Un buz¨®n como un nicho abierto
Por No se sabe qui¨¦n le puso a Margarita S¨¢nchez Guti¨¦rrez el apodo de viuda negra. El inspector Modesto (sig¨¢mosle llamando as¨ª) y su equipo de la comisar¨ªa de L'Hospitalet, cuando tuvieron que poner t¨ªtulo a la carpeta hoy rebosante, escribieron "Margarita: un c¨®ctel explosivo ". En comisar¨ªa, se dan nombres clave a los casos para preservar, al menos en las portadas, los nombres de las personas,Esa carpeta se fue llenando con el producto de una investigaci¨®n minuciosa que dur¨® ocho meses, desde octubre del 95 hasta junio del 96.
Margarita S¨¢nchez Guti¨¦rrez (M¨¢laga, 1953, sin antecedentes penales) hab¨ªa estado viviendo en la calle Riera Blanca, que es frontera inapreciable entre las populosas ciudades de L'Hospitalet y Barcelona. Es un barrio modesto, de obreros y parados, un poco deprimido, pero a simple vista no se observa el deterioro de la delincuencia invasora. En 1991, Margarita se traslad¨® con su marido, Luis Navarro, y sus hijos Sonia y Javi a vivir con sus suegros, a la calle Caballero del barrio de Sants. Lo hicieron para ir a cuidar del padre de Luis, que acababa de ser operado del cuello, y porque los hab¨ªan desahuciado del piso que ocupaban.
Margarita y su suegra no se llevaban bien. La suegra, Carmen Nuez, era mujer de mucha autoridad y car¨¢cter, y exig¨ªa a su hijo la mitad del sueldo para sufragar gastos de estancia. Margarita, procedente de una familia de estructura matriarcal, no pod¨ªa consentirlo. Se sent¨ªa intrusa y humillada.
En 1992, despu¨¦s de la muerte de su marido, do?a Carmen Nuez, de 74 a?os, ingres¨® cinco veces en el hospital Cl¨ªnico aquejada de unos extra?os ataques cuyos sintomas inclu¨ªan la taquicardia y la dificultad respiratoria. Carmen Nuez proclamaba que su nuera la estaba envenenando, de manera que el departamento de Toxicolog¨ªa del hospital la someti¨® a una bater¨ªa de tests. Todos dieron resultado negativo.
En julio de ese mismo a?o, una anciana (70 a?os) que viv¨ªa en la calle Comtes de Belloch, muy pr¨®xima al domicilio de Margarita S¨¢nchez, fue hallada inconsciente en su piso. Era una pobre mujer que recog¨ªa cartones por las calles, viv¨ªa entre basuras y vest¨ªa de forma muy descuidada. Pero ten¨ªa una cuenta corriente bien nutrida y alguien sac¨® de ella m¨¢s de un mill¨®n de pesetas mientras la propietaria estaba ingresada y en coma. La pobre dona Rosal¨ªa muri¨® el 3 de agosto y una congregaci¨®n religiosa recibi¨® su herencia, de 23 millones de pesetas.
Ese mismo mes de agosto, el marido de Margarita S¨¢nchez Guti¨¦rrez, Luis Navarro, conductor de metro, cay¨® fulminado en plena Travessera de les Corts. Muri¨® dos meses despu¨¦s en la cl¨ªnica Proven?a. Los m¨¦dicos atribuyen su muerte a "paro cardiorrespiratorio y encefalopat¨ªa posanoxia cerebral". Su esposa demand¨® a la polic¨ªa municipal por haberse retrasado en enviar una ambulancia y pidi¨® una indeminizaci¨®n millonaria, que ya ha sido desestimada.
Tras la muerte de Luis Navarro, una sobrina llego a casa de do?a Carmen Nuez para hacerse cargo de ella y puso a Margarita S¨¢nchez y a sus hijos en la calle. A partir de ese d¨ªa, la salud de do?a Carmen Nuez mejor¨® notablemente.
Margarita S¨¢nchez se fue a vivir con su hermana Josefa y su cu?ado, Jos¨¦ Aracil, de 50 a?os. Esto era en la Riera Blanca, 96, justo enfrente del n¨²mero 95, donde hab¨ªan vivido tiempo atr¨¢s.
En mayo de 1993, muri¨® Manuel Diaz Rojas, de 57 a?os, que viv¨ªa en el ¨¢tico del mencionado n¨²mero 95. Parece ser que Margarita lo visitaba con frecuencia.
En julio del mismo a?o, el cu?ado de Margarita, Jos¨¦ Aracil, ingres¨® dos veces en el hospital. Y el 14 de agosto muri¨®. El 26 de ese mes fue cuando Margarita S¨¢nchez le sirvi¨® a Jos¨¦ Antonio Cerqueira la paella y el calimocho despu¨¦s de los cuales tuvo que ser ingresado en el hospital durante 40 d¨ªas. Y un mes despu¨¦s, el 23 de septiembre, fue cuando Piedad Hinojo cay¨® fulminada y se pas¨® 23 d¨ªas en coma profundo.
Por esas fechas, llegaron a algunos peri¨®dicos barceloneses las protestas de gente que habla sido timada en el metro "por una viuda acompa?ada de una ni?a y un ni?o". Mostrando la documentaci¨®n de Luis Navarro Nuez, su marido, empleado del metro, Margarita S¨¢nchez hablaba de una f¨¢brica de electrodom¨¦sticos que hab¨ªa quebrado y que liquidaba sus existencias muy baratas, y vend¨ªa frigor¨ªficos fantasmales a cambio de una paga y se?al por la que no firmaba recibo alguno.
Con la n¨®mina de Jos¨¦ Aracil o de su marido, Margarita pidi¨® en diferentes bancos y establecimientos cr¨¦ditos cuyas mensualidades nunca pag¨®. En una de las tiendas, despu¨¦s de f¨ªrmar las letras que no pensaba pagar, se llev¨® 1.000 duros del due?o como paga y se?al de un aparato que ella prometi¨® que sacar¨ªa muy barato de una empresa que hab¨ªa quebrado.
El escritor metido a reportero avanza at¨®nito en medio de esta realidad inesperada. Todo es tan normal que parece inofensivo. Nada que ver con las atm¨®feras ominosas y po¨¦ticas de la ficci¨®n. Cuando hable con Piedad Hinojo descubrir¨¦ que es como mi t¨ªa Julia, y que su casa est¨¢ decorada como la de los t¨ªos de mi esposa, y en el bar Riera Blanca est¨¢n m¨¢s interesados por la derrota de Indur¨¢in en el Tour que por las monstruosidades que se respiran en el ambiente.
S¨®lo ese buz¨®n del 2? 2?, perteneciente a Margarita S¨¢nchez Guti¨¦rrez, ese buz¨®n al que han arrancado la tapa y que es como un nicho abierto. S¨®lo esa puerta del 2? 2?, que destaca de las de a lado porque est¨¢ pintada de negro y porque alg¨²n impaciente ha grabado en ella muescas con una navaja. S¨®lo esos efectos de tramoya barata dan a entender que estamos buscando una verdad muy seria, trascendente y terrible.
Y, sin embargo, aunque casi no se note, la sospecha del asesinato planea sobre el barrio aburrido y anodino.
Exclama Dami¨¢n Aracil, hermano del cu?ado de Margarita:
-Aqu¨ª todos se lo huelen, ?pero como voy a poner una denuncia si el m¨¦dico dice que mi hermano muri¨® de muerte natural?
Cuando la sobrina de do?a Carmen Nuez estaba haciendo limpieza en la casa de la calle de Caballero, encontr¨® detr¨¢s de un armario la libreta de ahorros y otra documentaci¨®n perteneciente a la anciana Rosalia, aquella pordiosera que don¨® 23 millones al Cottolengo. Y lo comunic¨® a la polic¨ªa, naturalmente.
El seguimiento de Margarita S¨¢nchez Guti¨¦rrez es muy f¨¢cil. Al principio, los inspectores que la segu¨ªan tuvieron la sensaci¨®n de que se tem¨ªa que la vigilaran. Se daba la vuelta cuando menos lo esperabas, cambiaba la direcci¨®n de pronto... "Me ha mordido", se dec¨ªa el agente en su jerga. Pero no. Era su manera de andar, tal vez relacionada con su acentuado estrabismo. No efectuaba itinerarios complicados, ni tomaba medidas de seguridad para evitar que la siguieran. Iba confiada. Y as¨ª la polic¨ªa fue comprobando que dejaba de pagar en todas las tiendas y que en muchas de ellas se negaban a venderle.
Antes de que el juzgado les pidiera, de oficio, que investigaran si las enfermedades de las v¨ªctimas eran accidentales o no, ellos ya se hablan planteado la posibilidad de que aquella mujer tuerta y bizca hubiera tomado parte en las hospitalizaciones.
Pero es analfabeta, de forma que no hab¨ªa que pensar en compuestos qu¨ªmicos ni complicadas mezclas preparadas en casa. Por eso, pusieron mucha atenci¨®n en sus visitas a farmacias y droguer¨ªas del barrio y detectaron en seguida que compraba un solo producto farmac¨¦utico con asiduidad. Y no tenia ning¨²n motivo aparente para comprar ese f¨¢rmaco. Ni ella ni ning¨²n familiar pr¨®ximo.
Se ha convenido en no dar el nombre de ese f¨¢rmaco a la luz p¨²blica para evitar una oleada descontrolada de intoxicaciones de parientes odiosos, pero todo el mundo afirma que se precisar¨ªa una cantidad incre¨ªble para causar la muerte con ¨¦l.
Una voz autorizada del departamento de Toxicologia del hospital Cl¨ªnico asegura que no se conoce ning¨²n caso de muerte por consumici¨®n de este medicamento... a menos que (siempre hay una salvedad) lo consuma alguien que sufra del coraz¨®n, o que tenga problemas respiratorios, o diabetes...
En febrero de 1996, el inspector Modesto pidi¨® ayuda a los 10 inspectores que componen el Grupo de Homicidios de Jefatura.
El 17 de abril se efectu¨® un registro en el domicilio de Josefa S¨¢nchez, donde viv¨ªa Margarita con sus hijos. La polic¨ªa encontr¨® all¨ª joyas y documentaci¨®n propiedad de Piedad Hinojo y la cartera y la tarjeta de cr¨¦dito de Jos¨¦ Antonio Cerqueira.
El mi¨¦rcoles 19 de junio de 1996, Margarita S¨¢nchez Guti¨¦rrez, de 43 a?os, y su hija Sonia Navarro S¨¢nchez, de 17, fueron detenidas por efectivos del Grupo de Homicidios de la Jefatura Central de Polic¨ªa de Barcelona.
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