Indur¨¢in, contra sus pulsaciones
Fernando Escart¨ªn (6?), siempre resistente en los ¨²ltimos d¨ªas, podr¨ªa avanzar una plaza, pero el podio lo tiene pr¨¢cticamente inaccesible (a dos minutos y 58 segundos) e, incluso, podr¨ªa verse adelantado por Ugrumov (7? a 25 segundos); Olano y Rominger podr¨ªan meterse en un baile entre sus plazas, la novena y la d¨¦cima; Riis y UlIrich tienen seguras sus posiciones; Indur¨¢in, seguramente, no podr¨¢ acabar entre los 10 primeros... El resultado m¨¢s espectacular que podr¨ªan rendir los 62 kil¨®metros de lucha individual de hoy, entre Burdeos y Saint Emilion, ser¨ªa, en todo caso, uno poco probable: que el suizo Laurent Dufaux echara del podio a su compa?ero de equipo e ¨ªdolo entre los franceses Richard Virenque. Algo posible deportivamente, pero asunto de ciencia-ficci¨®n globalmente. Nunca una ¨²ltima contrarreloj del Tour hab¨ªa tenido menos alicientes, al menos si de espa?oles va el asunto. A menos que...Est¨¦n en las condiciones que est¨¦n, si Olano e Indur¨¢in, los dos mejores especialistas, participan en una contrarreloj llana de 62 kil¨®metros muy mal tienen que estar las cosas para no tener en cuenta su candidatura. Para ambos, el ejercicio es no s¨®lo una cuesti¨®n de orgullos heridos -en ese caso igualar¨ªan el ansia de Riis, que quiere engordar a¨²n m¨¢s su cabeza con pruebas de indestructibilidad, o el de Berzin y Boardman, pasantes en la monta?a e inc¨®gnitas la v¨ªspera-, tambi¨¦n lo es de pruebas contra s¨ª mismos. M¨¢s motivaci¨®n que nadie, lo mismo que Rominger, tendr¨¢n, pero no es un caso ¨¦ste en el que la voluntad sola mueva monta?as. El coraz¨®n -el m¨²sculo liso que funciona como uno estriado, a latidos- tambi¨¦n cuenta.
Cuando Indur¨¢in alcanz¨® su mejor forma esta temporada, cuando todo hac¨ªa prever un sexto Tour, en la etapa del Izoard en la Dauphin¨¦ -aquella en la que giraba el manguito de su manillar y aceleraba hasta arruinar a sus rivales-, su coraz¨®n Regaba a las 185 pulsaciones por minuto y all¨ª, lindando su umbral, aguantaba durante 55 minutos. En este Tour, tal nivel s¨®lo lo encontr¨® una vez, y le dur¨® poco tiempo antes de entrar en acidosis, en el vac¨ªo de fuerzas. El resto de los d¨ªas de monta?a ni siquiera pudo acercarse a sus l¨ªmites. Era tal su agotamiento que cuando Riis giraba el manguito -la operaci¨®n tan querida por el grande Indur¨¢in-, el coraz¨®n del navarro no pasaba de 170 pulsaciones: los m¨²sculos no daban m¨¢s de s¨ª para acelerar su v¨¢lvula. Ten¨ªan que permanecer en un segundo escal¨®n, el de los derrotados. La se?al de baja forma en todo su esplendor.
Descontando a Olano, claro. El campe¨®n del mundo lo perdi¨® todo en el Soudet. "Me obligaron a chocar contra un muro", dice. En aquel puerto, en el que perdi¨® su plaza en el podio merced a la t¨¢ctica del todo o nada de su equipo, Olano estuvo a punto de bajarse de la bicicleta y decir au revoir al Tour. Sin embargo, sorprendi¨® a todos en el medio llano, en los kil¨®metros finales de la etapa de Pamplona. Actuaci¨®n de la que se puede deducir una cosa: en la alta monta?a tiene actualmente un tope irremontable, pero eso no quiere decir que est¨¦ mal.
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