De lo mejor a lo peor
Hay aspectos, en la pr¨¢ctica complicados, de la elaboraci¨®n de las tripas invisibles que dan vida y sostienen por dentro una pel¨ªcula que se reducen luego en la pantalla a cuestiones bastante simples, a reglas de trabajo y de juego sencillas de percibir. Una de estas reglas dice que para que una pel¨ªcula funcione, por mandato inexcusable del funcionamiento del mecanismo de la atenci¨®n del espectador com¨²n, ha de ir siempre de menos a m¨¢s o, todav¨ªa mejor, de m¨¢s a m¨¢s. En ning¨²n caso los guionistas y los directores pueden caer en el error de medida de no hacer crecer, a medida que la trama avanza, la tensi¨®n derivada de esa aludida atenci¨®n del espectador. Porque de incurrir en este descenso de la l¨ªnea de captura del, inter¨¦s, la pel¨ªcula resultante .discurrir¨¢ por fuerza de m¨¢s a menos, y esto acaba decepcionando y desentendiendo al que se instala en una butaca.Ken Loach, director que siempre respeta y casi siempre domina esta ley de la composici¨®n cinematogr¨¢fica convencional, parece haberla olvidado (o aplicado mal) al leer y despu¨¦s realizar el quebrado y endeble gui¨®n de La canci¨®n de Carla. Su primera hora -la transparente historia en clave l¨ªrica, un enamoramiento en las aceras de Glasgow entre un conductor de autobuses.escoc¨¦s y una muchacha nicarag¨¹enses- es grand¨ªsimo cine, que hay que situar entre lo mejor que ha realizado en su envidiable carrera este cineasta. Hay all¨ª un mediometraje magistral, de extraordinaria belleza y perfecto acoplamiento entre la f¨¢bula y su transcurso en im¨¢genes.Pero a esta lecci¨®n de cine elegante y de alta precisi¨®n sigue bruscamente una segunda parte de alguna, aunque no mucha, mayor duraci¨®n -el viaje y la dram¨¢tica, estancia de los enamorados en la Nicaragua sandinista hostigada por la Contra organizada por los servicios de inteligencia estadounidenses-, que no es mal cine considerado aisladamente, pero que est¨¢ realizado por debajo del list¨®n alcanzado en la primera parte. El. desequibrio entre ambas mitades es por ello tan evidente que rompe el equilibrio del relato, y ¨¦ste da la impresi¨®n no de elevarse, sino la contraria de descender a medida que desciende el avi¨®n que lleva a los dos protagonistas desde Glasgow a Managua, de modo que este baj¨®n a mitad de pel¨ªcula convierte al espectador en nost¨¢lgico de las aceras de la capital escocesa.
La canci¨®n de Carla
Direcci¨®n: Ken Loach. Gui¨®n: Paul Laverty. Fotograf¨ªa: Barry Ackroyd. Producci¨®n: Reino Unido-Espa?a-Alemania. Int¨¦rpretes: Robert Carlyle, Oyanka Cabezas, Scott Glenn.Estreno en Madrid: cines Liceo y Palacio d¨¦ la Prensa entre otros.
Todos los ingredientes de la pel¨ªcula (desde la magn¨ªfica interpretaci¨®n a los estrictamente t¨¦cnicos) son nobles, pero no logran que esa arritmia se diluya y la pantalla remonte el vuelo final por encima de donde comenz¨®.
Babelia
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