Los habitantes del Ulster refrendan a los partidos para negociar el proceso de paz
Era d¨ªa de votaci¨®n en Ballymena, al norte de Belfast, pero nadie impidi¨® a los seguidores del Partido Unionista de Ian Paisley colocar un cartel con su nombre a la entrada de uno de los colegios electorales. Era d¨ªa de votaci¨®n, pero el lugar, Irlanda del Norte, y las elecciones que se celebraron ayer fueron lo bastante peculiares como para no encajar en las reglas de ning¨²n otro pa¨ªs. Por primera vez en toda una generaci¨®n, 1, 17 millones de norirlandeses se dieron cita en las urnas, en un d¨ªa lluvioso y desapacible, no para elegir diputados, ni ediles, ni gobernantes de ning¨²n g¨¦nero, sino para refrendar con su voto la autoridad de los partidos que han de compartir una mesa negociadora sobre el futuro de la regi¨®n a partir del 10 de junio.
Las elecciones, una imposici¨®n de los unionistas han sido un puro tr¨¢mite para los partidos nacionalistas. El l¨ªder moderado John Hume acept¨® finalmente participar en ellas convencido de la sinceridad del primer ministro brit¨¢nico, John Major, cuando dijo que ser¨ªan "el camino directo e inmediato a las negociaciones de paz". Hume arrastr¨® al Sinn Fein, brazo pol¨ªtico del IRA, a unos comicios en los que s¨®lo est¨¢ en juego el "prestigio de nuestro partido", como explica un militante republicano. "Lo dem¨¢s da lo mismo. Da igual sacar m¨¢s o menos delegados a un foro de debate en el que no vamos a participar en ning¨²n caso. Lo ¨²nico que queremos es sentarnos de una vez a negociar el 10 de junio".El Sinn Fein espera triunfar ampliamente en West Belfast y South Armagh, y menos apabullantemente en Derry, donde la primera posici¨®n ser¨¢ para los nacionalistas moderados, el partido que, seg¨²n todos los indicios, se llevar¨¢ la mayor¨ªa de votos en todo el Ulster.
No en Ballymena, d¨®nde el padre de lan Paisley fund¨® hace much¨ªsimos a?os su Iglesia presbiteriana y donde el l¨ªder radical ha cosechado sus esca?os en Westminster y en el Parlamento Europeo. Pero en este pa¨ªs de comunidades separadas y fronteras hostiles a veces uno se encuentra con sorpresas. El ¨²nico votante masculino que abandona el Ayuntamiento de Ballymena, cuna del fundamentalismo unionista, resulta ser un simpatizante del Sinn Fein. "Les he votado porque creo que son los ¨²nicos que se est¨¢n moviendo para traer paz a este pa¨ªs. Nadie quer¨ªa estas elecciones, sino ir directamente a la mesa negociadora. Ya hemos esperado bastante", explica Eugene, reacio a dar su nombre completo. "Le dir¨¦ una cosa: en este pa¨ªs no habr¨¢ paz hasta que no se vayan los brit¨¢nicos".
En la escuela de St. Kevin, en el coraz¨®n de West Belfast, frente a uno de los innumerables cementerios que jalonan Falls Roads, donde el Sinn Fein marca la ley, funciona otra mesa electoral. Los polic¨ªas que la vigilan llevan chalecos antibalas y subfusiles. Pese a las muchas reservas del Partido Republicano hacia la votaci¨®n, la calle est¨¢ repleta de propaganda electoral y, la consigna de las ¨²ltimas semanas se resume en una sola palabra: votar.
Pese al viento helado que barr¨ªa la avenida, el tr¨¢fico de votantes era intenso a media ma?ana. La gente llegaba con su carn¨¦ de la Seguridad Social por toda identificaci¨®n, o con el carn¨¦ de conducir, y pon¨ªa una cruz.... ?junto a las siglas del Sinn Fein? "No, Hace tiempo que no les voto. ?Para qu¨¦, si luego boicotean el Parlamento, o el foro, o lo que sea? ?Para qu¨¦ voy a votarles si no nos representan?", dice Marie, 24 a?os. Su amiga, Naome, de 23, s¨ª se ha acercado a la mesa electoral, pero ha puesto su cruz junto a las siglas SDLP, el partido de John Hume. "'La gente aqu¨ª est¨¢ muy disgustada. Nos pareci¨® muy mal que el IRA, rompiera el alto el fuego ?Despu¨¦s de tantos a?os no podr¨ªan haber tenido un poco de paciencia con las negociaciones?", dice Naome.
En West Belfast, en las elecciones generales de 1992, Gerry Adams, presidente del Sinn Fein, perdi¨® su esca?o a manos de Joe Hendron, candidato de los nacionalistas moderados.
En estas elecciones, todos los ojos est¨¢n puestos en el apoyo que obtendr¨¢ el l¨ªder republicano en una circunscripci¨®n en la que es adorado como un dios. Aunque s¨®lo un alto el fuego del IRA har¨¢ posible la presencia de Gerry Adams en la mesa negociadora, los partidos pol¨ªticos se miran de reojo en esta extra?a consulta. Es, ya lo dice el militante republicano, "pura cuesti¨®n de prestigio".
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