La juez cree que m¨¢s de un culpable del triple crimen de Alcal¨¢ sigue libre
JAN MART?NEZ AHRENS JOSE A. HERN?NDEZ El caso del triple crimen de Alcal¨¢ sigue abierto y henchido de enigmas. La juez de Alcal¨¢ que investiga el caso considera "racionalmente probable" que una o m¨¢s personas a¨²n sin detener participasen en los hechos que la madrugada del 16 de agosto de 1995 acabaron a balazos con las vidas de Ignacio Rives Rocher, de 47 a?os; Jos¨¦ Luis Izquierdo Cebollar, de 27, y el camerun¨¦s Leopold Toukan. As¨ª lo expresa la magistrada en el auto en el que procesa a dos de los seis detenidos en una redada que efectu¨® la polic¨ªa dos meses despu¨¦s de los asesinatos. Cuatro quedaron en libertad.Los dos acusados son Vassil Nikolov Bacanov, alias El Vasco, b¨²lgaro de 35 a?os, y Andr¨¦s L¨®pez Cerezo, venezolano de 38, quienes se declaran inocentes. En su reconstrucci¨®n de los hechos, hasta ahora secreta, la juez ofrece pocas pistas sobre esos misteriosos implicados que a¨²n siguen libres. S¨®lo el dato de que el crimen fue cometido con tres armas sostiene esta posibilidad.
El auto de procesamiento ofrece un relato pormenorizado de los hechos y, en especial, del sorprendente m¨®vil: el intento de las v¨ªctimas, todas residentes en la Comunidad Valenciana, de sacar dinero a los acusados a trav¨¦s de un viejo timo: una falsa m¨¢quina de falsificar dinero.
PASA A LA P?GINA 3
El timo consist¨ªa en una burda m¨¢quina que "multiplicaba" dinero, seg¨²n la juez
VIENE DE LA P?GINA 1"[Las v¨ªctimas] pretend¨ªan obtener dinero mediante un m¨¦todo que, aseguraban, multiplicaba el dinero", explica la Juez. Para conseguir los falsos billetes utilizaban, adem¨¢s de billetes de curso legal, papeles blancos de tama?o ligeramente superior al de otros billetes. El negocio consist¨ªa en realizar una prueba, exigir dinero de curso legal para multiplicarlo y, finalmente, apropi¨¢rselo". Esto es, una estafa basada en un fabuloso ingenio, que era un simple barre?o con planchas.
La trama final, a tenor de los informes judiciales y policiales a los que ha tenido acceso este peri¨®dico, se inici¨® a las 22.10 del 15 de agosto de 1995. A esa hora, el empresario valenciano Ignacio Ribes llam¨® por el tel¨¦fono m¨®vil a su compa?era para comunicarle que su viaje en coche desde la costa mediterr¨¢nea estaba tocando a su fin: Madrid, Ribes iba en el veh¨ªculo con su amigo Izquierdo, de 27 a?os, y el camerun¨¦s Toukan. Una vez en la capital dejaron el Renault-19 en el aparcamiento de la plaza del Carmen. No volver¨ªan.
Mediador
A las 22.24, Ribes volvi¨® a llamar, por tel¨¦fono. Esta vez su interlocutor fue Vassil Nikolov, alias El Vasco, amigo de Antonio Andr¨¦s L¨®pez Cerezo, dos. tipos corpulentos que trabajaaban de porteros en una discoteca de la urbanizaci¨®n Nueva Alcal¨¢. La relaci¨®n entre ambos grupos se estableci¨® un mes antes, a trav¨¦s de Manuel Barba Rubio, due?o del concesionario de coches Bulevar Teulada. Tres veces acudieron los valencianos a Madrid, aloj¨¢ndose en los hoteles Par¨ªs y Aitana. Desde entonces mantuvieron un intens¨ªsimo contacto telef¨®nico. Los valencianos y el camerun¨¦s hab¨ªan puesto en circulaci¨®n un sorprendente artilugio: la falsa m¨¢quina de falsificar billetes.
El negocio se les ocurri¨® a Ribes y a Izquierdo tras conocer al camerun¨¦s Toukan, quien con anterioridad ya hab¨ªa intentado enga?ar en Valencia a un industrial. En este caso, lo hizo con la colaboraci¨®n de dos compatriotas y hab¨ªa pedido 30 millones de pesetas. A cambio ofreci¨® 90 millones en billetes falsos.
El truco, tremendamente burdo, consiste en presentar a la v¨ªctima un recipiente con planchas y reactivos qu¨ªmicos donde se introduce un billete. Tras unas manipulaciones, se sacan otros dos billetes aut¨¦nticos -dispuestos de antemano- que se hacen pasar por copias del primero -aunque de distinta numeraci¨®n- Tras esta demostraci¨®n, se le pide a la v¨ªctima una elevada suma para sacar m¨¢s copias. Una vez con el dinero en la mano, los timadores huyen.
Esta estafa atrajo a Ribes e Izquierdo. Aquello ol¨ªa a dinero f¨¢cil. Y Ribes lo necesitaba. El hombre, separado y con una hija, era un conocido empresario de Gand¨ªa. En los ochenta, nad¨® en la abundancia gracias a sus negocios de construcci¨®n. Socio del elitista club n¨¢utico, la eslora de su embarcaci¨®n superaba a las dem¨¢s. Pero a finales de la d¨¦cada dorada su fortuna perdi¨® rumbo. En plena zozobra econ¨®mica se embarc¨® en extra?as empresas, siempre en busca de dinero, seg¨²n sus conocidos. Hasta el ¨²ltimo d¨ªa busc¨® el pelotazo.
Con ese ¨¢nimo se dirigi¨® el 15 de agosto a la capital de Espa?a, acompa?ado por Toukan e Izquierdo. Iban a mostrar a Vassil, El Vasco, y a L¨®pez Cerezo, el poder de la m¨¢quina falsificadora. Luego les dar¨ªan el timo. El lugar de la reuni¨®n a¨²n sigue en el terreno de la inc¨®gnita. Como tambi¨¦n el motivo exacto de la reuni¨®n. ?Quisieron Ribes y los suyos vender la m¨¢quina a El Vasco y L¨®pez Cerezo o simplemente robarles el dinero que les entregaron para la demostraci¨®n? La investigaci¨®n judicial no ha aclarado este punto. La acusaci¨®n avanza la hip¨®tesis de que si Ribes trat¨® de vender la m¨¢quina, el pago se habr¨ªa efectuado simult¨¢neamente a la demostraci¨®n, pero en otro lugar y por medio de terceras personas. Presumiblemente, aqu¨¦llas que la juez considera que siguen sin detener.
Pese a estas sombras, tanto la juez como los acusadores consideran probado que, tras la reuni¨®n, las v¨ªctimas del timo mataron a los timadores. Dos motivos pudieron empujarles a apretar el gatillo y luego prender fuego a sus cad¨¢veres: el af¨¢n de apoderarse de la falsa m¨¢quina falsificadora o bien el ajuste de cuentas por haberse sentido estafados con tan burda invenci¨®n.
El caso es que, acabada la reuni¨®n, ya de madrugada, los dos valencianos y el camerun¨¦s subieron al coche que supuestamente les ofrecieron El Vasco y L¨®pez Cerezo. Entraron para no salir. Posiblemente no sab¨ªan que ese Golf GTI blanco hab¨ªa sido robado la v¨ªspera en Chamart¨ªn.
Acto seguido, se dirigieron hasta el rec¨®ndito barranco de Aza?a, al pie del monte Gurug¨², en las afueras de Alcal¨¢ de Henares. El lugar es un sendero de tierra situado en el v¨¦rtice de dos laderas cubiertas de pinos. A duras penas cabe un coche por este camino. En un recodo, de noche y sin m¨¢s luz que los faros y la luna, aparcaron los veh¨ªculos. Ribes, Izquierdo y Toukan permanecieron en el asiento de atr¨¢s del Golf. All¨ª mismo acab¨® la quimera.
Les acribillaron a balazos desde el asiento delantero. En la matanza los criminales emplearon tres armas, lo que apunta a la participaci¨®n de una tercera persona. Ribes muri¨® de un impacto en el coraz¨®n, Toukan de un balazo en la cara e Izquierdo por los tiros y el fuego. Para eliminar posibles pruebas, quemaron el coche con ellos dentro.
V¨ªctimas y verdugos
Tras acribillarles a balazos y prender fuego al coche, ya en el monte Gurug¨², los criminales huyeron en otro coche. El incendio se extendi¨® por el monte y los bomberos acudieron a apagarlo y descubrieron los tres cad¨¢veres, carbonizados. El fuego devast¨® casi todo, pero dej¨® una prueba que resultar¨ªa crucial: los restos del pasaporte del camerun¨¦s, donde a¨²n se ve¨ªa la numeraci¨®n troquelada. Esta pista condujo hasta Valencia, donde resid¨ªa el africano. La difusi¨®n en la prensa del triple crimen llam¨® la atenci¨®n de la familia de los dos valencianos, que llevaban d¨ªas desaparecidos. Eran ellos. Se investigaron sus ¨²ltimas llamadas telef¨®nicas y el caso volvi¨® a Madrid, concretamente a Manuel Barba Rubio, el due?o del concesionario de coches que hab¨ªa puesto en contacto a los valencianos con su verdugos, Vassil Nikolov y L¨®pez Cerezo. ?ste pose¨ªa un chal¨¦ en la urbanizaci¨®n Pe?as Albas de Villalbilla, cerca del lugar del crimen. Dos meses despu¨¦s dieron comienzo las detenciones y registros. En la vivienda de L¨®pez Cerezo, se encontr¨® un pistola -una Stark, modelo 28-K- supuestamente empleada en el asesinato.En el domicilio de Vassil Nikolov, alias El Vasco, se descubri¨® munici¨®n similar a la utilizada en el crimen y tambi¨¦n restos de falsos billetes. Curiosamente, cuando El Vasco fue detenido, estaba subiendo a un coche que hab¨ªa robado con el mismo procedimiento -extracci¨®n del bomb¨ªn- con el que se sustraj¨® el Golf blanco en el que perecieron las v¨ªctimas.
Ahora, casi un a?o despu¨¦s, la polic¨ªa da el caso por cerrado y los dos procesados siguen encarcelados. La juez les niega la libertad. La misma de la que gozan ahora aquellas personas no identificadas que la propia juez considera "racionalmente probable" que interviniesen en el triple crimen de Alcal¨¢.
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