Financiaci¨®n auton¨®mica
Con motivo del inteligente debate que sobre financiaci¨®n auton¨®mica public¨® su peri¨®dico el d¨ªa 7 de noviembre, del que quisiera resaltar el fino sentido de la iron¨ªa del se?or A?overos, desear¨ªa hacer las siguientes observaciones. En primer lugar, en todas las posiciones tomadas sobre esta cuesti¨®n queda difuminado lo obvio: que los desequilibrios intercomunitarios son estructurales y sus razones hist¨®ricas se encuentran en la relaci¨®n de intercambio desigual que, al menos desde la pol¨ªtica proteccionista del siglo XIX hasta el presente, ha perjudicado a las comunidades con menos tejido productivo. De manera que, si se sigue poniendo el acento en la distribuci¨®n de los recursos financieros y no en las pol¨ªticas econ¨®micas con las que se debe potenciar la capacidad productiva de las comunidades menos desarrolladas, como son inversiones productivas e infraestructuras, abriendo, por ejemplo, un eje entre Europa y ?frica a trav¨¦s de Gibraltar y Arag¨®n, se mantendr¨¢n los desequilibrios estructurales y se ensanchar¨¢ la relaci¨®n de la dependencia de las menos ricas con relaci¨®n a las de mayor potencial.Por otra parte, lo que durante la "transici¨®n" fue consustancial a la misma por ser un periodo constituyente, la pol¨ªtica de pactos y conciliaci¨®n entre las fuerzas pol¨ªticas, pretende institucionalizarse. De manera que se tiene la impresi¨®n de que todav¨ªa estamos en un periodo constituyente, con el riesgo de que los partidos secuestren la soberan¨ªa popular. Cuando lo cierto es que, si bien la Constituci¨®n es un marco plural perfectible, tiene unos l¨ªmites que s¨®lo son rebasables si la soberan¨ªa popular lo leg¨ªtima. Hablar de pacto para defender los l¨ªmites de la Constituci¨®n no deja de ser un reflejo preconstituyente y de responder a una mentalidad cultural que concibe la democracia como un marco accidental o instrumental. La Constituci¨®n, por democr¨¢tica, es la ¨²nica legalidad leg¨ªtima; por consiguiente, las fuerzas pol¨ªticas que son leales a esta legitimidad no necesitan recurrir a pactos expresos para garantizarla, porque impl¨ªcita e ideol¨®gicamente est¨¢n comprometidos con ella para respetar sus l¨ªmites. Sin por ello renunciar, cada partido, a perfeccionar o profundizar la sociedad democr¨¢tica. Es en esta cuesti¨®n en la que tienen sentido los acuerdos expresos entre las fuerzas pol¨ªticas.-
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