Las izquierdas y la nueva situaci¨®n
El PP ya est¨¢ instalado en el Gobierno. Un Gobierno que por la biograf¨ªa de sus componentes es, salvo excepciones, francamente de derechas. El discurso pretende ser de centro, aunque ya veremos si las medidas que se vayan adoptando hacen honor a esa intenci¨®n. Privatizar todas las empresas p¨²blicas, apoyar con especial ¨¦nfasis a la ense?anza privada, recortar gastos en sanidad o asuntos sociales o traspasar las prisiones a Interior, por no citar sino las m¨¢s inmediatas, no resultan medidas muy centradas. Deberemos esperar algunos meses para conocer la direcci¨®n exacta de la pol¨ªtica del Gobierno y el presupuesto para el a?o 1997.Pero al margen de los avatares inmediatos del nuevo Gobierno y de las imprudentes declaraciones de unos u otros ministros, el hecho cierto es que la situaci¨®n pol¨ªtica ha cambiado totalmente. El PP es mayor¨ªa en la representaci¨®n del Parlamento Europeo, en el Congreso y en el Senado, en la inmensa mayor¨ªa de las comunidades aut¨®nomas y en los principales ayuntamientos. La izquierda, por el contrario, ha sido descabalgada del poder y ha pasado a la oposici¨®n. Nada anormal, por otra parte, en un sistema parlamentario en el que es l¨®gica la alternancia en el poder.
Pero, adem¨¢s, se ha producido una inversi¨®n de las alianzas cuyo alcance es todav¨ªa dif¨ªcil de prever. Por primera vez en la historia democr¨¢tica de Espa?a, los partidos nacionalistas forman una alianza con el partido de la derecha espa?ola. Acontecimiento singular, sin duda, y en mi opini¨®n francamente positivo para la estabilidad del sistema si en realidad se trata de una colaboraci¨®n en contenidos program¨¢ticos serios y no de una finta puramente dictada por la necesidad de obtener una mayor¨ªa coyuntural. Si ello contribuye a que el ciudadano conservador de Espa?a vea con normalidad el nacionalismo catal¨¢n y vasco y asuma el car¨¢cter plurinacional de aqu¨¦lla, al tiempo que en Euskadi y Catalu?a se pierde el miedo a la derecha espa?ola, se habr¨¢ dado un gran paso hacia delante. Se dice con raz¨®n que la derecha que ha llegado al poder no es "la de antes". Y es cierto, pero no porque haya dejado de ser, derecha, sino porque "lo de antes" ya no existe. Sea lo que fuere, y mientras no se demuestre lo contrario, el PP, CiU, PNV y CC (Coalici¨®n Canaria) han formado una alianza, bastante m¨¢s s¨®lida que la anterior colaboraci¨®n PSOE-CiU, que tiene vocaci¨®n de durar en el tiempo.
La izquierda (PSOE-IU) deber¨ªa tomar nota de esta nueva realidad. De momento, pasa a la oposici¨®n y dividida. Por lo tanto, no deber¨ªa subestimar al adversario, a pesar del despiste de los primeros d¨ªas. Lo m¨¢s probable es que permanezca en el mando una o quiz¨¢s dos legislaturas, y lo m¨¢s sensato ser¨ªa aprovechar estos a?os para crear las condiciones para volver al Gobierno con renovado impulso. Ahora bien, esto supone comprender que no se podr¨¢ regresar, como en 1982, como si nada hubiese ocurrido desde entonces. Ya no hay una UCD ni un PCE que se hunden -aunque esto segundo es menos claro-, y adem¨¢s han sucedido muchas cosas para que el pueblo de izquierda vuelva a recobrar el entusiasmo de anta?o si no cambian tambi¨¦n muchas cosas en el seno de la izquierda. Creo que las izquierdas, en ¨®rdenes distintos, deben reconocer errores y corregirlos. IU tiene que cambiar de pol¨ªtica Y el PSOE ganar¨ªa autoridad haciendo autocr¨ªtica de cuestiones que no se han hecho bien. Ser¨ªa conveniente, por ejemplo, superar de una vez dos ideas que han hecho da?o a la izquierda: desde IU, la "teor¨ªa de las dos orillas" o nefasta idea de colocar al PSOE en el lado de la derecha, y desde el PSOE, la propuesta de la "casa com¨²n", negando la pluralidad de la izquierda.
Esto ha conducido a la situaci¨®n aberrante de que en lugares donde las izquierdas son mayor¨ªa gobierne la derecha (Asturias, M¨¢laga, C¨®rdoba, etc¨¦tera). Situaci¨®n, sea dicho de paso, que no existe en ning¨²n pa¨ªs de Europa entre los partidos socialistas y comunistas, por muy ortodoxo que sea este ¨²ltimo. Ser¨ªa sensato salir poco a poco de esta situaci¨®n, con acuerdos puntuales en algunos lugares que sirviesen de experiencia para empresas mayores. Pero, aparte de estas operaciones que deber¨ªan ser obvias, la gran cuesti¨®n ante el futuro es c¨®mo ofrecer a la ciudadan¨ªa nuevas ideas, renovados programas e instrumentos de participaci¨®n m¨¢s eficaces para abordar los problemas del pr¨®ximo siglo y rnilenio para los que s¨®lo faltan cuatro a?os.
No se trata, en mi opini¨®n, de volver a las viejas recetas socialdem¨®cratas o veterocomunistas, ni abrazar el socialliberalismo en boga en los a?os ochenta. No es cuesti¨®n de girar a la izquierda ni a la derecha, ni de proponer "frentes de izquierda". Se trata, por el contrario, de profundizar en la nueva realidad tal cual es en su r¨¢pido movimiento y dar respuestas democr¨¢ticas, solidarias y eficaces a los m¨²ltiples problemas que tenemos los humanos. En una palabra, hacer avanzar la idea de un proyecto de progreso y democr¨¢tico que pueda aglutinar a las izquierdas y ganarse al centro progresista. Porque ante las izquierdas se abren varios escenarios y ser¨ªa conveniente que escogiese con acierto:
- Seguir con el desencuentro actual. Con la ley electoral vigente, y 2,5 millones de votos de IU enrocados, el centro-derecha podr¨ªa gobernar el tiempo que quisiese, salvo errores de bulto.
-Que todo siga igual y que el PSOE gire, verbalmente o no, hacia la izquierda con el fin de ganar votos por ese lado y quedar as¨ª por encima del PP. Es decir, una operaci¨®n parecida a la de 1982, ect¨¦tera. No parece realista, pues el a?o 1999 no ser¨¢ 1982, con una UCD y un PCE que se hund¨ªan entonces y, adem¨¢s, un giro hacia la izquierda har¨ªa perder el centro, sin el cual no hay mayor¨ªas para gobernar.
-Que el conjunto del PSOE y de IU realizasen las suficientes renovaciones que les permitieran una colaboraci¨®n futura, tanto en el terreno
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Nicol¨¢s Sartorius es abogado.
Las izquierdas y la nueva situaci¨®n
Viene de la p¨¢gina anteriorinstitucional como electoral. Ser¨ªa, sin duda, el escenario m¨¢s aprovechable, pero no puedo dejar de manifestar mi escepticismo sobre la capacidad de evoluci¨®n de ciertos sectores de la izquierda. El ejemplo de IU en Andaluc¨ªa no deja mucho margen al optimismo.
-Que la mayor¨ªa de la izquierda lanzase una iniciativa hacia el conjunto de las fuerzas progresistas, incluyendo las de centro, que permitiese construir un gran proyecto de progreso que, respetando la pluralidad e identidad de cada cual y primando incluso a las minor¨ªas, consiguiese alcanzar mayor¨ªas en ayuntamientos y Parlamento.
La cuesti¨®n, en este momento, no es tanto hablar de f¨®rmulas de colaboraci¨®n futura entre partidos de izquierda sino abrir un debate serio que vaya sentando las bases de nuevas ideas y programas que puedan ser patrimonio com¨²n de la mayor¨ªa de las fuerzas de izquierda y de centro progresistas. Las f¨®rmulas vendr¨¢n despu¨¦s.
Estoy convencido de que a medio plazo existen condiciones para una gran operaci¨®n de aglutinamiento del mundo progresista de izquierda y de centro si el PSOE e IU rompen rutinas y sobre todo el primero es capaz de articular una apertura y renovaci¨®n hacia la sociedad, repensando ideas, renovando programas, modernizando el instrumento y dando paso a nuevos liderazgos colectivos.
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