La tetralog¨ªa asoma su rostro

Nuevo ¨¦xito, notablemente acrecentado, de la Sinf¨®nica de Londres con Riccardo Chailly en el ciclo de Iberm¨²sica. En el programa, La noche transfigurada, de Schoenberg, y en primer acto de La Walkiria, de Wagner, para el que se cont¨® con la soprano sueca Katarina Dalayman, el tenor alem¨¢n Wolfang Smidt y el bajo noruego Gudjon Oskarsson.El mismo a?o de 1899, fecha de la obra de Schoenberg, se escuch¨® por primera vez en Madrid la ¨®pera por vez primera en Madrid la ¨®pera de Wagner, de la llegar¨ªan a darse en el Real 107 representaciones a pesar de la pol¨¦mica que aqu¨ª, como enotros lugares, desat¨® la presunta "m¨²sica del porvenir". A ella debe algo La noche transfigurada, traslaci¨®n instrumental del poema de Richard Dehmel Zwei menschen (Dos seres). Sin duda, el original para seis instrumentos de arco resulta m¨¢s interesante, e incluso genial, pues en la versi¨®n para orquesta se pierde algo del sentimiento de nocturnidad y desolaci¨®n, de ls tensi¨®n dram¨¢tica y crom¨¢tica que mantiene este poema a trav¨¦s de su continua variabilidad, bien distinta del leitmotiv wagneriano. Rasgos sustantivos que, por otra parte, no quedaron demasiado investigados por Chailly, que prefiri¨® circular por v¨ªas de expansi¨®n casi pat¨¦ticas, si no efectistas, s¨ª demasiado efectistas.

En cambio, el acto primero de La walkiria tuvo una interpretaci¨®n de gran aliento y brillantez desde el impresionante comienzo, expuesto un tanto al modo de Karajan, hasta el final. El director del teatro Real, Lissner, que estaba presente, habr¨¢ podido comprobar que puede ofrecer el Anillo que proyecta con muy altas garant¨ªas de ¨¦xito, pues el p¨²blico vivi¨® la m¨²sica wagneriana con aut¨¦ntica conmoci¨®n.

Una Sieglinde admirable

Tuvimos una Sieglinde admirable, pues la Dalayman posee una voz de gran belleza ya y una expresividad de cargada seducci¨®n. Con todo y tratarse de "¨®pera en concierto", la soprano hizo el personaje, tal y como sucedi¨® con el tenor Smidt, un Sigmundo potente, seguro y brillat¨ªsimo, aunque su timbre no sea un modelo de hermosura. S¨ª lo es el del bajo Oskarsson (Hunding), que adem¨¢s mostr¨® una l¨ªnea estil¨ªstica totalmente convincente. A este tr¨ªo anadi¨® un trabajo de alta y flexible profesionalidad para servir al maestro todo el nervio y toda la poes¨ªa que en cada caso reclamaba.Es dif¨ªcil, en r¨¦gimen no estable, sacar tanto partiido de una formaci¨®n orquestal, aun gozando de tantas posibilidades como la Sinf¨®nica londinense, pero Riccardo Chailly logr¨® un rendimiento m¨¢ximo desde un concepto en¨¦rgico e impulsivo que pudo hacernos so?ar a todos que asist¨ªamos a una representaci¨®n con todo.