Silencio en Occidente

Los rusos preparan el ataque a gran escala para la victoria final en Grozni, y ning¨²n poderoso osa levantar su voz en contra. S¨®lo EE UU ha reaccionado, con mucha prudencia, al anuncio del general Pulikovski. El Departamento de Estado ha manifestado su "preocupaci¨®n"; los colegas de la gran potencia rusa deber¨ªan tener presente que este conflicto no puede resolverse mediante la violencia. En la escala de Richter diplom¨¢tica, esto corresponder¨ªa al valor 0,8. Bonn no ha dicho mucho m¨¢s, y casi con las mismas palabras.Es un acierto que Alemania, que Occidente entero, no quiera poner en un brete a su amigo Yeltsin. Pero una de las cosas que hacen los amigos, en particular con un pa¨ªs al que tanto gustar¨ªa ver en la comunidad de naciones responsables, es decirles las palabras justas en el momento justo. Si Pulikovski lleva a cabo su amenaza, tendr¨ªa que arrasar Grozni, o lo que quede de ella. Ning¨²n comandante ruso enviar¨¢ a sus hombres a una lucha casa por casa, calle por calle: eso dura meses y supone un enorme coste en bajas propias. Si Mosc¨² lanza su "gran ofensiva", Grozni parecer¨¢ un revuelto mont¨®n de ruinas. Quien no diga ahora en¨¦rgica y claramente "basta", se hace c¨®mplice de un acto de "terrorismo de Estado". (...) Ir¨ªa de todo punto en inter¨¦s de Rusia hacer caso de esta advertencia. Rusia puede, en efecto, reducir Grozni a escombros, pero con esta hipoteca hist¨®rica jam¨¢s lograr¨¢ el pase a Europa.

22 de agosto