?Cuidado!

Cada d¨ªa es m¨¢s dif¨ªcil evitar que regalen un m¨®vil. Ayer me sali¨® uno dentro de una chapata integral. Al principio cre¨ª que se trataba de un bicho y fui a denunciarlo, pero me explicaron que era una campa?a. No puedes viajar en avi¨®n, cambiar de coche ni comprar una enciclopedia sin que te encasqueten una de esas cucarachas digitales. Cuando te levantas a medianoche, el suelo del sal¨®n est¨¢ lleno de m¨®viles que merodean entre las copas sucias y los ceniceros llenos de colillas en busca de desechos verbales. Haz m¨¢s m¨®viles que conversaciones telef¨®nicas, as¨ª que se alimentan de cualquier detritus capaz de evocar una forma dialogada.Y si despu¨¦s de comer te quedas dormido en el sof¨¢, el m¨®vil abandona el bolsillo, trepa hasta la oreja y vaga por sus bordes como un escarabajo alrededor del cubo de la basura. A lo mejor, incluso te obliga sin que t¨² lo sepas, a hablar con alguien que tienes dentro de la cabeza. Porque estos trastos, m¨¢s que para comunicarse con personas reales, sirven para entablar contacto con las obsesiones. Desde ellos comunicas con el lado fantasmal de de tu jefe, de tu mujer, de tu madre, de tus amigos o enemigos.

Ahora no puedes salir de casa sin que te regalen uno, as¨ª que tarde temprano caer¨¢s en la tentaci¨®n de llev¨¢rtelo al o¨ªdo. En ese instante percibir¨¢s la calidad de abdomen que tiene su teclado y sabr¨¢s, con una maldici¨®n, que has incorporado a tu vida un par¨¢sito que se pega al pabell¨®n auricular con la eficacia de una sanguijuela al muslo. A mejor, en un arrebato de asco, eres capaz de arranc¨¢rtelo, aunque duela, y de arrojarlo al suelo para acabar con ¨¦l de un pisot¨®n. Lo malo es que suena como las cucarachas y deja el zapato perdido de esa sustancia blanquecina que segregan las conversaciones espectrales. Lleva cuidado.