La demanda de visitas desborda la capacidad del pol¨¦mico Parque arqueol¨®gico de Foz C?a
Los yacimientos del norte de Portugal revolucionan el arte rupestre y la vida vecinal
La acreditada teor¨ªa arqueol¨®gica que durante un siglo encerr¨® al arte rupestre del Paleol¨ªtico Superior (entre los 10.000 y 35.000 a?os antes de Cristo) en las cavernas y le atribuy¨® un contenido religioso naufraga definitivamente en el r¨ªo C?a, un afluente portugu¨¦s del Duero. All¨ª se ha descubierto un fabuloso yacimiento arqueol¨®gico, al aire libre y con figuras animales, cuya preservaci¨®n ha suscitado una intensa batalla pol¨ªtica en Portugal. Una vez paralizada la construcci¨®n de la presa que preve¨ªa inundar el yacimiento, las visitas revolucionan la vida de la poblaci¨®n.
En Vila Nova Foz C?a, el municipio titular del parque arqueol¨®gico, todo el mundo escruta ahora en las gravuras los grabados de sus antepasados m¨¢s remotos, un futuro que se anuncia con parad¨®jicas y excelentes expectativas. El yacimiento arqueol¨®gico del C?a fue descubierto en el verano de 1992 durante el estudio del impacto ambiental de una presa proyectada por la compa?¨ªa p¨²blica Electricidad de Portugal. La obra inundar¨ªa el angosto valle del r¨ªo con el fin primordial de regular, a trav¨¦s de complicados trasvases, el caudal del Duero. En ella se iban a invertir casi 40.000 millones de pesetas de fondos europeos, y el hallazgo arqueol¨®gico se ocult¨® durante cerca de tres a?os.Por Foz C?a nunca hab¨ªa pasado ning¨²n arque¨®logo, y sus habitantes, que conoc¨ªan vagamente la existencia de las gravuras, las atribu¨ªan a un pertinaz entretenimiento de pastores aburridos. De manera que observaron con indiferencia el traj¨ªn creado por el proyecto hidr¨¢ulico: dif¨ªcilmente podr¨ªa empeorar sus ya precarias condiciones de vida, siempre en la cola de las estad¨ªsticas portuguesas.,
Foz C?a malvive de los almendros, olivos y vi?edos plantados en las pronunciadas laderas de los montes que hacen su territorio. Pocos son los vecinos que nunca emigraron y a¨²n hoy la cuarta parte de su censo de 13.000 habitantes (en 17 n¨²cleos de poblaci¨®n) reside en Francia, Brasil o Canad¨¢; s¨®lo vuelven de vacaciones o jubilados con su pensi¨®n.
Para perplejidad de estos habitantes, Foz C?a pas¨® a ocupar un primer plano del inter¨¦s nacional cuando se desvel¨® el espectacular hallazgo arqueol¨®gico. Las obras de la presa ya estaban entonces muy avanzadas. Los partidos pol¨ªticos y las instituciones del Estado se rompieron en dos bandos, partidarios de la barragem (presa) frente a los de las gravuras, que, en definitiva, acabaron coincidiendo con la cl¨¢sica bipolaridad de derecha e izquierda.
El Presidente, en la bodega
El debate, apasionado e interminable, llev¨® a la opini¨®n p¨²blica a discutir hasta los mismos criterios filos¨®ficos del progreso. En el ¨¢mbito arqueol¨®gico, el asunto se internacionaliz¨®; en el m¨¢s dom¨¦stico -sirva como referencia de su virulencia- cerr¨® las puertas del edificio municipal al mism¨ªsimo presidente de la Rep¨²blica, para una vez que un mandatario de su estatura se dignaba visitar Foz C?a. La recepci¨®n oficial tuvo que realizarse en el almac¨¦n de la bodega cooperativa del pueblo.Esta cooperativa, que agrupa a un millar de socios y hac¨ªa un vino excelente que s¨®lo pod¨ªa vender a granel, sin marca siquiera, hab¨ªa tomado partido por las gravuras. "No lo dud¨¦ en ning¨²n momento", asegura Abilio Pereira, su presidente. En plena refriega pol¨ªtica, Pereira cre¨® sucesivas marcas de vino, Gravuras do C?a, Arte do C?a, Paleolitico y Vale Sagrado, como "homenaje a la lucha del hombre por la supervivencia desde la prehistoria a la actualidad", seg¨²n reza su propaganda.En tres a?os, la bodega pas¨® de facturar 30 millones de escudos (unos 23 millones de pesetas) a 2.000 millones. Pese a vender sus botellas a los precios m¨¢s altos del mercado, agota sus existencias de modo fulgurante, reparte suculentos m¨¢rgenes entre los socios y su plantilla inicial de tres empleados ha crecido hasta los 40. Ahora, otros 600 vecinos esperan turno para integrarse en ella, "pero nos es imposible admitirlos por falta de infraestructuras y equipamiento para procesar su producci¨®n", seg¨²n comenta Abilio Pereira.
La bodega financi¨® el congreso internacional de arque¨®logos que sentenci¨® la autenticidad paleol¨ªtica de las gravuras, luego reconocida por la Unesco, y se convirti¨® en un referente de las alternativas econ¨®micas que podr¨ªa generar la defensa del pol¨ªgono rupestre local.
El Gobierno de Cavaco Silva no toler¨® la paralizaci¨®n de las obras de la presa. En ella ya se hab¨ªan gastado 18.000 millones de pesetas cuando los socialistas ganaron las elecciones. El nuevo Gobierno de Antonio Guterres s¨ª las par¨® de modo provisional, a finales del a?o pasado, y cre¨® el Parque Arqueol¨®gico Vale do C?a, bajo la direcci¨®n de Jo¨¢o Zilhao, el arque¨®logo de 39 a?os que lider¨® la movilizaci¨®n contra la presa. "Hemos empezado de cero hace seis meses, no se nos pueden pedir milagros", dice Zilhao.
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