Tanques de Pensamiento
Felipe Gonz¨¢lez, que no habla ingl¨¦s, ha traducido la expresi¨®n americana de think tanks por el barbarismo de "tanques de pensamiento", y ha recomendado su utilizaci¨®n en el Partido Socialista. No propone crear una divisi¨®n acorazada al estilo de las Panzerdivisionen del III Reich para imponer el ideario socialdem¨®crata, pero s¨ª fundar (dig¨¢moslo en buen castellano) unos centros de estudios que, alejados del af¨¢n pol¨ªtico diario, ayuden a que el socialismo recobre la iniciativa en la guerra ideol¨®gica.Dejemos de lado las met¨¢foras militares. Las ideas y los datos son esenciales, no tanto para el debate pol¨ªtico, como para el descubrimiento de los errores de los pol¨ªticos. Los centros de estudio, que la sociedad espa?ola financia de forma tan poquitera, sirven para cernir con el cedazo de la cr¨ªtica las ideas difusas en la sociedad y separar el grano de la paja. Cada centro podr¨¢ inclinarse por una ideolog¨ªa, pero del debate interno y la cr¨ªtica externa resultar¨¢ al final una clarificaci¨®n de lo que valen las propuestas y programas de los pol¨ªticos. Bienvenidos sean, pues, los tanques del se?or Gonz¨¢lez.
Les doy un ejemplo de contraste de las ideas para evitar errores. Los espa?oles estamos divididos respecto de si conviene privatizar las empresas p¨²blicas. El ministro, Piqu¨¦ destaca la importancia de cambiar la propiedad de Endesa, Musini o Almagrera para mejorar la productividad y eficiencia de esas instituciones. Los sindicatos mayoritarios denuestan un programa de privatizaci¨®n que tildan de "vende-patria". ?Qui¨¦n tiene raz¨®n? Mejor dicho, ?bajo qu¨¦ condiciones tienen raz¨®n uno u otros?
El se?or Pujol ha aconsejado al Gobierno que explique bien al p¨²blico las razones y modos de su programa de privatizaci¨®n. Antonio Guti¨¦rrez, el secretario general de CC OO, ha contestado con un poco de intemperancia que no necesita mucha explicaci¨®n: "No somos tan tontos", ha dicho, la oposici¨®n de los sindicatos no nace de falta de informaci¨®n, sino de distintas concepciones de lo p¨²blico. En este caso acierta Pujol: hay que informarse y aquilatar, no cerrarse en banda. La experiencia muestra, que la propiedad de las empresas influye crucialmente en la eficacia de la gesti¨®n.
Es frecuente que gocen de una situaci¨®n de monopolio o privilegio, lo que da lugar al menosprecio del cliente. Podr¨¢ decirse que este defecto desaparece cuando se las fuerza a competir, pero entonces es necesario que se las deje quebrar si son deficitarias, y no pervivir a costa del erario p¨²blico, como Hunosa o Baz¨¢n. Adem¨¢s, las empresas que no son de nadie son atrapadas por sus empleados y gerentes; as¨ª, el ente Televisi¨®n Espa?ola se ha convertido en pasto de los sindicatos, comedero de directivos retirados, alimento de productoras de pluriempleados.
No basta, sin embargo, el cambio de propiedad. Los sindicatos y la oposici¨®n aciertan al subrayar la importancia del modo de privatizar. Las compa?¨ªas privatizadas no pueden seguir gozando de monopolio, ser¨ªan los mismos perros con distintos collares. Las acciones deben colocarse en la medida de lo posible al por menor, para evitar la creaci¨®n de "n¨²cleos duros" de accionistas bancarios o industriales obsesionados por crear imperios industriales. La valoraci¨®n y venta de las empresas debe ser transparente y equitativa, para evitar sospechas de favoritismo. Cuando el programa de privatizaciones se analiza "sin ira y con estudio", el proceso pol¨ªtico discurre por v¨ªas civilizadas. La amenaza de movilizaciones para rechazar de plano la salida del Estado de actividades que puede realizar mejor el mercado puede enajenar el limitado apoyo de la opini¨®n p¨²blica a la izquierda tradicional.
?Les gusta c¨®mo razono? Es que soy todo un tanque de pensamiento.
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