se castiga su celo. ?No fue la detenci¨®n de dos militantes nacionalistas, por tr¨¢fico de armas, lo que indign¨® al FNLC hist¨®rico y motiv¨® el furioso comunicado del lunes? Mientras Par¨ªs transige, un portavoz de la Cuncolta dice que los hist¨®ricos siguen esperando "un gesto de buena voluntad" y que no tolerar¨¢n la detenci¨®n de ning¨²n nacionalista.
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