El Deportivo se divierte sin rival
Los coru?eses sacan brillo a sus fichajes ante un H¨¦rcules lastimoso.
Coru?a Un samaritano visit¨®-Riazor y su anfitri¨®n lo despellej¨® sin misericordia. Habr¨¢ qui¨¦n diga que los chicos de Toshack fueron un poco abusones, pero es que al H¨¦rcules se le goleaba ayer hasta sin propon¨¦rselo. Tan enternecedora fue la inocencia de los alicantinos que ni con un penalti a favor fueron capaces de tirar una sola vez entre los tres palos que custodiaba Songo'O. Con un rival autoderrotado desde los minutos de calentamiento, el Deportivo se divirti¨®, sac¨® brillo a sus nuevas estrellas y confirm¨® las buenas sensaciones que dej¨® hace una semana en el Manzanares. Aunque, la verdad, el partido de ayer tampoco se presta a grandes interpretaciones. Ser¨¢ dif¨ªcil que vuelva a asomarse por La Coru?a un grupito tan dispuesto a dejarse avasallar.
Los pobres salieron como animalillos enfilados hacia al matadero y hasta daba pena verlos esforz¨¢ndose por inmolarse a¨²n antes de que su verdugo sacara el arma mal¨¦vola. Tiraron un penalti a la estratosfera (Amato, minuto 25) y dispararon a su propia escuadra en lo que pudo ser uno de los goles en propia meta m¨¢s espectaculares de los ¨²ltimos tiempos. No hicieron nada por rebelarse a su destino. Ni siquiera se amontonaron en el ¨¢rea para defenderse con el recurso extremo al hero¨ªsmo. Presionaron tanto al rival como cuatro amigos fondones echando una pachanguita en la playa. Si por casualidad alcanzaban los confines del terreno adversario, s¨¦ excusaban en seguida y entregaban la pelota al portero del Deportivo, que para eso es un se?or muy saltar¨ªn y sonriente.
Y no parec¨ªa tanto cuesti¨®n de desgana como de miedo, impotencia o sentimiento de inferioridad. Cuando alguno -el l¨ªbero croata Pavlicic o el esforzado Palomino- trat¨® de protestar un poco, fue ac¨¢llado de inmediato por la resignaci¨®n de los dem¨¢s.
Si a los desvalidos muchachos del H¨¦rcules les gusta el f¨²tbol -cosa harto dudosa visto lo visto- al menos pudieron disfrutar con los taconazos, chilenas. y gambeteos de Rivaldo; los exquisitos toques de Martins; el comp¨¢s m¨¢gico de Fran o las estampidas de Mauro Silva, que resuenan como golpes de tambor sobre el c¨¦sped del estadio. Incluso tuvieron ocasi¨®n de emocionarse con el primer gol en m¨¢s de un a?o del infortunado Mart¨ªn V¨¢zquez, a quien Toshack, dado el panorama, concedi¨® casi toda la segunda parte' como homenaje de reencuentro. El gal¨¦s en persona, al filo ya de la cincuentena, podr¨ªa haber rememorado ayer sus tiempos de delantero centro del Liverpool sin que peligrase por ello el resultado. Tal vez no desluciese la actuaci¨®n de su ariete Madar, el ¨²nico futbolista que chirr¨ªa en un conjunto en el que comienzan a verse posibilidades formidables.
Al Deportivo ya le lleg¨® el primer gol como sin querer. Madar estrope¨® con su mal control una certera asistencia de Martins pero su compatriota Huard sali¨® a por todo, y cuando el bal¨®n caminaba ya hacia la l¨ªnea de fondo, le derrib¨® sobre la hierba. El penalti entr¨® por los pelos, pues el guardameta acarici¨® el remate de Rivaldo abierto a la derecha. Entr¨® al fin y el encuentro se dio por concluido ocho minutos despu¨¦s de comenzar.
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