Dole se pone los guantes de boxeo
El candidato republicano desata una cruzada anticorrupci¨®n
La frase de moda en las concentraciones electorales del Partido Republicano es: "?Ponte los guantes, Bob. At¨ªzale!", a lo que Bob Dole, el candidato conservador a la presidencia de Estados Unidos, suele responder insinuando un gancho con su mano izquierda, mientras que con su imnovilizada derecha sostiene un eterno bol¨ªgrafo. "?Dale duro, dale duro!", "Cuenta toda la verdad, Bob. Deja en evidencia a ese mentiroso", "?Puedes conseguirlo, Bob, puedes conseguirlo!", le gritaban el viernes en un mitin en una escuela de las afueras de Denver.Tambi¨¦n en Albuquerque unas horas antes, le pidieron al candidato republicano que se emplee duro contra Bill Clinton. Y lo mismo le iban a pedir unas horas despu¨¦s en Wichita. Y al d¨ªa siguiente en Norfolk, y en cada lugar por el que pasa. Sus seguidores buscan acci¨®n, y sus asesores le han convencido de que ¨¦sa es la ¨²nica posibilidad que tiene de alcanzar el milagro de ganar las elecciones del 5 de noviembre. "Las presidenciales son un refer¨¦ndum sobre la persona que ocupa el puesto, y en este caso se trata de alguien que ha ido demasiado lejos", explic¨® a los periodistas durante el viaje Scott Reed, el jefe de la campa?a republicana.
Bob Dole parece disfrutar el nuevo papel. Despu¨¦s de varios meses de discursos sobre la situaci¨®n econ¨®mica -que no funcionaron-, de vaguedades sobre los valores tradicionales -que tampoco funcionaron-, de rememoranzas sobre sus or¨ªgenes y su trayectoria personal -que incluso tuvieron un efecto contrario al pretendido-, Dole cree haber encontrado un argumento poderoso: una cruzada contra la corrupci¨®n.
"Cada d¨ªa nos amanecemos con un nuevo esc¨¢ndalo. Esto tiene que acabar, y acabar ahora. Nuestro sistema pol¨ªtico no est¨¢ a la venta de las influencias extranjeras y de los intereses extranjeros", dijo Dole en Denver, en referencia a las sospechas sobre las contribuciones de millonarios asi¨¢ticos a la campa?a de Clinton.
Dole ha confesado a sus colaboradores que si sus discursos anteriores sonaban confusos, no es porque ¨¦l hable de forma confusa y enredada" sino porque el mensaje que le preparaban lo era. La prensa que le segu¨ªa se quejaba de que jam¨¢s encontraba en sus m¨ªtines una frase con la que titular. Ahora las tienen en abundancia.
"Tenemos un presidente", afirm¨® en su intervenci¨®n en esta ciudad, "que habla a menudo de construir un puente hacia el futuro. Lo que est¨¢ construyendo es un puente hacia los contribuyentes pol¨ªticos m¨¢s ricos".
Los contribuyentes de Dole
Dole esconde, por supuesto, que su campa?a ha sido generosamente respaldada por diversas corporaciones y grupos de presi¨®n. Philip Morris, por ejemplo, se ha gastado este a?o en contribuciones pol¨ªticas, seg¨²n un grupo de investigaci¨®n independiente, m¨¢s de dos millones y medio de d¨®lares (m¨¢s de 320 millones de pesetas), de los que al menos dos terceras partes han ido a parar a las arcas del Partido Republicano.Pero eso no importa a estas alturas de la campana. Dole ha encontrado su espacio como guardi¨¢n de la ¨¦tica, no s¨®lo frente a la supuesta corrupci¨®n de Clinton, sino de todo el pasado pol¨ªtico de este pa¨ªs. "Nosotros no venderemos el acceso a la Casa Blanca. No dejaremos que los donantes de fondos accedan a la Casa Blanca. Les prometemos que eso no ocurrir¨¢. Incluso aunque algunos republicanos lo hayan hecho. No vamos a usar la Casa Blanca como una casa de cambio".
Es dudoso, desde luego, el efecto que este nuevo discurso puede tener en los resultados electorales. Incluso aunque el esc¨¢ndalo financiero del que habla se demostrase cierto y de semejantes proporciones, no queda tiempo material. El esc¨¢ndalo Watergate, por ejemplo, estall¨® antes de que Richard Nixon ganase abrumadoramente las elecciones de 1972.
Pero Dole sabe que de esta manera, al menos, sus ¨²ltimas horas en la pol¨ªtica no quedar¨¢n sumidas en el desinter¨¦s general. Si no puede ganar las elecciones, Dole intenta ganar atenci¨®n. Aunque pierda despu¨¦s todo el cr¨¦dito que hab¨ªa acumulado a lo largo de 40 a?os de vida pol¨ªtica.
El mitin de Denver es un ejemplo. No fue una impresionante concentraci¨®n de masas, como no ha sido ninguno desde que Dole comenz¨® esta campa?a. La escuela en la que habl¨® hubo que llenarla con los alumnos, y en la puerta apenas se reunio un millar e personas. Lo que no es precisamente un triunfo en un Estado como Colorado, donde no se recuerda cu¨¢ndo gan¨® un candidato dem¨®crata. El hecho de que Dole est¨¦ haciendo campa?a en Colorado, Nuevo M¨¦xico o Virginia, verdaderos templos del conservadurismo, es una prueba de lo mal que le van las cosas.
Pero los que acudieron a escucharle en Denver, jubilados en su mayor¨ªa, por lo menos vibraron con algunas frases. "El n¨²mero y la persistencia de los esc¨¢ndalos", dijo, "nos muestra que estamos frente a un caso de abuso de poder por parte de la Casa Blanca".
El letrero que cuelga del podio desde el que habla este pol¨ªtico de 73 a?os dice: "La opci¨®n de la nueva generaci¨®n". La orquesta que le acompa?a interpreta la canci¨®n En forma, de Glenn Miller, despu¨¦s de que otros autores vivos le criticasen por el uso de sus letras. Entre ellos Bruce Springsteen, que se quej¨® de que Dole hiciese corear en sus actos las notas de Born in the USA.
Pero lo m¨¢s triste de todo para Dole es que la misma gente que le escuch¨® en Denver sali¨® pensando que Clinton ganar¨¢ las elecciones. "Puede que Dole gane aqu¨ª en Colorado, aunque los dos est¨¢n muy apretados todav¨ªa. Pero es muy dif¨ªcil que gane en el resto del pa¨ªs porque a la gente no le preocupa mucho toda esta corrupci¨®n si creen estar mejor que hace cuatro a?os", pronostica Danny, una de las profesoras de la escuela.
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