La cohabitaci¨®n posible
Rominger y Olano intentan en el Mapei una transici¨®n nunca vista
Uno de los mayores disgustos de Tony Rominger en el mes de junio no le lleg¨® de no ganar la Dauphin¨¦ Lib¨¦r¨¨. En las mismas fechas en que se corr¨ªa la carrera francesa, su amigo Abraham Olano disputaba las etapas m¨¢s duras del Giro. La tarde del Mortirolo, Rominger cruz¨® la meta tras Indur¨¢in despu¨¦s de la etapa reina de la Dauphin¨¦. Lo primero que hizo fue preguntar por Olano. "Qu¨¦ fastidio", dijo cuando le dijeron que no hab¨ªa podido defender su maglia rosa. ?Alguien se puede imaginar a Hinault preguntando por LeMond o Fignon? ?A Berzin por Ugrumov? Incluso, ?a Delgado por Indur¨¢in? ?A Chiappucci por Pantani? Shakespeare apenas habr¨ªa escrito una tragedia si el traspaso de poderes -la lucha entre la ambici¨®n del joven y el miedo del viejo- dentro de una misma familia no hubiera sido uno de los grandes temas de la historia. Sin embargo, Rominger, un suizo veterano, y Olano, un vasco joven, quieren reducir ese conflicto a an¨¦cdota. "La fuerza del Mapei es la uni¨®n indestructible que existe entre Tony y Abraham", dicen todos en el equipo. "El declive y la ascensi¨®n se cruzar¨¢n sin interferencias". La cohabitaci¨®n es posible, el traspaso de poderes, inevitable.Antes de comenzar el Tour, Rominger, de 35 a?os, repet¨ªa sin cesar: "Olano ir¨¢ al Tour para trabajar para m¨ª, pero si yo veo que no estoy a la altura, no me costar¨ªa nada trabajar para ¨¦l". Y, luego, daba la clave de la transici¨®n: "Yo ya soy viejo y he ganado mucho, me conformo con lo que tengo; Olano es joven, tiene que empezar a ganar. Y si este a?o a¨²n estoy yo para ganar, en 1997 correr¨¦ s¨®lo para ayudar a Olano, una forma de agradecerle todo lo que ha hecho por m¨ª". As¨ª, el debate estar¨ªa cerrado en estos momentos. Ambos est¨¢n muy igualados en la clasificaci¨®n, pero no hay peligro de golpe de Estado. Olano lo dice y lo hace: "Trabajo para Tony". Rominger no se cansa de decirlo todos los d¨ªas: "Olano ha trabajado muy bien para m¨ª". Su director, Juan Fern¨¢ndez, lo resume: "Tenemos dos bazas".
Rominger ha cambiado con el paso de los a?os. Antes era hura?o, ahora simp¨¢tico; un solitario ambicioso se ha convertido en un corredor sociable que presta su casa de M¨®naco a quien le pida las llaves. Un cambio que los de su entorno achacan a su inmersi¨®n en un equipo espa?ol, a su agradecimiento a un clan de ciclistas y de auxiliares que le han permitido llegar al m¨¢ximo en el ciclismo. Un hombre deprimido, que s¨®lo pensaba valer para pruebas peque?as, se descubri¨® en el Clas encadenando tres Vueltas y un Giro. Los periodistas suizos avanzan, sin embargo, una interpretaci¨®n maligna: "Rominger quiere ganarse las simpat¨ªas de la gente -algo con lo que nunca cont¨® en exceso- y prepararse una retirada gloriosa. Es un relaciones p¨²blicas".
La primera versi¨®n cuadra m¨¢s: Rominger ver¨ªa a Olano como a un hijo al que ha ense?ado a andar en bicicleta, algo que le ha dado otro sentido a la vida: se ve reflejado en ¨¦l, en unos comienzos duros que no lograron acabar con una ambici¨®n m¨¢s fuerte. Y no siente celos porque ha descubierto lo relativo que es todo en la vida. Eso es la base de la astucia que comparte con el campe¨®n del mundo.
Olano, de 26 a?os, no se siente concernido en el debate sucesorio del ciclismo espa?ol porque ha crecido en el ejemplo de Rominger. No crey¨® haber hecho nada hist¨®rico en ese sentido cuando qued¨® por delante de Indur¨¢in en el Mundial de Colombia. Nunca ha sentido que el paraguas de su carrera fuera el ciclista navarro, ni que a la sombra de sus ¨¦xitos haya podido irse forjando con tranquilidad. Su referencia es Rominger. Indur¨¢in, un rival m¨¢s.
Los caminos de los dos corredores se cruzaron en el Clas en 1993. Admirado por la fuerza de voluntad, el car¨¢cter y la capacidad de sacrificio del guipuzcoano, Rominger enseguida lo apadrin¨®. Un a?o despu¨¦s estrech¨® m¨¢s el c¨ªrculo. Olano sigue diciendo que s¨®lo ¨¦l conf¨ªa en s¨ª mismo, pero sabe lo que tiene detr¨¢s. Rominger le puso en contacto con el doctor Ferrari, uno que s¨®lo quiere materia prima de primera calidad, y le dio el empuj¨®n moral definitivo. En otro nivel, un mundo reducido que se organiza por su cuenta, que fija sus objetivos y su s estrategias. No hay m¨¢s presi¨®n: s¨®lo se rinden cuentas entre ellos. La transici¨®n pac¨ªfica ser¨¢ posible porque quieren Rominger y Olano.
Hay quien lo considera imposible: es una lucha de ambiciones y la ambici¨®n es el ¨²nico motor de Olano, el primer atributo de su car¨¢cter de campe¨®n. Pero quienes as¨ª piensen quiz¨¢s se olviden de que Olano puede enfrentarse al mundo de forma puramente agresiva, pero tambi¨¦n agradecida: siempre dar¨¢n la cara por los que le ayudan. Sea su mujer, Karmele, que siendo su mayor vicio el chocolate dej¨® de llevarlo a casa para que Olano no cayera en la tentaci¨®n. Sea Manso, el hombre que m¨¢s crey¨® en ¨¦l cuando era juvenil. En la fiesta por el Mundial, en la dura zona de Tolosa la gente abuche¨® a Manso por hablar espa?ol desde el balc¨®n municipal. Olano pidi¨® en euskera que le respetaran: "Es quien m¨¢s me ha ayudado". Pocos dudan que tambi¨¦n Olano respetar¨¢ a Rominger.
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