Rusia prepara el 'despu¨¦s' de Yeltsin
Las principales figuras pol¨ªticas toman posiciones en la carrera por el control del Kremlin
Las principales figuras pol¨ªticas con las que Bor¨ªs Yeltsin ha apuntalado su equipo para su segundo y ¨²ltimo mandato presidencial tratan de afianzarse para el posyeltsinismo, mientras el l¨ªder ruso recupera su salud en las afueras de Mosc¨², y se prepara para recibir una cadena de oro m¨¢s gruesa que la del alcalde de la capital y escuchar una cantata en su honor el pr¨®ximo 9 de agosto, cuando jure su cargo para un mandato de cuatro a?os.Detr¨¢s de la cadena y la cantata, dos nuevos atributos ceremoniales del poder en Rusia, existe una realidad compleja y, en ocasiones, inquietante. Los analistas est¨¢n divididos. Unos argumentan que el posyeltsinmo ha comenzado ya, dada la precaria salud del presidente. Otros creen que el instinto de poder es el reflejo m¨¢s arraigado de la personalidad del l¨ªder y que ¨¦ste, al margen de su salud f¨ªsica, conserva su capacidad de sacar partido de las tensiones, entre los diferentes grupos de su entorno. El equilibrio entre liberales proocidentales y nacionalistas suspicaces con una discreta dosis de xenofobia se vino abajo con la destituci¨®n de Alexandr Korzhakov, el jefe del servicio de seguridad del presidente; Mija¨ªl Barsukov, el jefe del servicio Federal de Seguridad; P¨¢vel Grachov, el ministro de Defensa; Nikol¨¢i Yeg¨®rov, el jefe de la Administraci¨®n, y Oleg Soskovets, el primer viceprimer ministro, representantes todos ellos de la ¨²ltima tendencia.
La llegada del general Alexandr L¨¦bed, el ex jefe de las tropas rusas en Moldavia, al Kremlin en calidad de secretario del Consejo de Seguridad ha inaugurado una etapa cualitativamente nueva. Con el retorno de Anatoli Chub¨¢is, el arquitecto del programa de privatizaci¨®n de los bienes del Estado, a la pol¨ªtica institucional en calidad de jefe de la Administraci¨®n se ha creado una constelaci¨®n de alto voltaje en el templo del poder pol¨ªtico ruso. El eje L¨¦bed-Chub¨¢is, que seg¨²n diversos pron¨®sticos puede ser muy problem¨¢tico o muy fruct¨ªfero, se complementa con el jefe del Gobierno, V¨ªktor Chernomirdin, y el alcalde de Mosc¨², Yuri Lwihkov. En torno a estos cuatro nombres se define hoy el cuadril¨¢tero del Kremlin.
A juzgar por los primeros indicios, los nuevos personajes del entorno de Yeltsin act¨²an a dos niveles: por una parte, tratan de conseguir para s¨ª una posici¨®n favorable en el nuevo equilibrio de fuerzas entre los que tratan de influir en las decisiones de envergadura, que dependen de la firma de Yeltsin. Por otra, intentan afianzar organizaciones de apoyo para el futuro delf¨ªn o delfines.
Pese a lograr que el general Igor Rodi¨®nov fuera nombrado ministro de Defensa, Alexandr L¨¦bed no est¨¢ satisfecho, seg¨²n afirman fuentes pr¨®ximas a ¨¦l. El Consejo de Seguridad es un ¨®rgano consultivo muy subordinado al presidente, y el general no ha logrado a¨²n que le aprueben ni el organigrama que ¨¦l ha planeado ni los nombramientos que desea efectuar.
Adem¨¢s, las fuentes interpretan la creaci¨®n del Consejo de Defensa como un intento de neutralizar el Consejo de Seguridad, ya que el nuevo organismo que dirige Yuri Baturin es independiente del Consejo de Seguridad y, tal como ha sido creado, no figuraba en los planes de L¨¦bed. Yeltsin, se?alan las fuentes, no consult¨® con L¨¦bed el nombramiento de Baturin, que era consejero de Seguridad antes de la llegada de L¨¦bed al Kremlin.
Por el Momento, L¨¦bed ha recibido permiso para formar un peque?o equipo con dos vicesecretarios, dos oficiales en la reserva, VIad¨ªmir Denisov, que sirvi¨® en el Estado Mayor, y Sergu¨¦i Jarl¨¢mov, que sirvi¨® junto con L¨¦bed en el Ej¨¦rcito, y un jefe de prensa. Pendiente de aprobaci¨®n est¨¢ una plantilla de un centenar de personas y, entre ellas, un personaje pol¨¦mico, Sergu¨¦i Gl¨¢zev, un economista que fue ministro de Relaciones Econ¨®micas Exteriores en el Gobierno liberal de Yegor Gaidar, pero que dimiti¨® para convertirse en un cr¨ªtico feroz del liberalismo. Al nombramiento de Gl¨¢zev, que es partidario de medidas proteccionistas para la industria rusa, se opone Anatoli Chub¨¢is, se?alan fuentes informadas.
Chub¨¢is, nuevo jefe de la Administraci¨®n, tuvo su gran oportunidad en 1991. En calidad de presidente del Comit¨¦ de Direcci¨®n de la Propiedad Estatal, elabor¨® el programa de privatizaci¨®n a base de cheques, que convirti¨® a millones de personas en propietarios te¨®ricos de mi les de empresas.
Para la mayor¨ªa de los rusos, aquel alarde impresionante de organizaci¨®n fue el primer contacto con los rudimentos del mercado de valores. En enero pasado, Yeltsin destituy¨® a Chub¨¢is como primer viceprimer ministro. El cese fue una de las medidas profil¨¢cticas preelectorales, ya que los rusos identifican con su nombre algunas de las consecuencias m¨¢s negativas de la reforma econ¨®mica. Sin embargo, Chub¨¢is se mantuvo siempre en el equipo presidencial y coordin¨® el apoyo empresarial a la campa?a.
Entre sus objetivos est¨¢ hoy la creaci¨®n de un verdadero aparato de Administraci¨®n del Estado -la llamada vertical del poder con la que suenan los funcionarios moscovitas desde que se desintegr¨® el PCUS- y la organizaci¨®n de las elecciones de una cincuentena de gobernadores provinciales, que ser¨¢n la columna vertebral del Consejo de la Federaci¨®n (la C¨¢mara alta). Chub¨¢is, que cuenta hoy con una plantilla de varios miles de personas, m¨¢s numerosa que la del Gobierno, tiene dos meses de plazo para reorganizar la Administraci¨®n.
Chub¨¢is ha reclutado como vices a dos de sus hombres de confianza, Yuri Y¨¢rov y Alexsandr Kazakov. Yarov es un ingeniero que trabaj¨® en las estructuras regionales de Leningrado, cuando Chub¨¢is trabajaba en el Ayuntamiento de aquella ciudad. Kazakov dirig¨ªa ¨²ltimamente el ministerio de las Privatizaciones y tiene gran experiencia de trabajo con las regiones.
Poco antes de ser nombrado, el pasado 15 de julio, Chub¨¢is habla asegurado que iba a dedicarse a poner a flote empresas privatizadas. Medios pr¨®ximos al economista aseguran que sus intenciones eran sinceras hasta que Yeltsin le propuso volver al sector institucional. Antes, el presidente hab¨ªa ofrecido el cargo de jefe de la Administraci¨®n a Igor Malashenko, el jefe de la cadena de televisi¨®n NTV, que lo rechaz¨®.
Medios del Kremlin aseguran que tanto la selecci¨®n frustrada de Malashenko como la de Chub¨¢is fueron idea de Tatiana Diachenko, la hija de Yeltsin. Tatiana, que desempe?¨® un papel muy activo durante la campa?a y sigue teniendo gran influencia en las decisiones presidenciales, se entromete en el trabajo de los colaboradores de Yeltsin.
Lecciones de urbanidad
Tatiana se ha liberado de Alexadr Korzhakov, que, con la confianza de ser casi como un miembro de la familia, se permit¨ªa darle lecciones sobre la forma de comportarse, se?alan las fuentes. Durante la campa?a, ha trabado unas estrechas relaciones con personajes como ?gor Malashenko, Bor¨ªs Berezovski o Anam Chub¨¢is. Con ellos ha compartido ajetreadas veladas de trabajo en las dependencias del hotel Presidente, el cuartel general de la campa?a, o en la mansi¨®n de recepciones de la empresa Logovaz, que Berezovski dirige.La tentaci¨®n de alternar con gente de mundo que es amable con ella y no la tortura como otros antiguos conocidos que trataban de utilizar su influencia para conseguir un piso puede ser fuerte para Tatiana, que sigue viviendo con sus padres y que est¨¢ casada con un corredor burs¨¢til vinculado a empresas con intereses en los Urales.
De momento, la hija del presidente parece estar ocupando un amplio hueco en el coraz¨®n pol¨ªtico-sentimental de su padre, tanto el que han dejado los compa?eros de copa y ba?o ruso, como el vac¨ªo causado por la discreta desaparici¨®n de V¨ªktor lliushin, su primer consejero, cuya brillante labor de coordinaci¨®n en la campa?a no ha sido reconocida por su jefe. Mientras el presidente conserve su instinto de poder, ¨¦l decide cu¨¢l es el grado de protagonismo en el Kremlin.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.