Defender a los jueces

Con este t¨ªtulo public¨® EL PA?S hace unas semanas un art¨ªculo de Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s en el que invitaba a "las personas decentes" a defender a los jueces. No a todos, como indicaban el plural del t¨ªtulo, sino, como concreta despu¨¦s en el texto, a los "seis o siete" de ellos sobre "cuyas espaldas gravita ese trabajo ¨ªmprobo de limpieza social" que requiere "tanta inmundicia y tanto hedor" de nuestro pa¨ªs. Uno se pregunta ?qu¨¦ es lo que hacen entonces los dem¨¢s?El se?or Bandr¨¦s es abogado y, como tal, en ese terceto que sobre el procesado constituyen el juez, la acusaci¨®n y la defensa particip¨® siempre como defensor de los acusados. Ahora -cosas veredes- se nos pasa a la defensa del juez. Innecesariamente, porque los m¨¢s de 3.000 magistrados y jueces que tenemos en plantilla (no solamente esos seis o siete) cumplen sus cometidos con toda la rectitud que les da su saber y gobierno y sin hacer sonar los clarines. No necesitan defensa alguna. Si algunos hay que, ?por su af¨¢n de limpieza?, llevan demasiado lejos la fuerza legal que les da su condici¨®n, a los cuales parece referirse el se?or Bandr¨¦s, m¨¢s que defender "a" habr¨ªa que defenderse "de" ellos; porque pueden darse casos en los que confundiendo su gesti¨®n de instructor con la de inquisidor utilicen medios, s¨®lo condicionadamente legales como sucede con la prisi¨®n preventiva, para obtener confesiones esp¨²reas. No hace mucho tiempo, la prensa nos dio la noticia de un juicio oral en el que el Tribunal absolvi¨® al acusado por "falta de pruebas". El juez, uno de los de la "prueba del algod¨®n" del se?or Bandr¨¦s, lo hab¨ªa tenido "sin pruebas" 14 meses en la c¨¢rcel preventivamente y 16 meses m¨¢s en libertad bajo fianza de 2.000 millones de pesetas.

Totalmente de acuerdo con la cita del Talmud con la que el se?or Bandr¨¦s cierra su art¨ªculo: "?Ay de la generaci¨®n cuyos jueces merecen ser juzgados!", pero siempre que la utilice en su literal sentido.-