Paz dinamitada
EL ATENTADO del IRA contra los mayores cuarteles del Ej¨¦rcito brit¨¢nico en. Irlanda del Norte, en Lisburn, hab¨ªa sido dise?ado para provocar una hecatombe. S¨®lo la fortuna evit¨® que se produjeran muertes inmediatas en este primer ataque del IRA contra fuerzas brit¨¢nicas en el Ulster desde que la banda armada republicana decretara una tregua a finales de agosto de 1994. De todas formas, ha habido 30 heridos, tres de ellos muy graves. Mientras los principales partidos brit¨¢nicos celebran sus congresos, en cuyas agendas figura el problema de Irlanda, el IRA (Ej¨¦rcito Republicano Irland¨¦s) ha hecho hablar a las armas contra un proceso de, paz en el que formalmente reclama una participaci¨®n indirecta, pero que en realidad est¨¢ dinamitando.Nunca se resignaron del todo, los activistas a perder protagonismio. Empezaron por no considerar como una ruptura de la tregua los asesinatos de traficantes de drogas y supuestos informantes policiales registrados a fines de 1995. La ruptura oficial se producir¨ªa en febrero, con la colocaci¨®n de una bomba en Londres. La localizaci¨®n de 10 toneladas de explosivos en la capital brit¨¢nica dos semanas atr¨¢s -en una operacion policial en la que muri¨® un activista desarmado- indica que el IRA preparaba un gran atentado.
En el Ulster, al menos de momento, los terroristas protestantes mantienen la tregua. Pero la l¨®gica perversa del atentado de Lisburn ha enardecido a los sectores m¨¢s violentos del unionismo militante. Los presos protestantes en la prisi¨®n de Maze y otros sectores radicales estaban debatiendo c¨®mo responder a la nueva afrenta del IRA. Por doquier surgen llamamientos a una calma absolutamente necesaria para proseguir no ya el proceso de paz, sino simplemente la precaria coexistencia entre las dos comunidades. Se viven momentos cruciales, en los que todos saben que la posibilidad de mantener abierto el di¨¢logo pende de un hilo que sostienen gentes acostumbradas a matar. De ah¨ª los esfuerzos de Londres y Dubl¨ªn por movilizar a los sectores moderados de ambas comunidades en favor del mantenimiento del marco de di¨¢logo, a despecho de extremistas y violentos.
El problema es que para que fructifique el proceso de paz es imprescindible el concurso del S¨ªnn Fein, la rama pol¨ªtica del IRA. La negativa de este grupo a acceder a un simb¨®lico decomiso de las armas paraliz¨® de hecho el proceso, y ni Londres ni Dubl¨ªn fueron capaces de encontrar una salida de compromiso que permitiera la incorporaci¨®n del Sinn Fein al di¨¢logo. Nunca se sabr¨¢ si una actitud m¨¢s flexible por parte de los dem¨¢s interlocutores habr¨ªa impedido el desolador panorama actual; pero hay razones para pensar que al menos un sector de la direcci¨®n del IRA nunca se tom¨® en serio la posibilidad de abandonar la actividad terrorista. De hecho, el atentado de Lisburn se hab¨ªa, preparado, seg¨²n la polic¨ªa, hace por lo menos cuatro meses: en los mismos d¨ªas en que el Sinn Fein ped¨ªa un lugar en la conferencia multilateral iniciada el 10 de junio en Belfast. Se comprende la decepci¨®n del primer ministro irland¨¦s, John Bruton, que intent¨® por todos los medios hacer posible la incorporaci¨®n de los republicanos, y que ahora ha hablado de "c¨ªnica traici¨®n" del IRA al proceso de paz. A pesar de que en su comunicado el IRA reclame lo contrario, su ¨²ltimo acto criminal lleva un claro mensaje: no a la negociaci¨®n. Pero tal vez lo m¨¢s preocupante es que esta bomba demuestra que es el IRA quien fija la estrategia del Sinn Fein y no al contrario.
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