Las revoluciones cient¨ªficas
Thomas S. Kuhn nos ha legado una visi¨®n dram¨¢tica del desarrollo de la ciencia. La empresa cient¨ªfica se articula en torno a comunidades de especialistas que comparten un mismo paradigma (unos presupuestos, conceptos y m¨¦todos comunes). Los problemas (o rompecabezas) que van surgiendo se van resolviendo desde los supuestos del paradigma compartido, contribuyendo as¨ª al progreso de la ciencia normal. Cuando los problemas sin soluci¨®n posible (las anomal¨ªas) se acumulan, el paradigma entra en crisis y el desasosiego invade a la comunidad. Lo que se requiere y se produce es un cambio de paradigma, un cambio radical de estilos, conceptos y supuestos, una revoluci¨®n cient¨ªfica. Los revolucionarios ver¨¢n el mundo de un modo in¨¦dito e incomparable con el antiguo, y formar¨¢n una comunidad nueva, que sustituir¨¢ a la antigua conforme se vayan muriendo los componentes de esta ¨²ltima, incapaces de convertirse o adaptarse al cambio de paradigma. En estos procesos de ciencia revolucionaria, de cambio conceptual radical, no se puede hablar de progres¨®, pues ambos paradigmas representan esquemas y lenguajes intraducibles e inconmensurables.La consolidaci¨®n inicial de diversas ciencias ha pasado por cambios como los descritos por Kuhn: el paso de la astronom¨ªa geoc¨¦ntrica al sistema copernicano, el paso de la f¨ªsica cualitativa y verbal de Arist¨®teles a la f¨ªsica matem¨¢tica y experimental de Galileo, el paso de la qu¨ªmica del flogisto de Stahl a la qu¨ªmica del ox¨ªgeno de Lavoisier. Estos episodios heroicos de cambio de paradigmas incomensurables fueron acompa?ados de convulsiones sociales y escenas pat¨¦ticas, como la quema p¨²blica de Bruno o la abjuraci¨®n y c¨¢rcel de Galileo.Lo que no est¨¢. tan claro es que el modelo kuhniano de las revoluciones cient¨ªficas sea aplicable a la ciencia de nuestro siglo. Sin duda, tanto la relatividad especial como la general, por ejemplo, han introducido cambios revolucionarios en la f¨ªsica e incluso en nuestra concepci¨®n del mundo. Sin embargo, esos cambios son perfectamente conmensurables y constituyen casos claros de progreso cient¨ªfico. La relatividad general explica y predice todo lo que explica y predice la especial, y adem¨¢s m¨¢s cosas (como las lentes gravitacionales), y la relatividad especial explica y predice los efectos newtonianos y adem¨¢s otros (como el aumento de masa de las part¨ªculas en los aceleradores). Las tres teor¨ªas son conmensurables entre s¨ª, y hay progreso evidente entre ellas. Adem¨¢s, multitud de f¨ªsicos entienden las tres y trabajan en todas ellas (seg¨²n el problema a mano).
En nuestro tiempo se han multiplicado las revoluciones cient¨ªficas, pero ya no tienen el car¨¢cter estridente y dram¨¢tico de las renacentistas. De hecho es frecuente que el mismo cient¨ªfico trabaje al mismo tiempo en diversas teor¨ªas alternativas, sin casarse definitivamente con ninguna.
Kuhn nos ha abierto los ojos al aspecto din¨¢mico de la empresa cient¨ªfica, sobre todo en La estructura de las revoluciones cient¨ªficas, publicado en 1962. Sin embargo, Kuhn mismo cada vez ten¨ªa m¨¢s reservas respecto a su famoso libro y a la terminolog¨ªa all¨ª introducida. Quer¨ªa evitar nociones tan vagas como la de paradigma (usada en 22 sentidos distintos) y hab¨ªa cambiado de ideas respecto a la inconmensurabilidad. Llevaba a?os tratando de reorganizar sus propias ideas sobre el desarrollo de la ciencia, y no quer¨ªa que nada lo distrajera de la tarea que lo obsesionaba. Por eso rechazaba las invitaciones e incluso los nombramientos de doctor honoris causa, como el que le ofrecieron varias universidades espa?olas en 1992. "Ya no me queda tanto tiempo", dec¨ªa Kuhn en Boston con su voz grave. "Por eso me he castigado a m¨ª mismo a no salir de casa hasta que acabe el libro donde expongo lo que ahora pienso". Muri¨® en junio de 1996 sin haberlo acabado.
Jes¨²s Moster¨ªn es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa, Ciencia y Sociedad en el CSIC.
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