Pol¨¦mica permanente
El doctor Luis del Campo, en su libro El encierro de los toros, relata que la matinal carrera estuvo a punto de ser desterrada de nuestras fiestas pamplonesas en el devenir de los tiempos, y hay instancias de vecinos pamploneses pidiendo se suprima el espect¨¢culo, alegando razones de orden moral, pol¨ªtico y religioso. "En 1861, el gobernador de aquel entonces, a quien el Ayuntamiento pidi¨® autorizaci¨®n para celebrar el encierro por las calles, le pas¨® una comunicaci¨®n que dec¨ªa, entre otras cosas: "Aunque la raz¨®n p¨²blica, la moral y hasta la humanidad reprobaba de continuo esa costumbre, que afectaba de un modo desventajoso al buen nombre y cultura de una capital, sin embargo, accediendo a los deseos del Ayuntamiento y declinando en ¨¦l toda la responsabilidad que llevaba, consigue aquella pr¨¢ctica". Posiblemente, ante estas razones, el Ayuntamiento no se atrevi¨® a cargar con aquella responsabilidad, por si llegaba a ocurrir alg¨²n accidente desgraciado, y acord¨® no hacer uso de la autorizaci¨®n y que se practicara la entrada de los toros al corral por la puerta de San Nicol¨¢s como se hab¨ªa realizado anteriormente.En 1853 se inaugura la primera plaza de toros fija. En 1867 se imprimen las primeras ordenanzas del encierro. Esto parece significar que ya se presentaba alg¨²n problema en el traslado de los toros y el municipio se decide a regular en lo que puede la participaci¨®n de las gentes y tratar de evitar riesgos. A partir de estos a?os son varias las discusiones en torno a la celebraci¨®n de los encierros y los riesgos de todo tipo que comportan, llegando incluso a endosar la responsabilidad al arrendatario de la plaza de toros e instalador adjudicatario del vallado, quien rechaz¨® inmediatamente el oficio argumentando que s¨®lo le compromet¨ªan los acuerdos suscritos en la escritura del contrato, que ni le obliga ni puede obligarle a responder de accidentes de tal naturaleza.
Evoluci¨®n
En 1903, el alcalde Vi?as desarrolla un bando para intentar reducir los riesgos. El 12 de julio de 1904, el concejal Lorenzo Sainz presenta una moci¨®n solicitando la suspensi¨®n de los encierros. La Comisi¨®n de Fomento deneg¨® la petici¨®n habida cuenta de la popularidad del acto. (Datos publicados por Luis del Campo).Como consecuencia natural del transcurso del tiempo, el primitivo esp¨ªritu de participar en los encierros de manera libre y espont¨¢nea ha variado sustancialmente. El cambio de la sociedad, su evoluci¨®n, las comunicaciones, nos han tra¨ªdo la masificaci¨®n que lleva consigo un aumento de riesgo, y en consecuencia se intenta poner medidas que lo limiten, pero incidiendo tambi¨¦n en la libre y natural participaci¨®n de los corredores. Todav¨ªa quedan cosas en esta vida que resultan ut¨®picas, y pretender una exhaustiva organizaci¨®n que cubra todos los riesgos no encaja con la espontaneidad de quien lo asume voluntariamente. Si desapareciera el primitivo esp¨ªritu de correr delante de los toros con sus consecuencias, el encierro llevar¨ªa puesta media en las agujas.
Babelia
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