Cada vez hay m¨¢s ni?os y adolescentes"enganchados" a videojuegos y tragaperras
Las asociaciones de jugadores rehabilitados alertan sobre la ludopat¨ªa juvenil
Est¨¢ proh¨ªbido que los ni?os jueguen a las tragaperras en los bares y locales recreativos, pero es una escena habitual. Cada vez son m¨¢s los menores que, tras engancharse en casa a los videojuegos, se dedican obsesivamente a las tragaperras. Las familias entran en un calvario, porqu¨¦ no son infrecuentes los casos de ni?os que roban en casa para seguir jugando. Las 33 asociaciones espa?olas de rehabilitaci¨®n de jugadores -que ayer celebraron su asamblea en Madrid- ya cuentan en sus terapias con numerosos afectados que no han cumplido los 14 a?os.
Pablo (nombre ficticio, como los otros de adictos en este reportaje) empez¨® a los 11 a?os -ahora tiene 13- tecleando videoconsolas en casa de amigos. Pronto empezaron a meterse en bares y recreativos de su ciudad, La Coru?a. Pablo fue el que se lo tom¨® m¨¢s a pecho, y no era raro verle sentado en la acera esperando ansiosamente a que abrieran. "Por suerte ¨¦l mismo se dio cuenta de que hab¨ªa perdido el norte", dice su madre. "No dorm¨ªa, le dol¨ªa la cabeza, hab¨ªa perdido comba en los estudios..." Los padres le llevaron a una asociaci¨®n de ayuda.Crece el n¨²mero de menor-es adictos a las tragaperras, un sector que se lleva la palma en los juegos de azar en Espa?a. "Es un problema grav¨ªsimo", dice Ricardo Patricio Gim¨¦nez' presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR). "El aumento entre los j¨®venes ha sido en pocos a?os de pr¨¢cticamente un 90%". "En Andaluc¨ªa, el 33,7% de los lud¨®patas", dice Juan Luis Su¨¢rez, presidente de la federaci¨®n andaluza (FAJER), "tiene entre, 18 y 30 a?os. El perfil del lud¨®pata ya no es el de una persona de edad media y en paro. Cada vez hay m¨¢s universitarios".
"El problema de los menores lud¨®patas es m¨¢s grave que el de los adultos", dice Rosa Montesinos, psic¨®loga de la asociaci¨®n alicantina Vida Libre. "Hay pocos estudios a¨²n, pero todo parece indicar que, si hay un 2% de adultos lud¨®patas. en la poblaci¨®n espa?ola, en los ni?os est¨¢ entre el 3% y el 4%. Pero a terapia s¨®lo acude, de cada 10 pacientes, un ni?o o adolescente". En la asociaci¨®n cordobesa Acoger tratan a "unos 50 ¨® 60 menores al a?o", dice el doctor Rom¨¢n Fern¨¢ndez Alipuz. "Hay incluso alguno de nueve a?os. Desde 1990 hemos visto un gran incremento, por el auge de las tragaperras, que es inconcebible que se permita instalarlas junto a colegios".
Antecedentes familiares
La imitaci¨®n de la conducta jugadora d¨¦ los padres es un factor frecuente. Para Acoger, los ni?os lud¨®patas con antecedentes familiares son un 20%, y un 15% tienen alcoh¨®licos en la familia. Para Vida Libre, "estamos asistiendo ya a la ludopat¨ªa de los hijos de una generaci¨®n de padres que son jugadores, aunque no necesariamente lud¨®patas".
Las historias de adolescentes lud¨®patas son ya habituales. El hoy veintea?ero Pepe Luis, por ejemplo, empez¨® a los 17 en Sevilla. En una conducta protot¨ªpica, se, call¨® el problema. Al principio iba estudiando, pero la adicci¨®n le fue comiendo el terreno. Para sacar dinero, organiz¨® hasta torneos de f¨²tbol-sala. "Disimulaba muy bien", dice su padre, "s¨®lo le not¨¢bamos un car¨¢cter de pronto agrio, como preocupadillo. Ni su madre ni yo pod¨ªamos sospechar, porque no jugamos a nada". De pronto Pepe Luis no apareci¨® por casa. "No se llev¨® dinero", recuerda su padre, "aunque s¨¦ que hay muchos que lo hacen. A la semana volvi¨® y nos lo cont¨® todo. Se hab¨ªa metido en deudas por su ludopat¨ªa, y huy¨®".
Pepe Luis decidi¨® volver cuando, en un bar, vio en la tele un, programa sobre asociaciones de autoayuda. Hoy tiene novia, y su padre cuenta con- ponerle a. trabajar con ¨¦l. "Tiene que seguir en terapia de mantenimiento, porque no se puede bajar la guardia e incluso aprende: a ayudar a otros".
Conocimiento de causa
"Yo hablo con conocimiento de causa, porque. fui adicto: aparte de la ruina econ¨®mica, lo peor para el lud¨®pata es que est¨¢ hecho polvo por dentro y, se lo guarda", dice el propio presidente de FEJAR. "En mi tierra, Algeciras, fui alguien importante, incluso candidato dos veces a alcalde. Pero ca¨ª en el pozo y me pas¨¦ cinco a?os primero con el bingo, luego ju gando con todo. Gastaba dinero ajeno, llegu¨¦, a no poder mirar a la gente, hu¨ª, volv¨ª, no era capaz de hablarlo. Es una espi ral. El problema es tremendo porque al que consume droga se le nota, hasta al que fuma ta baco a escondidas se le nota. El juego, no. Mi mujer cre¨ªa que hab¨ªa otra. Pero logr¨¦ salir con la ayuda de gente que le pasaba lo que a m¨ª".
S¨ªntomas y terapia
"Los principales s¨ªntomas de la ludopat¨ªa infantil", dice Rom¨¢n Fern¨¢ndez Alipuz, de Acoger, "son la pr¨¢ctica obsesiva del juego, el fracaso escolar, y la dificultad para conciliar el sue?o". Para este m¨¦dico, en el, principio est¨¢n los videojuegos: "M¨¢s de 30 horas semanales con el videojuego es claramente nocivo. Con entr¨¦ tres y 30 horas, hay diversos grados de posibilidad de caer en la ludopat¨ªa. La soluci¨®n no es prohibir el videojuego al ni?o, sino permit¨ªrselo como premio, como culminaci¨®n de algo; pero siempre pocas horas semanales"."El videojuego est¨¢ en la base", confirma Rosa Montesinos, de Vida Libre. "Tenemos casos de ni?os enganchados al videojuego a los nueve y diez a?os. Luego desembocan en las tragaperras, porque van a los salones y creen f¨¢cil el salto de una a otra m¨¢quina, y adem¨¢s les incita la posibilidad de ganar dinero".
Las terapias duran meses en el caso de los ni?os, y se busca entrenar a los padres para que, sin prohibir al cr¨ªo el videojuego, le motiven con otras formas de divertirse y le reduzcan y cambien los horarios ante la m¨¢quina. A los adolescentes, adictos a las tragaperras es imprescindible prohib¨ªrselas, que no pisen un sal¨®n recreativo: el proceso puede durar un a?o.
Tras Filipinas, Espa?a es el pa¨ªs con. mayor gasto en juegos de azar. De los 3,1 billones (le pesetas gastadas en ello, un bill¨®n es en tragaperras, seg¨²n la Memoria 1995 de la Comisi¨®n Nacional del Juego del entonces doble Ministerio de Justicia e Interior.
La trascedencia del problema que representa la dimensi¨®n juvenil de la adicci¨®n al juego la resume el padre de un joven lud¨®pata rehabilitado. Dice que se le llevan los demonios cuando ve a chavales jugando a las tragaperras en un bar, y a?ade: "A ver si de una vez una Ley del Juego ataca el problema. Me entran temblores de verles . La vida se les puede volver un sinviv¨ª".
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