Mentiras de manual

Podr¨ªamos decir, simplificando, o sea, mintiendo, que una novillada es una corrida en peque?o, si atendemos a la edad de toros y toreros. En cuanto a la presentaci¨®n de las reses, no hay diferencia, y no porque los novillos fueran extraordinanamente grandes, sino porque la mayor¨ªa de los toros de la feria han estado escandalosamente faltos de trap¨ªo. Tambi¨¦n hemos o¨ªdo, de boca de los grandes embusteros que mandan en el negocio, que los toros con tres a?os y menos de 500 kilos no se caen y tienen sobra de movilidad. As¨ª fueron los de ayer, y hubo ca¨ªdas m¨²ltiples en variedad: simple, rodada o patiabierta.Morante de la Puebla debe ir para figura de tron¨ªo. Usa una muleta grande, sabe citar desde fuera con el pico, descargar la suerte, ponerse importante cuando pasa y, sobre todo, no entregarse jam¨¢s. Est¨¢ para tomar la alternativa, pues no parece que le queden nuevos vicios por aprender.

Con Rafaelillo se sufre. Lo que pasa es que no llega a desenvolverse bien, ¨¦l es chaparrito y los enga?os le est¨¢n grandes, y muestra una cierta torpeza, mezclada con vulgaridad, que empa?a los buenos deseos. Y aburre.

David Vilari?o se ha le¨ªdo el primer cap¨ªtulo, en el que se recomienda al novel que vaya al sastre de toreros, se provea de vestido y equipo e, inmediatamente, pase por el concesionario a retirar la furgoneta. Esas son las primeras armas. Despu¨¦s, ha de pasar por la Sierra Morena de los organizadores de espect¨¢culos.

En cuanto al oficio, Vilari?o ten¨ªa un toreo fresco, con las reglas justas, que hizo concebir esperanzas. Ahora, como est¨¢ m¨¢s placeado, se ha amanerado y complicado confites imposibles que van del pico a la nada.