Vampiros
Hace poco se descubri¨® que dos voluntarios de Protecci¨®n Civil que se dedicaban a extinguir incendios hab¨ªan sido los autores de los fuegos: la realidad es tan turbia y parad¨®jica que no es raro que el pir¨®mano sea el bombero.Tomemos, por ejemplo, el comercio de armas, que es el mercadeo m¨¢s potente y opaco del planeta. Mucho antes de que salte la chispa de la degollina en un rinc¨®n concreto de la Tierra, los comerciantes de armas empiezan a inundar la zona con sus productos, vendi¨¦ndoles a los unos y a los otros e incluso regalando material si es necesario, estoy segura, como rentable promoci¨®n de la masacre. Y as¨ª sucede luego que desde el primer d¨ªa del conflicto todos est¨¢n armados hasta los dientes. No importa que se trate de un lugar remoto y miserable: ah¨ª apare cen en las fotos fam¨¦licos ni?os centroamericanos o africanos, criaturas enclenques tan carentes de todo que ni siquiera tienen las vitaminas suficientes como para enderezar sus zambas piernas, y que sin embargo muestran a c¨¢mara unas formidables ametralladoras. Qui¨¦n les ha puesto con tanta diligencia esas armas car¨ªsimas entre las manos, qu¨¦ vampiro se estar¨¢ haciendo multimillonario con su sangre.
Es el negocio m¨¢s poderoso del mundo, pero apenas si se sabe nada de ¨¦l. Da la casualidad que los pa¨ªses del Consejo Permanente de la ONU son los mayores exportadores de armas del mundo, y esta venta legal no es m¨¢s que la punta del iceberg. Luego viene la negrura de los intermediarios; y la inquietante sospecha de que los comerciantes son pocos y se conocen todos, desde los legales a los clandestinos. En la zona de Ruanda y el Zaire se han encontrado armas de China, Chile, Egipto, Alemania, Israel, Rusia, Rumania, Sur¨¢frica y EE UU. Los soldados de la ONU van a apagar el fuego que sus propios pa¨ªses empezaron.
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