El Valencia sigue al acecho del l¨ªder
Un gol de Arroyo derrota al Espanyol y mantiene viva la Liga
Se habl¨® de la despedida de Mijatovic y, sin embargo, el partido fue el de la de Arroyo, que mereci¨® el tributo de la grada a un f¨²tbol exquisito y honrado durante doce temporadas. De hecho, en la NBA, Arroyo habr¨ªa sido designado mejor sexto hombre de su equipo y, sin embargo, est¨¢ a las puertas del despido. Un gol suyo sirvi¨® para derrotar a un Espanyol tan rocoso como se esperaba y de paso le permite al Valencia mantener el sue?o de la Liga hasta el ¨²ltimo instante. Hasta el final sentir¨¢ el Atl¨¦tico el resuello del Valencia sobre sus espaldas. Un aliento lanzado desde muy atr¨¢s pero cada vez m¨¢s incandescente, m¨¢s s¨®lido. Erraron los or¨¢culos futbol¨ªsticos cuando no daban un duro por este equipo. Y acert¨® el t¨¦cnico viejo y sabio, Luis Aragon¨¦s, que sabe que lo importante es llegar con vida al ¨²ltimo lance. Lo ha conseguido, pase lo que pase en Bala¨ªdos y el Calder¨®n la semana que viene. El Valencia ha trazado as¨ª una segun la vuelta desenfrenada, consecuencia de un trabajo de largo recorrido de su t¨¦cnico y su preparador f¨ªsico, Jes¨²s Paredes, quien en la sombra ha dotado al equipo de un notable rendimiento f¨ªsico durante todo el campeonato.Ni siquiera el peor enemigo del futbolista -el viento- impidi¨® el refulgente inicio del Valencia, que se dej¨® llevar con un juego sincr¨®nico y entusiasta por el estado de euforia que vive el valencianismo. El propio Ferreira, otras veces abucheado en su estadio, encend¨ªa la mecha del entusiasmo.
Sin embargo, all¨ª, en el banquillo visitante, habitaba un tal Camacho, un tipo duro poco partidario de que le den lecciones a su equipo. Y por eso al Valencia no le fue f¨¢cil.
El resultado de todo ello fue un ritmo emotivo, desenfrenado, m¨¢s predispuesto para los sentimientos que para otra cosa. As¨ª se di¨® que Arroyo, un futbolista elegante y tranquilo, recibi¨® un premio a sus 12 a?os al servicio del club cuando est¨¢ a punto de abandonarlo. En este ambiente de ¨¦xtasis pod¨ªa darse de todo, incluso aquel impecable despeje yudoca de Zubizarreta a muchos metros de su ¨¢rea, la consiguiente volea de Brnovic y el retorno triunfal de Zubizarreta a su territorio para recuperar el esf¨¦rico malintencionado.
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