Una guerra in¨²til

Ha sido una guerra in¨²til que Slobodan Milosevic ha perdido completamente. El presidente de Serbia ha aceptado ( ... ) aquello a lo que en 1991 no hab¨ªa sabido responder m¨¢s que por las armas: la independencia de Croacia. Con la normalizaci¨®n de relaciones entre Belgrado y, Zagreb (..,) se consuma, al menos sobre el papel, el proceso de fragmentaci¨®n de la ex Yugoslavia. ( ... ) ?Eran necesarias para llegar aqu¨ª, las decenas de miles de muertos y el ¨¦xodo de cientos de miles de personas? ( ... ) Los nacionalistas serbios no han preservado nada: ni la federaci¨®n yugoslava, a la que pretend¨ªan imponer su hegemon¨ªa, ni su proyecto de cambio, que consist¨ªa en reunir a todos los serbios de la ex Yugolavia bajo un Estado ¨²nico. Un a?o despu¨¦s de haber dejado al Ej¨¦rcito croata reconquistar la Krajina, Slobodan Milosevic abandona la ambig¨¹edad manifestada hasta el momento sobre la suerte de otra regi¨®n en disputa, al aceptar que Eslavonia oriental ( ... ) tenga por destino la vuelta al seno de Croacia. ( ... ) Por otra parte, el acuerdo de reconocimiento alcanzado entre Zagreb y Belgrado deja diferencias en suspenso ( ... ) que alg¨²n d¨ªa podr¨ªan volver a estallar. De momento, tanto Milosevic como Tudjman han comprendido, bajo presi¨®n de los occidentales, que les interesa la paz. Pero esta alianza tiene algo de inquietante. Sobre ella reposa, de hecho, el acuerdo de Dayton sobre Bosnia y ser¨¢ la que, en ¨²ltima instancia, decidir¨¢ la suerte de la peque?a rep¨²blica., 26 de agosto