Seis penaltis y goleada ins¨®lita del Valladolid

El Valladolid aplast¨® al Oviedo a penalti limpio. Fueron seis penaltis, seis, y transformaron todo el partido en un gran espect¨¢culo; un lujo asi¨¢tico de final memorable para un compromiso que se aventuraba feo y rampl¨®n; ese tipo de partido de fin de temporada entre un equipo ya salvado y otro en busca de la salvaci¨®n.Todo estuvo vestido al final de un manto de surrealismo. En el primer tiempo, el Valladolid se hab¨ªa sentido despojado por el ¨¢rbitro y hab¨ªa perdido el tiempo lament¨¢ndose, sin caer en la cuenta de que ten¨ªa el partido a su alcance. Quiz¨¢ es que s¨®lo le hab¨ªan pitado un penalti a favor, por dos del Oviedo. Pero le faltaban otros tres.

Era como si los penaltis, se empujaran unos a otros por aparecer en escena. Cuando los hab¨ªa, all¨ª estaba el ¨¢rbitro para pitarlos; cuando no, ¨¦l los pitaba, por si acaso. En la ensalada se cubri¨® de gloria Ra¨²l. Le hicieron tres penaltis, pero el estrellato vallisoletano qued¨® reservado a Peternac y a Quevedo. El primero, porque hizo cinco goles y verdaderos esfuerzos por inventarse nuevos modos de lanzar penaltis; el segundo, porque le hicieron uno y marc¨® tres goles, el ¨²ltimo, de antolog¨ªa, en el minuto 92 y como traca sonada para terminar la fiesta.

Cuando acab¨® el tiroteo de penaltis -4-2 para los visitantes- el Oviedo jugaba con nueve y el partido era como Loquilandia. Para los 2.000 hinchas blanquivioletas fue un d¨ªa memorable.