V¨ªctor Puerto y la goma de borrar
V¨ªctor Puerto vino con la goma de borrar.Lleg¨® V¨ªctor Puerto, hizo as¨ª y borr¨® todos los pases cursis, todos los tremendismos, todos los artificios de supuesta maestr¨ªa que hab¨ªan tra¨ªdo otros a la feria fingiendo el toreo. Hizo as¨ª, y eso era, exactamente, torear.
El arte del toreo fue lo que se trajo V¨ªctor Puerto en el sexto toro y la emoci¨®n surgi¨® como por ensalmo. Poco precisa el p¨²blico bilba¨ªno para aplaudir -en realidad se pasa la tarde aplaudiendo y pidiendo m¨²sica- pero en cuanto V¨ªctor Puerto sac¨® el toro a los medios, le present¨® la muleta, se lo trajo toreado y carg¨® la suerte seg¨²n mandan los c¨¢nones, los ol¨¦s atronaron con un tono y una intensidad desconocidos.
El toreo renac¨ªa en Bilbao, qui¨¦n lo iba a decir. El toreo emocionante y bello, donde el toro rinde su encastada embestida en la muleta que le gu¨ªa y le domina. El arte de torear recreaba V¨ªctor Puerto ejecutando el toreo por redondos, y toda la faena constitu¨ªa una fascinante sucesi¨®n de momentos m¨¢gicos.
Atanasio / V¨¢zquez, Barrera, Puerto
Toros de Atanasio Fern¨¢ndez, con trap¨ªo, dos derribaron, resto flojos. Aborregados excepto 6?, premiado con vuelta al ruedo.Javier Vazquez: bajonazo descarado (petici¨®n minoritaria y vuelta); estocada ca¨ªda (petici¨®n minoritaria y vuelta). Vicente Barrera: dos pinchazos -aviso con retraso-, pinchazo y estocada corta perpendicular (aplausos y saludos); estocada y descabello; se le perdon¨® un aviso (oreja). V¨ªctor Puerto: pinchazo bajo y estocada ladeada (aplausos y saludos); pinchazo hondo trasero, rueda de peones y cuatro descabellos (vuelta). Plaza de Bilbao, 24 de agosto. 8? corrida de feria. Lleno.
Luego puso distancia, dej¨® al toro reposar...
Uno tiene la sensaci¨®n de que el toro no necesita casi nunca reposo. El toro no embiste a impulsos de su fortaleza sino de su bravura, y con estas pausas s¨®lo se consigue que pierda el celo.Fue lo que sucedi¨®. Cuando volvi¨® V¨ªctor Puerto y present¨® la muleta en la izquierda, el toro ya se hab¨ªa puesto reserv¨®n, se repuchaba, tarde¨® la embestida. Aquel instante result¨® crucial en la emotiva faena. Una cuesti¨®n hegem¨®nica se planteaba all¨ª: o mandaba el toro, o mandaba el torero.
Mand¨® el torero, finalmente. Recrecido en su valor y en su torer¨ªa, V¨ªctor Puerto pis¨® el terreno del toro, tir¨® de ¨¦l, le oglig¨® a seguir el enga?o y le embebi¨® en tres naturales soberanos. Tres naturales largos, hondos, ?toreo puro!, que pusieron al p¨²blico en pie y reconciliaron la fiesta con el arte.
El toro dominado, el toreo hecho, ya no cab¨ªa sino rubricarlo mediante un estoconazo a ley, hundiendo la espada por el hoyo de las agujas. No pudo ser, sin embargo, pues sobrevino un percance inesperado. Adelantaba V¨ªctor Puerto la muleta a la cara del toro cuando ¨¦ste se le abalanz¨®. No hubo nada en aquel instante pues el torero salv¨® el achuch¨®n ech¨¢ndose atr¨¢s, pero perdi¨® pie, cay¨® de espaldas y el toro se arranc¨®, peg¨¢ndole un revolc¨®n.
Los derrotes no llegaron a calar m¨¢s V¨ªctor Puerto ya hubo de ejecutar el volapi¨¦ con las facultades mermadas, pinch¨®, descabell¨® al cuarto golpe... Perdi¨® all¨ª las orejas, la salida a hombros por la puerta grande, aunque no -?por supuesto!- el honor de haber sido el diestro que ha interpretado el mejor toreo de toda la feria de Bilbao y de muchas otras ferias. Al toro le dieron una injustificada vuelta al ruedo. El toro, encastado y noble, no merec¨ªa tanto, si bien es cierto que, al lado de sus hermanos, pareci¨® el Jaquet¨®n famoso, paradigma de la bravura. Porque sus hermanos sacaron una desesperante borreguez. Embest¨ªan como si se hubieran vuelto lilas de repente, a la salida de los pases se quedaban mirando a Sondica, se aplomaban, olisqueaban los enga?os. Se les quitan los cuernos y las garrapatas, y parec¨ªan mi perro.
Javier V¨¢zquez y Vicente Barrera estuvieron muy bien con esos espec¨ªmenes, agotando pundonorosos las posibilidades de hacerles el toreo de su especialidad. V¨¢zquez en el corte cl¨¢sico, Barrera en el hier¨¢tico, lograron pases de hermosa factura. Tambi¨¦n V¨ªctor Puerto frente al toro tonto de su lote. Pero la belleza y la fuerza del arte de torear s¨®lo pueden concebirse en un orden distinto; aquel donde se funden un toro de casta y un diestro de innata torer¨ªa. Y esto fue lo que finalmente ocurri¨®, y dej¨® todo lo dem¨¢s en el olvido.
Babelia
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