F¨ªsica, qu¨ªmica, econom¨ªa y pol¨ªtica
Como haciendo honor a Borges ("al destino le gustan las simetr¨ªas y las paradojas"), la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn pocos meses despu¨¦s de conmemorarse el bicentenario de la Revoluci¨®n Francesa parec¨ªa se?alar el fin de ese largo periodo del pensan¨²ento occidental, que se inicia con la Ilustraci¨®n, caracterizado por la creencia en la Raz¨®n (con may¨²sculas y ¨²nica) como instrumento de la Historia. El a?o de 1989 ce rrar¨ªa as¨ª no el ciclo corto abierto por la Revoluci¨®n Rusa, sino el bicentenario ciclo largo del utopismo racionalista occidental. Para algunos era el fin de la historia. Otros, menos osados, ven en ello el fin de la pol¨ªtica como gran proyecto colectivo. Los m¨¢s moderados hablan s¨®lo del triunfo del pensamiento ¨²nico.En todo caso, la consecuencia m¨¢s inmediata de ese verdadero fin-de-si¨¦cle del corto siglo XX ha sido desbaratar los discursos pol¨ªticos que articulaban las democracias occidentales dejando sin norte los programas de los principales partidos y entronizando el pragmatismo. No hay alternativas pol¨ªticas, queda s¨®lo la econom¨ªa, y la convergencia econ¨®mica es la ¨²til etiqueta que encubre y tapa ese vac¨ªo. Que ello debe conducir a un desinter¨¦s por la pol¨ªtica en el electorado y a una orientaci¨®n tecnocr¨¢tica en los pol¨ªticos (caldo de cultivo de la patrimonializaci¨®n del poder y la corrupci¨®n) es otra de las consecuencias de este aparente agotamiento de lo pol¨ªtico, en absoluto privativo de Espa?a.
Aunque puede que s¨ª lo sea su intensidad. El liberalismo no ha sido el fuerte de la derecha espa?ola, y su tradici¨®n real, conservadora, la franquista, no le es de mucha ayuda al PP. Ello, unido a la fuerte dispersi¨®n ideol¨®gica de su electorado, a la munici¨®n proporcionada por los esc¨¢ndalos durante los ¨²ltimos a?os y a su pasi¨®n porgobernar a golpe de sondeo, llev¨® a una oposici¨®n centrada en cantar los males del enemigo sin avanzar alternativa alguna: "V¨¢yase, se?or Gonz¨¢lez".
El reciente debate de los Presupuestos exhibe esa dificultad para articular pol¨ªticamente un proyecto. No taxation without representation, de modo que la discusi¨®n acerca del Presupuesto debe mostrar la vitalidad del r¨¦gimen parlamentario. No es, o no deber¨ªa ser, un debate t¨¦cnico, sino una confrontaci¨®n pol¨ªtica apoyada en n¨²meros, el debate m¨¢s importante, pues en ¨¦l se establecen las prioridades de ingreso y gasto d¨¦ m¨¢s de la mitad del PIB nacional.
Pues bien, ?qu¨¦ podemos decir de la vitalidad pol¨ªtica y de la salud parlamentaria de un pa¨ªs cuando el presidente del Gobierno y el l¨ªder de la oposici¨®n asisten al debate presupuestario como espectadores? Y, sin embargo, esa ausencia puede que sea comprensible si, ciertamente, como ha dicho Aznar, "no hay alternativa". Que es otro modo de decir que no hay nada pol¨ªticamente relevante que decir.
Y as¨ª, si el PSOE rescata (a rega?adientes) restos de su viejo discurso pol¨ªtico, apuntalados por la brillante ret¨®rica de Borrel (?que asciende as¨ª a sucesor oficial?), el PP, carente de tradici¨®n pol¨ªtica sobre la que asentarse, se limita a negociar apoyos parlamentarios y serenar los mercados.
Como todos los gobiernos, ¨¦ste tambi¨¦n tiene la sensaci¨®n de que "vende" mal sus productos, se inquieta cuando baja su puntuaci¨®n en los sondeos y culpa de ello a su portavoz o a los medios. Pero, tambi¨¦n como siempre, cuando las ideas est¨¢n claras se expresan con claridad. Su estilo de gobernar se construye as¨ª a partir de un confuso mensaje pol¨ªtico m¨¢s una pr¨¢ctica econ¨®mica que suena bien, pero que no se atreve a transformar en proyecto, pol¨ªtico. El resultado es que nadie habla al ciudadano. Y ese ninguneo es lo que traducen las encuestas: todo para el pueblo, pero sin el pueblo.
La pol¨ªtica es el arte de la persuasi¨®n. Y para ello hay que saber de qu¨¦ se va a persuadir a qui¨¦n. El PP tiene serias dificultades para definir ambos elementos, pues ni sabe bien qu¨¦ quiere decir ni sabe a qui¨¦n. Puede que le funcione la f¨ªsica o la qu¨ªmica, e incluso la econom¨ªa pero le falla la pol¨ªtica. Y es por ella por lo que es y ser¨¢ juzgado.
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