Barbas y barberos
Puestas nuevamente a remojo las barbas de Fidel Castro, aunque salpicando ajenas la extraterritorialidad de la ley Helms-Burton, el mucho tiempo empleado por los gobernantes de Am¨¦rica Latina y el Caribe en acordar una condena de la injerencia estadounidense rob¨® espacio y titulares en Cochabamba a problemas regionales tan antiguos como acuciantes. Probablemente, el debate sobre la pobreza, marginalidad o integraci¨®n en la pr¨®xima cumbre, anunciada como principal en la d¨¦cima del Grupo de R¨ªo y en otra de ese car¨¢cter, quedar¨¢ relegado en tanto prosiga la lidia cubano-norteamericana.No fue muy diferente a otros el desarrollo de los plenarios de funcionarios, cancilleres y jefes de Gobierno y Estado en la ¨²ltima reuni¨®n de un grupo que representa a 29 democracias, mercados con amplio margen de crecimiento y m¨¢s de 400 millones de habitantes, dos terceras partes de ellos atrapados por penosas realidades. Las barbas de Castro y los tijeretazos del nuevo barbero de la Casa Blanca, los discursos de enunciados nobles pero escasamente sustantivos, cuando no huecos, y tambi¨¦n los valiosos contactos bilaterales entre Gobiernos con intereses o problemas compartidos, se llevaron el mayor n¨²mero de horas de la cumbre en detrimento de una profunda discusi¨®n sobre los acuerdos posibles contra miserias sociales de todos conocidas.
Cierto es que la hist¨®rica sucesi¨®n de cuartelazos y caudillos, la corrupci¨®n de aquellos Gobiernos de paisano autorizados por los descansillos castrenses, impidieron durante d¨¦cadas no ya la so?ada hermandad bolivariana pretendida hace m¨¢s de 170 a?os por el padre de la patria, sino la consecuci¨®n de democracias representativas en una parte del mundo con recursos naturales y humanos suficientes para superar su actual atraso econ¨®mico y constitucional. Pero dado el actual contexto internacional y recuperada hace m¨¢s de una d¨¦cada la democracia en la mayor parte de las naciones al sur de r¨ªo Grande se escuchan convocatorias a sumar voluntades por una Am¨¦rica Latina del. siglo XXI menos ret¨®rica, m¨¢s articulada y m¨¢s capaz de influir sobre EE UU, Jap¨®n, Uni¨®n Europea o el sureste asi¨¢tico.
Una de ellas es la del analista Vicent G¨®mez-Garc¨ªa, consciente de la limitada. participaci¨®n latinoamericana y caribe?a en el comercio mundial, apenas un 3% en tendencia decreciente, y la excesiva dependencia de sus exportaciones de materias primas o mercanc¨ªas poco elaboradas y de la importaci¨®n de capitales y tecnolog¨ªa. "Es imperativo preguntarse por qu¨¦ nuestros l¨ªderes no embarcan a sus pa¨ªses en un verdadero proceso de integraci¨®n m¨¢s amplio y profundo que implique una vinculaci¨®n social, pol¨ªtica, econ¨®mica, cultural, cient¨ªfica e incluso militar que permita hacer realidad el destino de la regi¨®n en el mundo".
No parece dif¨ªcil la respuesta. Unido por la historia, el idioma, la religi¨®n y otros valores de fuerte arraigo social, Am¨¦rica Latina no se embarca a fondo en un proceso de integraci¨®n de mayor calado porque en democracia su gran diversidad pol¨ªtica y econ¨®mica lo impide. Salvando los acuerdos de libre comercio, los esfuerzos integracionistas m¨¢s profundos apenas superan los estrechos l¨ªmites de las toneladas de papel a estudio y la bienintencionada formalidad de las declaraciones finales, porque persisten graves diferencias en el desarrollo de las libertades de la econom¨ªa o de la vertebraci¨®n institucional. Adem¨¢s, se observan traspi¨¦s en la aplicaci¨®n del modelo liberal y fuertes resistencias en aquellos pa¨ªses m¨¢s afectados por sus costes sociales.
Y la bravuconada del general Lino Oviedo en Paraguay fue posible porque el iluminado espad¨®n del Chaco percibi¨® debilidad en la jefatura civil. La misma que percibe en Chile el general¨ªsimo Augusto Pinochet, quien esta semana se permiti¨® amenazar con un nuevo golpe si el curso de la evoluci¨®n nacional no le conviene. Ser¨ªa injusto negar, sin embargo, el m¨¦rito de las iniciativas emprendidas por el Grupo de R¨ªo y el progresivo cumplimiento de los objetivos fundamentales que inspiraron hace diez a?os su nacimiento: el fortalecimiento de la democracia. Ejemplos hay de sus resultados en ese sentido. Pero millones denuncian la parquedad de los logros. Y ah¨ª parece detenerse el margen de maniobra. de las ¨²ltimas cumbres. Lastradas por las limitaciones de los pa¨ªses asistentes, los plenarios contin¨²an abundando sobre las barbas y el barbero en una preocupante fijaci¨®n.
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