?De Oslo hacia Camp David?
Las recientes medidas aprobadas por el Gobierno israel¨ª no invitan al optimismo sobre el proceso de paz. Bien al contrario., parecen dar la raz¨®n a aquellos que afirman que el objetivo del Likud no es sino alejarse del esp¨ªritu de los acuerdos de Oslo en favor de una filosofia m¨¢s pr¨®xima a la autonom¨ªa palestina de la letra de Camp David, que los palestinos nunca aceptaron.Desde que el pasado 29 de mayo la derecha nacionalista israel¨ª gan¨® las elecciones, el Gobierno de Netanyahu ha suprimido las restricciones establecidas por el Gobierno anterior que limitaban la expansi¨®n de las colonias jud¨ªas en los territorios palestinos, impulsando de hecho su crecimiento. Asimismo,, la Corte Suprema israel¨ª permiti¨® al grupo fundamentalista jud¨ªo Los fieles del Monte del Templo ir a rezar el 25 de julio, escoltados por la polic¨ªa, a uno de los lugares sagrados por antonomasia de los musulmanes, la explanada de la mezquita de al-Aqsa en Jerusal¨¦n, lugar donde este grupo considera que estuvo situado el Segundo Templo jud¨ªo.
Tampoco hay que olvidar que Benyamin Netanyahu ha hablado del proceso de paz con Clinton, con Mubarak y con Hussein de Jordania. Es decir, con todos menos con Arafat. Con ello no hace sino debilitar la mutua confianza que hab¨ªa comenzado a darse entre israel¨ªes y palestinos y acrecentar la frustraci¨®n y el descreimiento entre estos ¨²ltimos.
En El Cairo y Amm¨¢n, el primer ministro israel¨ª trat¨® de atemperar el miedo ¨¢rabe con respecto al futuro del proceso de paz, pero, aunque afirm¨® que aceptaba "la f¨®rmula de Madrid", se escabull¨® de declarar que aceptaba el principio de "paz por territorios" y condicion¨® todo a la ausencia de atentados terroristas, lo cual es Colocar un jal¨®n demasiado alto dado que la capacidad de controlar dichas acciones es siempre relativa para los Gobiernos, incluyendo el de Arafat. No obstante, Netanyahu anunci¨® que levantar¨ªa el bloqueo de los territorios palestinos para 10.000 trabajadores que podr¨ªan entrar en Israel a trabajar. El permiso para otros 5.000 m¨¢s precedi¨® tambi¨¦n la visita de Hussein de Jordania como muestra de buena voluntad.. Sin embargo, hay que tener en cuenta que cuando en marzo de este a?o fueron cerradas Gaza y Cisjordania eran 120.000 los palestinos que trabajaban en Israel. Desde entonces los ¨ªndices del empleo y del nivel de vida de los palestinos en estos territorios ha decrecido preocupantemente.
Con respecto a Siria, elemento sustancial para establecer la paz en Oriente Pr¨®ximo, el nuevo Gobierno israel¨ª desv¨ªa la cuesti¨®n del Gol¨¢n, intransigente con respecto a su devoluci¨®n, para lanzar su propuesta de "L¨ªbano primero". Es decir, comenzar negociando la retirada de Israel del sur del L¨ªbano con un acuerdo cuyos t¨¦rminos generales m¨¢s o menos ser¨ªan la evacuaci¨®n escalonada del Tsahal a cambio del desarme de Hezbol¨¢, que le hace la vida bastante dif¨ªcil al Ej¨¦rcito israel¨ª, y de garant¨ªas, para la seguridad de Israel. Sin duda, dicha iniciativa parece destinada a reforzar la estrategia de presi¨®n sobre Siria buscando colocarla en una dif¨ªcil situaci¨®n, dado que, a la vez que favorece a la imagen internacional del Estado jud¨ªo, deja aparentemente sobre Siria y el L¨ªbano la responsabilidad de su fracaso. El Gobierno sirio reaccion¨® inmediatamente a trav¨¦s de la prensa definiendo dicha propuesta de "trampa mortal", lo cual viene a mostrar el preocupante aumento de sensaci¨®n de amenaza que experimenta este pa¨ªs, recrudecida con la firma del reciente acuerdo de cooperaci¨®n militar entre Turqu¨ªa e Israel.
Por su parte, los dem¨¢s Estados ¨¢rabes, tanto los que han firmado acuerdos de paz con Israel como los que han abierto relaciones con ¨¦ste a trav¨¦s de oficinas o representaciones econ¨®micas y comerciales, han podido legitimar dichos pasos ante sus poblaciones, siempre sensibles a la cuesti¨®n palestina, en pro de los avances del proceso de paz y de lo que ello conlleva de construcci¨®n, por muy lenta que ¨¦sta fuese, de un Estado palestino, a la devoluci¨®n del Gol¨¢n y a la partici¨®n de Jerusal¨¦n. De ah¨ª la necesidad ¨¢rabe de cerrar filas e incluso superar los viejos contenciosos. Hussein se reconcilia con Asad, Arafat hace lo propio con el l¨ªder sirio y se celebra una cumbre ¨¢rabe por primera vez en muchos a?os en la que sus miembros, con serenidad y firmeza,' transmitieron el mensaje de que cualquier marcha atr¨¢s en los principios del proceso de paz amenazar¨ªa con la vuelta a la tensi¨®n y la violencia en la regi¨®n.
No hay que olvidar, adem¨¢s, que la actual situaci¨®n debilita el propio equilibrio interno de estos Estados que tienen que dar la cara ante unas insatisfechas poblaciones que pueden comenzar a sentir que el ciclo de la paz se ha terminado casi antes de empezar, baza que podr¨ªa ser utilizada por los partidos islamistas en contra de los Gobiernos a los que se oponen, lo cual colocar¨ªa a ¨¦stos en una dif¨ªcil situaci¨®n.En el marco internacional, tras la victoria de Netanyahu sobre Peres, los esfuerzos se dedican a conservar el statu quo y no ha impulsar el proceso de paz. Estados Unidos, elemento de peso en el proceso, a pesar de su compromiso con los acuerdos de Oslo, mantiene una posici¨®n muy prudente. La pol¨ªtica exterior norteamericana se encuentra en la actualidad b¨¢sicamente interesada en las consecuencias de ¨¦sta para su pol¨ªtica interior ante las futuras elecciones y su apoyo a Israel es innegociable, tanto por la influencia del loby jud¨ªo americano en los comicios estadounidenses como porque el Gobierno de Netanyahu es el mejor aliado en la zona para su actual pol¨ªtica de acoso y derribo contra Ir¨¢n y que, de objetivos dudosos y consecuencias imprevisibles, est¨¢ abriendo otro foco de tensi¨®n en la zona.
Todo ello est¨¢ llevando al proceso de paz a una situaci¨®n de atolladero que s¨®lo beneficia la estrategia del Gobierno israel¨ª, basada en no denunciar los acuerdos de Oslo sino mermarlos, prolongando las negociaciones y cambiando la realidad a base de presentar hechos consumados fruto de una pol¨ªtica discreta, pero incisiva, de colonizaci¨®n de Cisjordania y de apropiaci¨®n de Jerusal¨¦n este. Como mucho, a fin de, canalizar el descontento palestino ante esta situaci¨®n, la pol¨ªtica del Likud parece inclinarse hacia la integraci¨®n econ¨®mica de los trabajadores palestinos e incluso a aceptar ciertas mejoras con respecto a la vida econ¨®mica de los palestinos, pero sin contemplar concesiones pol¨ªticas que vayan m¨¢s all¨¢ del statu quo actual. ?La decepci¨®n de los palestinos puede desembocar en una nueva intifada? Si as¨ª ocurriese ¨¦sta ser¨ªa muy diferente a la comenzada en 1987 y desde luego m¨¢s violenta.
Entretanto, el mapa de la regi¨®n vuelve a calentarse, alej¨¢ndose de ese "nuevo Oriente Pr¨®ximo" que vaticinaba Sim¨®n Peres y pareci¨¦ndose cada vez m¨¢s a la situaci¨®n de tensi¨®n de periodos que se pensaban ya superados. Una verdadera pena.
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