Palestina: detalles y poder
Los palestinos -en cuanto pueblo perseguido, aunque no elegido- tienen una enorme fuerza moral, pero, por si solos, escasa fuerza material, real. Viven d¨ªas dram¨¢ticos y probablemente decisivos para saber si la estrategia iniciada en Madrid y continuada en Oslo, impuesta por la realidad objetiva aunque voluntariamente asumida por la OLP, tiene futuro. No s¨®lo moral, sino futuro real, aun imperfecto.Todo lo que se escriba estas semanas ser¨¢ poco en comparaci¨®n con las dimensiones y alcance, no tanto de la tragedia (no se trata de un fen¨®meno natural, un terremoto, ya que hay responsables concretos) sino de la profunda injusticia, desverg¨¹enza y ausencia de inteligencia pol¨ªtica y sentido com¨²n que se est¨¢n adue?ando de Oriente Medio. La apertura del famoso t¨²nel de Jerusal¨¦n (no as¨ª los muertos que ha provocado), ca¨²sticamente calificada por Maruja Torres como "¨²ltima bravata del pueblo elegido", es lo de menos. Lo de m¨¢s es la frustraci¨®n lindante con lea desesperaci¨®n que producen en los palestinos la intransigencia, la arrogancia y el incumplimiento por parte del actual Gobierno de Israel de lo pactado por sus predecesores. Y eso es aplicable ¨²nicamente a aquellos palestinos y a su Autoridad Nacional (ANP) que creyeron que el proceso podr¨ªa funcionar a partir de los acuerdos de Oslo. La actual pol¨ªtica de Netanyahu har¨¢ que ese importante sector disminuya r¨¢pidamente en beneficio de los extremistas palestinos excluidos de la ANP a quienes los extremistas israel¨ªes que integran el Gobierno jud¨ªo proporcionan no ya pretextos sino consistentes razones.
Es posible que la fuerza moral de Arafat y de la ANP -que no han obtenido concesi¨®n alguna en la reci¨¦n celebrada cumbre de Washington- se mantenga aun por alg¨²n tiempo, gracias sobre todo al prestigio adquirido por la polic¨ªa de la ANP, que ha protegido a tiros a los manifestantes palestinos que se enfrentaban al ej¨¦rcito de Israel. No hay que olvidar, empero, que la oposici¨®n interna proviene no s¨®lo de Ham¨¢s y Yihad Isl¨¢mica, que siguen practicando la resistencia armada contra el `enemigo sionista", sino tambi¨¦n de intelectuales de prestigio dentro y fuera de Palestina, como por ejemplo Edward Said. Said ha sido siempre cr¨ªtico, a veces demoledor, con Arafat y su pol¨ªtica. Ya en 1993, poco despu¨¦s de Oslo, se mostraba preocupado porque la poblaci¨®n palestina, dividida y poco preparada, se ve¨ªa obligada a tomar posici¨®n en un terreno previamente preparado por Israel, que negoci¨® los detalles a partir de una postura (no moral pero s¨ª real) de fuerza consolidada.
Por aquel entonces y comentando lo firmado en la capital noruega, Said escrib¨ªa que "cuando lleg¨® el momento de negociar los detalles (por ejemplo qu¨¦ partes de Jeric¨® y Gaza se cuestionaban) no ten¨ªamos ni planes ni detalles reales. Ellos ten¨ªan los planes, el territorio, los mapas, los asentamientos, las carreteras. Nosotros, el deseo de autonom¨ªa y de la retirada de Israel, sin detalles y sin poder para cambiar nada demasiado. Necesitamos una disciplina del detalle". Edward Said -que subraya ellos y nosotros- no destaca sin embargo una palabra que tambi¨¦n utiliza: poder. La ausencia de esquemas claros, de documentaci¨®n bien preparada, de proyectos adecuadamente elaborados es tal vez una connotaci¨®n cultural, aunque no exclusiva de los palestinos, que lleva su tiempo corregir. Pero la ausencia de poder real es clave, y la ANP no lo tiene. Eso lo saben Israel y los EE UU. Si el fuerte trata al d¨¦bil como lo hace Netanyahu el poder prevalecer¨¢ y la autoridad moral y la legitimaci¨®n palestinas declinar¨¢n entre su pueblo. El paso siguiente ser¨¢ el levantamiento generalizado en Palestina y el caos en Oriente Medio. ?Es eso lo que quiere Netanyahu? Espero que no sea lo que quiere Israel.
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