Luciano Lama, sindicalista italiano
Luciano Lama, paradigma de la moderaci¨®n del sindicalismo ligado a la izquierda italiana, falleci¨® sobre las cinco de la tarde de ayer en Roma. Ten¨ªa 75 a?os y padec¨ªa un c¨¢ncer que desde hace alg¨²n tiempo no le permit¨ªa levantarse de la cama. Lama ser¨¢ enterrado con todos los honores de un personaje hist¨®rico, tras los funerales que se celebrar¨¢n el pr¨®ximo lunes en la Piazza del Popolo, uno de los mayores espacios abiertos del centro de la capital. La muerte del veterano dirigente suscit¨® inmediatos elogios en los medios pol¨ªticos que cultiv¨® durante su vida, pero tambi¨¦n entre los empresarios, cuyo presidente, Giancarlo Fossa, calific¨® al finado de "adversario leal, gran sindicalista y figura carism¨¢tica".Lama, licenciado en Sociolog¨ªa, partisano socialista y militante comunista a partir de 1946, fue secretario general de la Confederazione Generale Italiana del Lavoro (CGIL) entre 1970 y 1986. Le toc¨®, pues, dirigir el mayor sindicato italiano durante el periodo caliente de las revueltas obreras y el terrorismo de izquierdas. En esa coyuntura dif¨ªcil obr¨® con la moderaci¨®n que caracteriz¨® el resto de su carrera de senador del PCI y, finalmente, alcalde de Amelia.
Promovi¨® la unidad sindical y el reformismo basado en acuerdos para la mejora de la Calidad del trabajo. Firm¨®, con Giovanni Agnelli, que le visit¨® en su lecho hace pocos d¨ªas, un acuerdo de revisi¨®n autom¨¢tica de los salarios vigente hasta hace dos a?os. Y no dio tregua a los terroristas, que, dijo, "no son companeros, sino hombres que se equivocan". Por ello fue contestado en la Universidad de los setenta.
En su ¨²ltima entrevista, publicada el pasado 4 de abril por La Stampa, dijo: "Tengo un mensaje para la izquierda. Que no deje nunca de utilizar el sentido de la medida. Que no deje nunca de buscar soluciones negociadas". Pr¨®ximo en el PCI a Giorgio Amendola y a Giorgio Napolitano, hoy ministro del Interior, represent¨® en el sindicalismo la moderaci¨®n que Enrico Berlinguer llev¨® a la pol¨ªtica. Aunque entre ambos no fue todo de color de rosa. "?l sosten¨ªa que los comunistas eran los buenos, y los dem¨¢s, los malos. Yo le dije que, si hab¨ªa alguna diferencia, deb¨ªan reconocerla los dem¨¢s y no enarbolarla nosotros como una bandera de superioridad gen¨¦tica".-
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