VACA CON CARTEL
K. G. Eriksson, propietario de un establecimiento lechero en las afueras de Estocolmo, pudo comprobar estos d¨ªas que no siempre el ciudadano de a pie est¨¢ indefenso frente al poder de la burocracia o las grandes empresas. La semana pasada se le muri¨® una vaca a consecuencia de una complicaci¨®n posparto. Cuando quiso llamar al veterinario, que hubiera podido solucionar el problema con una simple inyecci¨®n, el tel¨¦fono de ¨¦ste no contest¨®. La causa era que el veterinario se hab¨ªa mudado en esos d¨ªas, y Telia, la compa?¨ªa telef¨®nica, hab¨ªa omitido conectar su tel¨¦fono al nuevo domicilio. Esta omisi¨®n result¨® fatal para la vaca y perjudicial para el campesino, ya que el precio del animal superaba las 10.000 coronas. Sin embargo, la empresa reconoci¨® su culpa e indemniz¨® a Eriksson con una nueva vaca similar a la difunta, la que fue bautizada con el nombre de Telia. Con un cartel colgado en el pescuezo, la compa?¨ªa qued¨® bien con el campesino y la vaca pos¨® para los fot¨®graf¨®s.-
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