Voto balc¨¢nico
LA SOLUCI?N pol¨ªtica del problema de Bosnia parece depender hoy de que se celebren con ¨¦xito, es decir, con legalidad y justicia, las elecciones del 14 de septiembre. A ello apuesta la diplomacia norteamericana, sobre todo, como expediente para poder anunciar la retirada de su contingente de fuerzas humanitarias, que all¨ª operan conjuntamente con tropas europeas -entre ellas, brit¨¢nicas, francesas y espa?olas-, antes de los comicios presidenciales de Estados Unidos en noviembre.A un mes escaso de su celebraci¨®n, sin embargo, son inmensos los obst¨¢culos para que esas elecciones salven una Bosnia multi¨¦tnica y, al menos pol¨ªticamente, integrada. Los dos bandos y las tres nacionalidades que hasta hace unos meses libraban una guerra sin cuartel, serbobosnios -los grandes culpables de la llamada limpieza ¨¦tnica- y croatas y musulmanes -unidos en una fr¨¢gil federaci¨®n de recelos- no han depuesto en nada su mortal animosidad del tiempo b¨¦lico.
Las propias elecciones son un rompecabezas. Bosnia se halla dividida en dos sectores, un 51 % croato-musulm¨¢n, y el 49% restante, serbo-bosnio, pero ello ni siquiera a lo largo de l¨ªneas geogr¨¢ficas o relativamente compactas, sino en una sucesi¨®n de entrantes de un territorio en otro. Tres millones y medio de personas tendr¨¢n derecho al voto, pero casi la mitad son refugiados, bien en el propio pa¨ªs o dispersos en el resto del mundo. Por ello podr¨¢n votar all¨ª donde residan si se hallan en Bosnia, por correo en su lugar de residencia seg¨²n el ¨²ltimo censo de 1991, o donde tengan la intenci¨®n de establecerse si lo hacen en persona. Por a?adidura, habr¨¢ elecciones a una triple presidencia, serbia, croata y musulmana, a dos c¨¢maras federales, a 10 asambleas cantonales y a la presidencia y asamblea nacional espec¨ªfica de la rep¨²blica serbobosnia. Y todo ello basado en criterios de nacionalidades; es decir, que en el Parlamento federal habr¨¢ 28 esca?os croato- musulmanes y 14 serbo-bosnios; y en el Senado, cinco puestos para cada uno de los tres grupos.
El hecho de que adem¨¢s de por las estructuras federales se vote tambi¨¦n por la presidencia y la asamblea nacional serbobosnia se debe a que el l¨ªder de la limpieza ¨¦tnica, Radovan Karadzic, ha tenido que abandonar esa magistratura y toda actividad pol¨ªtica, y por ello hay que renovar el Parlamento del r¨¦gimen de Pale. Pero no hay ninguna garant¨ªa de que Karadzic no siga manejando los hilos entre bastidores.
Si completamos el panorama diciendo que la libertad de prensa es un bien m¨¢s que escaso y que los partidos nacionalistas extremos de los dos territorios y tres pueblos probablemente ir¨¢n casi al copo en sus feudos respectivos, habr¨¢ que temer que la parte federal del Estado se reduzca a un caparaz¨®n formal que apenas oculte una separaci¨®n de hecho de dos mitades, cuya tendencia sea la de unirse a breve plazo, en un caso con la Croacia de Zagreb y en el otro a la Nueva Yugoslavia de Belgrado.
Si, en definitiva, las partes se han visto abocadas a esta ceremonia electoral, es porque el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, ha logrado forzar la renuncia de Karadzic y arrastrar al nacionalismo serbobosnio a contemporizar con una Bosnia de la que casi nadie quiere formar parte para obtener el pronto levantamiento de las sanciones econ¨®micas contra Belgrado. Todo ello explica que en medios europeos hubiera mucho menos entusiasmo que en Washington por la celebraci¨®n de las elecciones, argumentando que era necesaria alguna medida de reconciliaci¨®n entre los tres pueblos para que la ceremonia del voto tuviera alg¨²n sentido, o, a¨²n peor, para que ¨¦ste no consagrara un estado de cosas catastr¨®fico con o sin verdad del sufragio.
La posici¨®n norteamericana, aunque te?ida de intereses electoralistas, es la de aprovechar el impulso de los acuerdos de Dayton para dar un esquema de soluci¨®n al problema, y que las instituciones, una vez creadas, contribuir¨ªan a inventar una nueva Bosnia. S¨®lo el tiempo dir¨¢ si es una apuesta realista o un mero deseo sin fundamento. De momento, s¨®lo el agotamiento de los contendientes tras tanto dolor y tanto odio parece dar alguna oportunidad a la primera hip¨®tesis.
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