BUTACA DE AMOR
Francesco Rutelli, alcalde de Roma, que quiere dejar la ciudad hecha un pincel para el Jubileo del A?o 2000, puede poner en su cuenta el que la capital italiana haya inaugurado el primer cine adaptado para efusiones amorosas. La sala se llama Blu (azul) y est¨¢ equipada en su totalidad con las llamadas butacas del amor, asientos dobles, sin brazo en medio, para facilitar y propiciar achuchones y arrumacos varios. El cine para parejas acreditadamente enamoradas o proclives a intercambiarse algo m¨¢s que las palomitas, podr¨ªa ser, eso s¨ª, un coladero de lo m¨¢s deleznable del s¨¦ptimo arte, dada la suposici¨®n de que nadie estar¨¢ excesivamente pendiente de la pantalla. Con esta iniciativa romana desaparece una arraigada tradici¨®n de las salas: la famosa fila de los mancos, obsoleta ya ante la tecnolog¨ªa, el dise?o y la modernidad, que avanzan imparables.-
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