Reflexiones tras la tragedia de Biescas
El a?o pasado fue Yebra, ¨¦ste, Biescas, ?y el a?o que viene? Muchos pueblos y otros asentamientos, a causa de su ubicaci¨®n, permanecen en el bombo del horror de la tragedia de estas riadas; lugares donde no se han tomado las medidas hidrol¨®gico-forestales necesarias para paliar los fen¨®menos torrenciales. Las riadas pueden controlarse mediante lo que los t¨¦cnicos denominan restauraci¨®n hidrol¨®gico-forestal, disciplina que consiste, entre otras cosas, en intentar regular la escorrent¨ªa, es decir, el agua que corre laderas abajo, y corregir los fen¨®menos erosivos y los efectos catastr¨®ficos de las inundaciones.?Por qu¨¦ no se ha realizado esta pol¨ªtica de restauraci¨®n tan urgente para salvar vidas humanas y ahorrar miles de millones de pesetas en p¨¦rdidas materiales? La restauraci¨®n, proceso minucioso, paulatino, progresivo, no es una pol¨ªtica que ofrezca resultados a corto plazo, esos que necesita la demagogia pol¨ªtica para granjearse votos.
Es especialmente preocupante descubrir unas declaraciones que, a ra¨ªz del desastre de Biescas, hicieron y suscribieron algunas asociaciones y coordinadoras ecologistas muy habituales en los medios de comunicaci¨®n. Cuando todav¨ªa estaban calientes los cuerpos de las v¨ªctimas de la riada; cuando todav¨ªa se hallaban cuerpos atrapados bajo el fango; cuando todav¨ªa familiares de desaparecidos y de muertos, con l¨¢grimas y barro en la cara, ped¨ªan ayuda a los hombres y al cielo... surgi¨® el vozarr¨®n de los que denunciaron a autoridades varias (Ayuntamiento, Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica, Gobierno de Arag¨®n ... ) como responsables criminales de la cat¨¢stofre de Biescas; las mismas autoridades que en esos momentos se desviv¨ªan por encontrar las v¨ªctimas a¨²n sepultadas en el lodo.
Estos oportunistas, horas despu¨¦s del terrible suceso y con una precipitaci¨®n tan asombrosa como sospechosa, acusaron a todas aquellas instituciones oficiales que permitieron la instalaci¨®n del c¨¢mping Las Nieves, porque,
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seg¨²n ellos, la ubicaci¨®n del c¨¢mping representaba un peligro ante una avenida catastr¨®fica. Es notorio que los pueblos no se pueden quitar de donde est¨¢n, que se asentaron donde mejor pod¨ªan prosperar, junto a los cursos de agua, ll¨¢mense Sena, T¨¢mesis, Hudson o Turia..., y existen muchos pueblos con localizaciones similares a la del c¨¢mping siniestrado. En verdad, s¨®lo trataban, una vez m¨¢s, de adelantarse y maniobrar a favor de su acaparadora pol¨ªtica conservacionista y frente a cualquier otra alternativa, sobre todo a la restauraci¨®n hidrol¨®gico-forestal.
Basta sobrevolar la pen¨ªnsula Ib¨¦rica de norte a sur, de levante a poniente, para advertir que el eje principal de la pol¨ªtica forestal espa?ola ha de estar centrado en una estrategia de restauraci¨®n de los montes, y una de las ramas esenciales de ¨¦sta ha de ser la restauraci¨®n hidrol¨®gico-forestal, la que puede corregir fen¨®menos torrenciales como los que sufrieron los vecinos de Yebra o los acampados en Biescas.-
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