Rev¨¢lida econ¨®mica
EL VICEPRESIDENTE econ¨®mico, Rodrigo Rato, tuvo ocasi¨®n ayer de presentar ante el Rey, que presidi¨® el Consejo de Ministros, los planes para el nuevo curso de los departamentos que coordina. Del cumplimiento de esos planes a lo largo de 1997 depender¨¢ que Espa?a se integre en la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria de la Uni¨®n Europea el 1 de enero de 1999, cuya importancia ha sido destacada ayer mismo por el Jefe del Estado. Para lograr esa incorporaci¨®n ser¨¢ preciso reducir dr¨¢sticamente el d¨¦ficit p¨²blico, y si el Gobierno quiere respetar sus compromisos electorales, habr¨¢ de hacerlo sin subir los impuestos y manteniendo el poder adquisitivo de las pensiones y dem¨¢s rasgos b¨¢sicos del Estado del bienestar. Reducir el d¨¦ficit sin tocar el gasto social es muy dif¨ªcil. Hacerlo de forma que, adem¨¢s de no vulnerar el propio programa, se d¨¦ satisfacci¨®n a las exigencias de los. aliados nacionalistas es ya la cuadratura del c¨ªrculo.La rotunda negativa de CiU a rebajar el coste sanitario mediante el recorte de las prestaciones prueba esa dificultad. Agravada por la exigencia del nacionalismo catal¨¢n de que el Estado aflore el d¨¦ficit oculto del sistema sanitario, tanto del Insalud como de las comunidades aut¨®nomas. Sin contar con la factura -de importe desconocido- de la reforma del sistema de financiaci¨®n de las autonom¨ªas. Los socios catalanes se muestran, en cambio, bastante a favor de la introducci¨®n de tasas por la utilizaci¨®n de ciertos servicios p¨²blicos, como las autov¨ªas. Pero, de momento, la idea ha sido muy criticada, e incluso el Defensor del Pueblo piensa que es inconstitucional. Otras ideas de CiU, como la de subir el precio del agua, tambi¨¦n han sido contestadas.Parece que el Gobierno pretende recortar el gasto, en torno a un bill¨®n de pesetas y aumentar la recaudaci¨®n en unos 300.000 millones. Pero, la nueva fiscalidad aplicada a las plusval¨ªas o la actualizaci¨®n de balances empresariales no van en esa direcci¨®n. Por su parte, los sindicatos han anunciado su resistencia a recortes en las prestaciones sociales, as¨ª como a la congelaci¨®n salarial de los funcionarios. La actitud sindical que ha permitido la moderaci¨®n salarial en los, ¨²ltimos tres a?os podr¨ªa quebrarse si no se avanza este oto?o en la concertaci¨®n social.
El mantenimiento de esas incertidumbres, pese a los, buenos registros en actividad, empleo e inflaci¨®n de los ¨²ltimos meses, explica la prudencia del Banco de Espa?a, que est¨¢ esperando a ver c¨®mo finaliza el tr¨¢mite parlamentario de los Presupuestos -y que credibilidad de cumplimiento ofrecen- para rebajar otra vez el precio del dinero. Y es que si, al final, se opta por actuar sobre los impuestos indirectos, mediante nuevas figuras o mediante tasas sobre servicios p¨²blicos, se estar¨¢ alimentando la inflaci¨®n -el otro requisito b¨¢sico de Maastricht-, y eso es algo que el banco emisor ve Con preocupaci¨®n, especialmente tras el repunte del IPC que se espera por la repercusi¨®n en los precios al consumo del reciente aumento dejos impuestos especiales sobre tabaco y alcohol.
Pero si los tipos no bajan, no pocas decisiones de inversi¨®n o de consumo se ver¨¢n postergadas, con el consiguiente reflejo negativo en el crecimiento de la actividad econ¨®mica. Y ello, a su vez, tendr¨¢ una repercusi¨®n negativa en la recaudaci¨®n fiscal, con lo que el d¨¦ficit dif¨ªcilmente descender¨¢. Al mismo tiempo, el Gobierno ha de dar garant¨ªas de que los resultados obtenidos no son producto de una coyuntura determinada y que sus efectos perdurar¨¢n en el tiempo. Primero, para que el Banco de Espa?a relaje su pol¨ªtica monetaria, luego para que los mercados internacionales no penalicen la deuda o la divisa.
Ninguno de estos problemas es nuevo. El nuevo es el Gobierno, que est¨¢ haciendo el aprendizaje de la distancia entre predicar y dar trigo. No hay medidas de pol¨ªtica econ¨®mica sin damnificados, y ha llegado la hora de elegirlos. En descargo del Gobierno hay qu¨¦ decir, sin embargo, que el grueso del ajuste fue dejado por los Gobiernos anteriores para estos dos ¨²ltimos a?os anteriores a la rev¨¢lida de Maastricht.
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