Para evitar un genocidio eternamente anunciado
El sal¨®n de conferencias del hotel Sources du Nil (Fuentes del Nilo) -en Burundi tiene su origen el padre Nilo, en un manantial que es apenas el chorrito de un ni?o- hab¨ªa sido convenientemente decorado. Sobre la mesa presidencial, una fotograf¨ªa desempolvada de cuando Pierre Buyoya, era presidente del pa¨ªs: 1987, vestido con uniforme militar.El tiempo no parece haber hecho demasiada mella sobre este militar. "Tampoco en las ideas", apunta Donatienne, un periodista de la agencia oficial burundesa que comparte la opini¨®n del ministro de Exteriores belga, Eric Derycke, que despu¨¦s de condenar el golpe de Buyoya con la boca peque?a, a?adi¨®: "Acaso es la soluci¨®n menos mala".
Decenas de j¨®venes lustrosos -salvo una peque?a representaci¨®n de rastafaris-, pocas chicas y un destacamento de paracaidistas encargado de la seguridad del nuevo m¨¢ximo dirigente de Burundi, esperan la llegada de Buyoya, que se presenta con el mismo atuendo que ante la prensa internacional: camisa blanca de presidente civil.
Ante los j¨®venes, que le reciben de pie, pero entre aplausos m¨¢s corteses que c¨¢lidos, repite lo mismo que ante los enviados de Occidente. Hab¨ªa razones fundadas e imperiosas para intervenir militarmente: un Gobierno y unas instituciones bloqueadas ante una situaci¨®n fuera de control, matanzas que se suced¨ªan de forma imparable y bandas armadas que llevaban al pa¨ªs al caos, sin olvidar el genocidio, "anunciado d¨ªa tras d¨ªa por la comunidad internacional" y que parec¨ªa a punto de desencadenarse sin que nadie pareciera capaz de detenerlo. El comandante Buyoya lo recalc¨®: "Se trataba de ser testigos del genocidio o de impedirlo".
Buyoya asegura que acept¨® la petici¨®n de las Fuerzas Armadas como un acto de sacrificio y de responsabilidad por el bien de Burundi". Sus primeros desafios, remach¨® el nuevo dirigente, son "restaurar la seguridad y proteger a la poblaci¨®n de Burundi, tanto a la poblaci¨®n hutu como a la poblaci¨®n tutsi".
El nuevo hombre fuerte de Burundi, que se someti¨® ol¨ªmpica y democr¨¢ticamente al fuego dial¨¦ctico de los j¨®venes de Bujumbura, que demostraron una alta cualificaci¨®n y preocupaci¨®n, pol¨ªtica, anunci¨® la formaci¨®n con car¨¢cter inminente de un Gobierno de transici¨®n "abierto a todas las partes", as¨ª como la suspensi¨®n temporal de la repatriaci¨®n forzada de las decenas de miles de refugiados ruandeses que se encuentran en campamentos al norte del pa¨ªs.
Buyoya tambi¨¦n prometi¨® poner, fin a la impunidad de los que cometen matanzas, tanto dentro del Ej¨¦rcito como por parte de las milicias hutus, una licencia para matar que ha sido reiteradamente evocada por Amnist¨ªa Internacional como abono para nuevos cr¨ªmenes y para que no termine el miedo.
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