ONCE y MG bloquean la carrera
Segundo triunfo consecutivo de Baldato en la primera etapa con algo de monta?a
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Un atento escuchador no habr¨ªa tenido necesidad de ver la etapa para saber lo que pas¨® ayer entre M¨¢laga y Marbella. A las once de la ma?ana, una hora antes de que los ciclistas salieran, todo es taba tan claro por las declaraciones de directores y ciclistas, que ¨¦stos casi habr¨ªan hecho mejor si hubieran viajado en autocar a la meta y all¨ª, escondidos, hubieran inutilizado los equipos de televisi¨®n para justificar la falta de im¨¢genes, se hubieran echado unos baldes de agua por el cuerpo para simular sudor y hubieran aparecido ante los periodistas para contar la etapa que no existi¨®. Pero no, tuvieron que sufrir, caerse -David Garc¨ªa lleva tres ca¨ªdas, el r¨¦cord de la Vuelta-, mover otra vez grandes de sarrollos y marcarse otra media por encima de los 40 por hora.Todo bajo el bloqueo de la ONCE -el equipo de Jalabert, el l¨ªder in p¨¦ctore- y el MG -el equipo de Baldato, el l¨ªder real-, aliados circunstancialmente bajo un s¨®lo objetivo: permitir el m¨ªnimo cambio para que todo siguiera igual, y un s¨®lo m¨¦todo: tensar la cuerda en el puerto de Oj¨¦n y mantener la tensi¨®n en el de Mijas para lograr que los m¨¢s rodadores y algunos sprinters incordiantes se quedaran cortados y evitar que volvieran a enlazar. Despu¨¦s, el bloqueo v¨ªa barricada a la italiana: el equipo del l¨ªder asume su responsabilidad y pone a sus hombres a tirar en cabeza; su aliado t¨¢ctico se pone a rueda -Baldato y Jalabert viajaron juntos casi todo el tiempo- gastando fuerzas por la concentraci¨®n necesaria pero ahorr¨¢ndolas en pedaladas. De premio, beneficios, que, como dicen los abogados de empresa que firman pactos, fueron mutuos para ambos. Y generosos para todos: en u?a situaci¨®n de bloqueo, y m¨¢s cuando casi nadie quiere romperlo, pierden pocos.
" ONCE y MG se pondr¨¢n de acuerdo para tirar fuerte", dec¨ªa un director en la salida. "Baldato forzar¨¢ para que se queden detr¨¢s los dem¨¢s sprinters", a?ad¨ªa otro. "Casagrande tendr¨¢ que probar, porque si se va despu¨¦s de C¨®rdoba no tendr¨¢ m¨¢s terreno a su gusto", contaban a coro. "Y tambi¨¦n Rominger, que creo que hoy le toca hacer series fuertes", era el clamor. Todo se produjo milim¨¦tricamente despu¨¦s. Todo estaba cantado, como tambi¨¦n que la ley de los m¨¢s fuertes, numerosos y voluntariosos acabar¨ªa imponi¨¦ndose. La ley del ONCE y del MG. La ley de los beneficios mutuos en plan duopolio. Y que se arruine la competencia.
En sus hoteles, por la tarde, los equipos se pusieron a echar cuentas. El MG logr¨® lo que buscaba con su continuo trabajo: acabar con el carrusel de sprinters: Baldato, el m¨¢s fuerte, repiti¨® triunfo y, adem¨¢s, aument¨® su ventaja en la general con los 12 segundos de bonificaci¨®n. El ONCE tambi¨¦n sald¨® el d¨ªa con n¨²meros negros: Z¨¹lle pesc¨® tres segundos de bonificaci¨®n -se escap¨® aprovechando el control sobre los dem¨¢s- en una meta volante; Jalabert viaj¨® tranquilo y tambi¨¦n sum¨® su habitual segundo de bonificaci¨®n, y van 29; los dem¨¢s compa?eros trabajaron, pero menos. S¨®lo al final, cuando llegaron los anunciados ataques de Rominger y Casagrande -poco m¨¢s que acelerones en cabeza en un ¨²ltimo repecho, en realidad- tuvieron que echar un poco el resto. Antes les vali¨® con infiltrarse en las ¨²ltimas escapadas -hasta lo hicieron a d¨²o, buenos amigos, cuando Zarrabeitia y Pistore (MG) abortaron el ensayo de un holand¨¦s- para frenar los ¨ªmpetus.
Al Banesto, el tercer poder, el, del Indur¨¢in al acecho, los n¨²meros le salieron blancos: nada arriesg¨® -no ten¨ªa sentido, dada la buena disposici¨®n de los rivales-, nada gan¨®. Perdi¨® los tres segundos de Z¨¹lle, pero era algo asumido: cuesta m¨¢s poner en marcha una estrategia para evitar que alguien haga algo que para hacer algo uno. A otros equipos, en cambio, les depar¨® el d¨ªa n¨²meros rojos: trabajo para nada. Fueron los equipos, como el Kelme con Marcos Serrano, que intentaron romper el bloqueo, pidieron permiso y no se lo concedieron. Fueron las fugas de Conte, Zanette, Serrano y Hun dertmark, que, en su intento de ganar la etapa no hicieron m¨¢s que de liebres para los galgos que mandaban en el pelot¨®n: marca ron el ritmo del equipo MG a la distancia y les dieron a los de Baldato asuntos en qu¨¦ pensar pata no aburrirse. Fueron su juguete.
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