SenciIIo despegue del Atl¨¦tico
El Celta s¨®lo lleg¨® a porter¨ªa en dos jugadas y sufri¨® la expulsi¨®n de Del Solar
El Atl¨¦tico esper¨® media parte para ponerse en marcha. El equipo y su gente. Durante un rato no se sintieron c¨®modos en el exilio de Chamart¨ªn y la desgana envolvi¨® al partido, que en ese plan iba irremediablemente para el empate a cero. Son c¨®digos naturales' a uno le sacan de casa, le meten en otra, y por mucho que est¨¦ dispuesta la mesa, se siente envarado y obligado a decir gracias por todo. As¨ª se sinti¨® el Atl¨¦tico hasta que se afloj¨® la cort: bata, que fue en la primera jugada del segundo tiempo. Una delicia por otra parte: en la luna del ¨¢rea Kiko toc¨® muy suave hacia la derecha la pelota pas¨® escurrida entra las piernas de un defensor y lleg¨® a, Caminero, que meti¨® un centro sabros¨®n, de esos que s¨®lo necesitan una cabeza que empuje. Eso es lo que hizo Esn¨¢ider para marcar el gol y abrir la fiesta. La hinchada, que tambi¨¦n se hab¨ªa sentido extra?a, se dej¨® de tonter¨ªas y celebr¨® con entusiasmo el gol y los minutos que siguieron, una tromba rejiblanca que produjo otro tanto -todav¨ªa m¨¢s espectacular-, un tiro palo y varias llegadas masivas al ¨¢rea del Celta.El partido fue lo que quiso Atl¨¦tico. El Celta s¨®lo lanz¨® un remate contra Molina, un cabezazo precioso de Gudelj en el minuto seis. Fuera de eso, permaneci¨® tapado durante todo el partido, m¨¢s a¨²n despu¨¦s de la expulsi¨®n de Del Solar. Desde ese momento, el Celta se dispuso a enfriar el encuentro a dejarlo pasar y a aprovechar la indiferencia del Atl¨¦tico, que jug¨® con una pereza extraordinaria en el primer tiempo. Y el Atl¨¦tico no es equipo para el baile de sal¨®n. O va a toda m¨¢quina, o no va. Durante el primer tiempo no fue. El tiempo se consumi¨® en un f¨²tbol vulgar, salpicado de faltas, sin nadie que se decidiera a poner algo de inter¨¦s en el asunto.
La teor¨ªa de la incomunicaci¨®n funcion¨® en los dos equipos durante todo el primer tiempo, a beneficio del Celta,, naturalmente. Ni tan siquiera conectaba la gente con su equipo. Siempre fiel, la hinchada rejiblanca hab¨ªa subido Castellana arriba para amparar a su equipo. La tarde era espl¨¦ndida, hab¨ªa p¨²blico de sobra, pero el ambiente se hac¨ªa fr¨ªo. El Atl¨¦tico no acababa de encajar ni en Chamart¨ªn, ni en el partido. El Celta tampoco. Fuera de la actividad de Mazinho, el Celta lleg¨® a pensar que pod¨ªa arreglar la tarde desde su estricta posici¨®n defensiva. Pero los sistemas no van m¨¢s all¨¢ de los jugadores. Sirven hasta donde aparece el talento. O sea, Kiko.
Ni Caminero, ni Kiko se dieron por enterados del partido en el primer tiempo. Ni ellos, ni ning¨²n jugador. Pero en su caso, y en el de Pantic, la ausencia se hac¨ªa m¨¢s notable. El Atl¨¦tico necesitaba un poco de ingenio para desbordar al Celta y eso pasaba primero por. Kiko y luego por Caminero y Pantic. Cuando sucedi¨®, el Celta pleg¨® velas y entreg¨® el 'Partido. Con diez jugadores, hab¨ªa aprovechado la indolencia del Atl¨¦tico. Pero despu¨¦s del gol de Esnaider, pleg¨® velas y se mantuvo en el partido sin ninguna esperanza, como esos fatalistas que esperan irremediablemente su mala suerte.
El Atl¨¦tico se subi¨® a la ola del gol y jug¨® con su caracter¨ªstico ardor durante los siguientes minutos, que fueron una tortura para los defensores del Celta. Las ocasiones comenzaron a sucederse frente al portero Dutruel. El juego se v¨®lvi¨® directo y vibrante, y sub¨ªa de nota cuando Kiko entraba a jugar. Kiko es uno de los notables del f¨²tbol espa?ol, un futbolista que une la calidad ' la fantas¨ªa y el poder¨ªo ante el gol. En el remate del segundo del Atl¨¦tico, sum¨® las tres cosas. Recibi¨® con el pie izquierdo un pase de Bejbl, se acomod¨® con precisi¨®n la pelota y remat¨® con una volea violenta, desde fuera del ¨¢rea, que sorprendi¨® a todo el mundo.
La hinchada celebr¨® feliz la cabalgada de su equipo y lanz¨® las consignas de rigor contra el Real Madrid, aunque sin excesos. Mientras tanto, el Atl¨¦tico se lanzaba contra un equipo hab¨ªa levantado la bandera blanca. Todo el segundo tiempo fue extremadamente c¨®modo para el Atl¨¦tico, que pudo hacer sangre. No lo hizo porque acept¨® la capitulaci¨®n del Celta y prefiri¨® lleva r el partido con tranquilidad, una ocasi¨®n por aqu¨ª y otra por all¨¢. El ¨²nico que parec¨ªa tener una deuda con alguien fue Esnaider. Deb¨ªa ser con Patxi Salinas. Esnaider le sali¨® respond¨®n, para alegr¨ªa de su gente.
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