"Hay que decirle a Fidel Castro que venga

Cuando Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez se adentr¨® y comi¨® y bebi¨® y observ¨® y so?¨® seguramente en la mundialmente conocida Casa Lucio del Madrid de antes y de ahora y de siempre, sin duda, el premio Nobel, repetimos, dijo textualmente: "Casa Lucio es uno de los sitios donde mejor se come en el mundo, y tenemos que decir a Fidel Castro que venga aqu¨ª cuando visite Espa?a". A¨²n no ha llegado Castro, y si un d¨ªa llega, dejar¨¢ de ser de izquierdas, de derechas, de centro... para intentar ser dem¨®crata s¨®lo y, claro, para comer el cap¨®n en pepitoria m¨¢s exquisito que ronda la imaginaci¨®n. Para que llegue este momento debe leer el libro Lucio, historia de un tabernero, escrito por el soci¨®logo Lorenzo D¨ªaz y avalado por todos los visitantes ilustres del planeta: Pel¨¦, Cantinflas, Catherine Deneuve y Paco Rabal y por toda la cartelera de pol¨ªticos de todos los bandos y por el mism¨ªsimo Dios, para poner punto y seguido (de todas maneras, Lucio es ?L, gracias a su media docena de platos tradicionales jam¨¢s violados y su saber innato de la vida y del debe y el haber). No es el primer libro que entra en la literatura, pero esto se echa de menos en la Espa?a comilona y tragona, sin m¨¢s.Pero el camino se anda: esta semana, por todo lo alto, se vivi¨® la noche de los 11 vinos que, desde hace cuatro a?os, se celebra en el -restaurante Cuatro Estaciones madrile?o, aupada por los viticultores de la Espa?a del vino, simplemente, para meter tambi¨¦n la cultura de la magia de las bodegas y las vi?as en el libro de la cultura de un pa¨ªs que, para decirlo en un tris, vive mucho, mucho, del turismo, es decir, de comer, beber y vivir. Esta cena, de un centenar de personas -subvencionada por los viticultores y por el amo del escenario, Miguel Arias, y por Carmen Piera como organizadora-, es como un libro que se edita cuatro veces al a?o, al comienzo de cada estaci¨®n: el otro d¨ªa, en la cena de los once, se puso de largo un vino nuevo, bautizado con el nombre de La Vicalanda (1.250 pesetas en tienda), que es el ¨²ltimo capricho de bodegas bilba¨ªnas; el rioja de gala que remat¨® esta cena mod¨¦lico / moderna (11 platos y 11 vinos, y nadie engord¨® ni se emborrach¨®) fue el Faustino I Gran Reserva de 1987 (1.725 pesetas). Pero hubo al comienzo un cava raro por lo exquisito (elaborado con la uva apenas conocida, catalana, nombrada monastrell, y que es tinta y da vino blanco, como las tintas champanesas -Freixenet para el mercado exterior-). Al final, la gloria de los vinos dulces de Jerez (Lostau) y Ochoa de Navarra (ambos baratos), y un nuevo brandy del "sino Lostau que es una sensaci¨®n en la boca a¨²n el d¨ªa siguiente.

Antes de salir de Madrid, y para los que no salen, se ha recreado entre los abetos y acacias y verdes de El Plant¨ªo (salida n¨²mero 13 de la carretera de La Coru?a) un restau rante que, desde hace tres meses, ya casi lo merece todo. Nombre: Hacienda Santa Fe, estilo colonial, cuatro comedores abreviados para que no cunda el alboroto y una terraza, por la noche sobre todo, de encantar: y a comer comida mediterr¨¢nea, garbanzos fritos, esp¨¢rragos trigueros a la plancha, mero a la sal... Una carta breve y el rey del lugar, Carlos Gal¨¢n, completan una comida o una velada que puede comenzar por 3.500 pesetas.