Una oreja testimonial

Hay varias clases de oreja, entre ellas, aparte de las de "todo a 100", est¨¢n las que podemos llamar orejas testimoniales, o tambi¨¦n orejas de contenido emocional. Tal es el caso de la que ha cortado ayer el nuevo matador de toros salmantino Juli¨¢n Guerra que, ciertamente, no ha tenido la corrida ideal para tan se?alada efem¨¦ride. No obstante, el torero ha dejado momentos de indudable calidad. Su primer toro s¨®lo tuvo un pit¨®n, y por el otro se quedaba en el lazo de las zapatillas, que no es sitio para quedarse; y su segundo, se raj¨® inmediatamente y so?aba con las tablas. Al de la ceremonia le obsequi¨® con derechazos, alguno de los cuales tuvo "cruj¨ªo" y si no cort¨® entonces la oreja fue porque con la espada estuvo desacertado. Fue en el sexto, pr¨¢cticamente a oscuras, cuando la logr¨® porque volvi¨® a torear bien con la derecha, se fue del toro con breves pasitos llenos de torer¨ªa, y luego fue habilidoso para aprovechar las embestidas hacia el estribo del animal y robarle unos cuantos pases m¨¢s con los que redondear el trasteo. Como en esta ocasi¨®n, a pesar del puntillero, el toro se rindi¨® a una estocada, Guerra pase¨® la oreja, casi un¨¢nimemente pedida.Rui Bento, que sustituy¨® a David Lugillano, pudo cortarle la oreja al primero de los suyos, porque el portugu¨¦s est¨¢ toreando mucho m¨¢s reposadamente que en otros tiempos y, as¨ª, logr¨® series muy limpias y templadas, que emborron¨® lamentablemente a base de pinchazos. En el cuarto, muy corto, lo intent¨® todo pero la condici¨®n del toro impidi¨® cualquier lucimiento. Manuel Caballero, estuvo aseado en su primero, y derroch¨® tes¨®n en el otro, todo dentro de un tono discreto, bastante mon¨®tono, pero indudablemente voluntarioso.