Zacharias, Ana Rodrigo y la Joven Orquesta

Contin¨²a con buen pulso el ciclo Mozart de Scherzo / Comunidad / Cajamadrid, lo que es mucho en medio de las primeras y t¨®rridas muestras del est¨ªo madrile?o, que, como es sabido, invitan escasamente a los espacios cerrados aunque cuenten con aire acondicionado.La llamada de este fin de semana, primera huida de los madrile?os hacia pllayas y monta?as, ten¨ªa atractivo, pues actuaba un pianista excelente que, desde hace a?os, figura entre los favoritos de aqu¨ª y de otros muchos centros musicales. Me refiero al alem¨¢n Christian Zacharias (1950), el prodigioso recreador de Domenico Scarlatti y alto m¨²sico en todo lo que aborda por la belleza sonora, el flexible rigor estil¨ªstico y un especial toque de intimidad. Virtudes todas de Zacharias que hicieron brillar uno de los muchos milagros salidos de la mente y la sabidur¨ªa del gran m¨²sico salzburgu¨¦s.

Con Zacharias estaba otro artista de rara sensibilidad, gran capacidad de identificaci¨®n y una expresividad que se resuelve siempre en un continuo cantar: el director barcelon¨¦s Antoni Ros Marb¨¢. Y era de ver y de admirar la respuesta que supo obtener de los componentes de la Joven Orquesta Nacional de Espa?a en su ¨²ltima oleada: rostros jovenc¨ªsimos con entrega total y absoluta y esp¨ªritu tambi¨¦n joven que conviene a gran parte de la creaci¨®n mozartiana.

Tersa invenci¨®n

Tras el Concierto en do mayor KV 503, se sum¨® a los int¨¦rpretes del concierto la soprano Ana Rodrigo, barcelonesa de nacimiento y santanderina de adopci¨®n , para dar una muy bella interpretaci¨®n del Rond¨® para soprano y orquesta con piano obligado K 505, una delicia en su invenci¨®n tersa y perfecta, que ilumin¨® con mucho atractivo el timbre de la soprano Rodrigo en di¨¢logo con el sonido y el juego de Christian Zacharias, as¨ª como la admirable colaboraci¨®n que encontraron en el joven conjunto instrumental. El mismo a?o de 1786 compuso Mozart la Sinfon¨ªa Praga n¨²mero 38 en re mayor, obra que el director Antoni Ros Marb¨¢ dilucida y transmite con honda simplicidad y que los instrumentistas sirvieron con anticipada pulcritud dentro de unos l¨ªmites estil¨ªsticos que ten¨ªan tanto de recto criterio como de calor humano.Dos fragmentos de Don Juan completaron la audici¨®n: la obertura, mod¨¦lica como toda la ¨®pera, y el aria Il m¨ªo tesoro, en la que el tenor norteamericano Kurt Streit demostr¨® mejor l¨ªnea y acento que belleza vocal. El ¨¦xito fue completo.