Berzin se abre paso como rey del 'crono'
Indur¨¢in mantuvo el tipo entre los mejores, y Olano super¨® a Rominger
Habr¨¢ que irse acostumbrando a vivir al d¨ªa. Prohibido tomar como referencia los cinco Tour de Indur¨¢in a riesgo de equivocarse: el de ahora es radicalmente distinto a los anteriores. Indur¨¢in depar¨® una cronoescalada agridulce: no fue el mejor, pero estuvo entre los mejores. 24 horas despu¨¦s de la p¨¢jara de Les Arcs debe interpretarse como una buena noticia. Sin m¨¢s. Ni es para recuperar la euforia ni, desde luego, debe empujar al ciudadano al pesimismo. Es evidente que Indur¨¢in ya no es el contrarrelojista supremo del pelot¨®n, pero ¨¦l mismo se ha encargado de decirlo en los ¨²ltimos meses. El rey del crono es el peque?o Berzin, autor ayer de una actuaci¨®n soberbia. El Tour va fabricando una nueva e interesante rivalidad entre el ruso y el espa?ol Olano. El dan¨¦s Riis no hizo sino demostrar la progresi¨®n anunciada hace un a?o. Z¨¹lle y Ugrumov interpretaron los papeles m¨¢s desagradables de la jornada. Se hab¨ªa especulado mucho con la cronoescalada de Val d'ls¨¦re. Si era ideal para Z¨¹lle o apropiada para Rominger. Berzin entraba tambi¨¦n en los c¨¢lculos, dado que en el ¨²ltimo Giro hab¨ªa demostrado que, al menos, su calidad como contrarrelojista no hab¨ªa sufrido merma. Riis, Olano e Indur¨¢in estaban en su segundo nivel: no es el recorrido que m¨¢s les conviene. Tras lo sucedido en Les Arcs, hab¨ªa motivos para interpretar algo m¨¢s lejos. Todos los ojos estaban puestos en Indur¨¢in, pendientes de si mostraba alg¨²n nuevo s¨ªntoma de debilidad. De suceder, se consideraba casi definitivo para descartarle como aspirante. Si estaba entre los mejores, habr¨ªa que tenerle en cuenta.Su posici¨®n en la general le imped¨ªa tener otra referencia que no fuera la del brit¨¢nico Boardman. Su actuaci¨®n fue bastante regular, con tendencia a ir de menos a m¨¢s, lo que no dejaba de ser una buena noticia. El impacto por lo sucedido en la tarde del s¨¢bado todav¨ªa segu¨ªa vigente en la ma?ana del domingo. Todas las c¨¢balas terminaban en que su actuaci¨®n tendr¨ªa que ser convincente para depejar la duda principal. Indur¨¢in trataba de vivir ajeno a todo ello, pero no pod¨ªa evitar ser objeto de una vigilancia especial. Todo el mundo le miraba a la cara, cada cual quer¨ªa percibir si en su rostro habr¨ªa alguna huella de cansancio, una prueba, una se?al. Unos le ve¨ªan recuperado, a otros no les gustaba del todo su aspecto; quer¨ªan verle jovial, sonriente, despreocupado, olvidando que ¨¦se no es Indur¨¢in.
Indur¨¢in hizo lo de costumbre: descansar, alimentarse, hacer un buen calentamiento, recorrer unos kil¨®metros y lanzarse sin complejos a la aventura. No se trataba de regular ni de conservar: hab¨ªa que salir a gastar fuerzas.
Eusebio Unz¨²e reconoci¨® que sinti¨® miedo en los primeros kil¨®metros de la ascensi¨®n, que le vio algo cansino, sin el ritmo necesario. Poco despu¨¦s explot¨®; hab¨ªa superado la crisis. Indur¨¢in s¨®lo perdi¨® tiempo con Berzin y con Riis en la parte monta?osa de la etapa, pero hay que a?adir que hizo peor final que todos ellos si se tienen en cuenta las referencias. "Lo importante es saber si el motor est¨¢ bien, si lo ¨²nico que ha sucedido es que se ha quedado sin gasolina una tarde. Eso se arregla, lo otro, que el motor est¨¦ estropeado, no". Era un s¨ªmil muy superficial, pero suficiente.
La disputa de la etapa fue por otro camino. Rominger, Riis, Olano y Berzin atacaban por detr¨¢s. Atacaban como se hace en una contrarreloj, robando segundos a cada metro. Las diferencias eran m¨ªnimas entre Indur¨¢in, Olano y Rominger, algo m¨¢s evidentes en el caso de Riis y descaradas en lo que respecta a Berzin. El ruso se hab¨ªa colocado unas gafas de concha amarilla a tono con el maillot, signo evidente de que ha recuperado la ambici¨®n, de que quiere volver a ser sucesor. Tom¨® todos los riegos posibles y se lanz¨® a la carretera sin miedo. La potencia de su pedalada era elocuente, harto suficiente para mover un cuerpo de 66 kilos y superar unas pendientes no demasiado pronunciadas. Berzin fue progresando sin fin hasta obtener el minuto que buscaba respecto a los hombres m¨¢s expertos. Era una manera de sentenciar que el nuevo dominador de la contrarreloj es ¨¦l, de decirles que abran paso a dos veteranos como Indur¨¢in y Rominger.
La cronoescalada signific¨® otro duro golpe para la ONCE, porque Manolo Saiz esperaba recuperar a Z¨¹lle. Z¨¹lle, sencillamente, no estuvo, y tiene explicaci¨®n para un hombre con dolores en muchas partes del cuerpo, consecuencia de tanta ca¨ªda. Jalabert estaba descartado, pero evidenci¨® vivir otro peque?o calvario. Acab¨® muy cansado, argumentando que tiene problemas estomacales, mala cosa cuando quedan dos semanas de carrera por delante. Ahora mismo, Jalabert es toda una inc¨®gnita: puede echar pie a tierra si no se recupera.
El Tour se abre a todo tipo de conjeturas. Admite que se debata a rivalidad entre Berzin y Olano, un hecho sobresaliente para el ciclismo espa?ol, que puede encontrar en el guipuzcoano la excusa perfecta para seguir manteniendo los h¨¢bitos de sobremesa del mes de julio. Olano huele a hombre-Tour, y ya signific¨® Ech¨¢varri, poco dudoso en este aspecto, que le van mejor los puertos franceses que los italianos. Berzin y Olano son la nueva ola, y ese debate es un hecho.
Pero Rominger merece que se le tenga presente, ahora que disfruta de una posici¨®n desconocida, rodeado de un buen equipo, con ventaja sobre Indur¨¢in, acompa?ado de Olano. Rominger lo ha invertido todo para este Tour. Su presencia al lado e Indurain (a punto de cumplir los 32 a?os) y de Riis (32) refuerza el debate generacional. En el punto medio se encuentra Z¨¹lle, no del todo descartado a la vista de c¨®mo funciona la ONCE.
Naturalmente, que a Indur¨¢in, ahora no tan fiable, convertido en un ser humano, en un corredor en apuros. Este Tour ya no es el- Tour de Indur¨¢in, porque le han cambiado el gui¨®n. Indur¨¢in tendr¨¢ que improvisar, pero es el campe¨®n en ejercicio y no ha dicho su ¨²ltima palabra. Los Alpes decidir¨¢n hoy el pr¨®ximo descarte: dado que hasta Indur¨¢in ha dejado de ser infalible, nadie puede sentirse seguro. No hay un dominador a¨²n. Hay que vivir al d¨ªa.
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