Comienza la destrucci¨®n de embriones congelados en el Reino Unido
Los cat¨®licos se lanzan a una campa?a de 'adopciones' en medio de una pol¨¦mica
Tres conceptos: ¨¦tica, pecado y dignidad dividieron ayer, a la sociedad brit¨¢nica, horas antes de la destrucci¨®n de unos 3.300 embriones congelados en 1991 durante los tratamientos de fecundaci¨®n artificial. Las cl¨ªnicas encargadas de los mismos, alrededor de 30, y los grupos provida, apelaron respectivamente a los dos primeros en un pulso verbal en apariencia sin salida. Basil Hume, cardenal arzobispo de Westminster y cabeza visible del catolicismo en el Reino Unido, reconoci¨® que la situaci¨®n "es un l¨ªo tremendo pero estas vidas, aunque congeladas, merecen concluir con respeto".
La pol¨¦mica alcanz¨® su punto ¨¢lgido a medida que avanzaba la tarde con organizaciones como Life, un grupo cat¨®lico de presi¨®n, intentando convencer al Gobierno de que ampliara el plazo de cinco a?os impuesto para la conservaci¨®n de los embriones. Jack Scarisbrick, su presidente, llev¨® en persona una carta a la residencia del primer ministro, John Major, donde se?alaba que no ha habido tiempo suficiente para localizar a todos los padres gen¨¦ticos.Su campa?a en pro de las adopciones de embriones por parte de familias distintas sum¨® adem¨¢s la ayuda brindada por Artemisia, una red italiana de cl¨ªnicas prenatales, para que los congeladores siguieran en marcha. "Es como perpetrar miles de abortos. Si conseguimos salvar uno solo, cualquier suma habr¨¢ sido bien empleada", dijo Claudio Giorlandino, el director.
El centenar de parejas, de diversas nacionalidades, que han expresado su inter¨¦s en hacerse cargo de los embriones considera su posible "adopci¨®n" tan factible como la de un ni?o que ya ha nacido. Los que ya son padres de hijos concebidos in vitro tienen m¨¢s dudas. Saber que un descendiente gen¨¦tico vive en la misma calle sin que ellos lo sepan les resulta extrano, cuando no intolerable. "C¨®mo reaccionar¨ªa la gente si supiera que dos o tres de sus peque?os corretean por Italia dentro de unos a?os. Hay que ser responsables, no nos gusta destruirlos pero no tenemos otra opci¨®n", ha dicho Peter Brinsden, responsable de la cl¨ªnica Bourn Hall, en Cambridge, y pionero de las t¨¦cnicas de fertilizaci¨®n artificial.
La normativa vigente afecta a m¨¢s de 3.000 embriones pero otros 50.000 aguardan un destino similar en las cl¨ªnicas especializadas en fecundaciones in vitro en todo el pa¨ªs. Sus m¨¦dicos reconocen lo dif¨ªcil que resulta mantener el contacto con las parejas que se someten a los tratamientos. Traslados, cambios de direcci¨®n, falta de recursos para otro intento, e incluso olvido e ignorancia de la ley llevan a los padres gen¨¦ticos a desentenderse de los que no fueron implantados en la b¨²squeda del hijo. Desde el punto de vista t¨¦cnico, descongelarlos ser¨¢ sencillo. Los embriones ser¨¢n sacados de las neveras e introducidos en un ba?o de agua a 30? C. Una vez desintegrados, de forma natural, acabar¨¢n en las incineradoras con los dem¨¢s restos hospitalarios. "Pensar en una cesi¨®n a parejas est¨¦riles o para investigaciones m¨¦dicas sin el consentimiento parental, falta a cualquier ¨¦tica", se?ala Peter Brinsder.
En Espa?a hay miles de embriones congelados en bancos de cl¨ªnicas privadas pendientes de su destino legal ya que la ley, de 1988, que prevee que se puedan guardar durante cinco a?os, aun no se ha desarrollado. El resultado es que los responsables de las cl¨ªnicas no saben que hacer con ellos.
El secretario general de la Conferencia Episcopal espa?ola, Jos¨¦ S¨¢nchez, calific¨® ayer de "barbaridad" la destrucci¨®n masiva de embriones congelados.
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