Vuelve el Atl¨¦tico del bicampeonato
El sentido t¨¢ctico de Vizca¨ªno y la jerarqu¨ªa de Caminero permiten golear al Valladolid
Agarrado al sentido t¨¢ctico de Vizca¨ªno, primero, y al f¨²tbol primoroso de Caminero, despu¨¦s, el Atl¨¦tico fabric¨® en Zorrilla un partido incontestable. Pas¨® por encima del Valladolid, el equipo que se hab¨ªa ganado el cartel de revelaci¨®n, como si tal cosa. Y se acerc¨® a la cabeza de la Liga con el mismo paso contundente y autoritario que le elev¨® a los altares del bicampeonato la temporada pasada.Un convidado con mucho peso se sum¨® a la cita del lunes: el viento. Sopl¨® con fuerza el aire, en diagonal, y construy¨® una primera parte enloquecida, imposible de reposar. El bal¨®n estaba para ponerle una camisa de fuerza. Iba, ven¨ªa, se disparaba, se frenaba, visitaba el cielo... No hab¨ªa forma de coserlo al suelo. En noches as¨ª Isaac Newton no habr¨ªa descubierto jam¨¢s la ley de la gravedad. La manzana no habr¨ªa ca¨ªdo.
El Atl¨¦tico escogi¨® jugar contra el viento en la primera parte y a favor de ¨¦l en la segunda. La decisi¨®n le cost¨® m¨¢s de un susto en el primer tramo, pero a cambio, recibi¨® la concesi¨®n de Peternac, que se empe?¨® en malgastar con estruendo los regalos que le plantaron con demasiada frecuencia en las misma narices de Molina. El Atl¨¦tico, que hizo un vano intento por apropiarse de la pelota, por anestesiarla, lleg¨® menos hasta C¨¦sar. Lo hizo una vez con mucha claridad, en un invento de Juan Carlos que dej¨® solo a Esn¨¢ider. Y le volvi¨® a visitar minutos m¨¢s tarde en el 0- 1, una jugada en la que no hab¨ªa nada y de la que Vizca¨ªno, con la colaboraci¨®n involuntaria de un defensa, sac¨® un gol.
La firma del primer gol arroj¨® justicia a un dato indiscutible: Vizca¨ªno fue el mejor de la noche. A su manera, sin ruido ni fuegos artificiales, estuvo siempre por encima de las dificultades del partido, que por culpa del viento fueron muchas. Estuvo siempre en el sitio justo, muy cerquita de sus compa?eros para ofrecerse en los momentos de apuro y muy encima de sus rivales para abortar la construcci¨®n de sus contraataques. Con su sentido t¨¢ctico de costumbre, ¨¦se que le permite incluir el t¨¦rmino paciencia en un conjunto que le gusta vivir a todo trapo, Vizca¨ªno supo interpretar todas las curvas del juego de la forma adecuada. Cuando se fue a la ducha, su equipo ya ten¨ªa los tres puntos en la maleta.
En parte por Vizca¨ªno, el encuentro tuvo un perfil menos incontrolado y m¨¢s vistoso en la segunda mitad, la que jug¨® el Atl¨¦tico con el viento y el marcador a favor. Se reencontr¨® el grupo de Antic con su mejor versi¨®n, la del f¨²tbol ambicioso, frontal y multirevolucionado. La del bicampeonato, en suma.
El Atl¨¦tico tuvo una salida deslumbrante tras el descanso. Fue entonces cuando emergi¨® la figura poderosa de Caminero, que le encontr¨® al fin el gusto al partido. El centrocampista madrile?o, tal vez para exhibirse en el escenario que le lanz¨® como futbolista profesional, se decidi¨® a derramar por Zorrilla todo su f¨²tbol de jerarqu¨ªa. Ese, por ejemplo, que mostr¨® en el segundo gol rojiblanco, una pieza de museo en la que participaron al primer toque casi todos los jugadores.
El 0-2 llev¨® el sello de Caminero tanto en su inicio (un taconazo soberbio para Esn¨¢ider que dobl¨® a la defensa rival) como en la culminaci¨®n (un cabezazo certero llegando desde atr¨¢s, muy a su manera). El gol le sirvi¨® al 21 del Atl¨¦tico para seguir su racha: desde su reaparici¨®n tras la lesi¨®n ha marcado en todas las jornadas de Liga.
Con la holgura del tanteo, el Atl¨¦tico ya se entreg¨® por entero a disfrutar de la fiesta. Lleg¨® el gol en propia meta de Santamar¨ªa a pase de Pantic (sin duda una compensaci¨®n que quiso hacerle la Liga por su repetida mala suerte con los palos) y llegaron dos acciones de lujo de Esn¨¢ider que no acabaron en la red de puro milagro. Tal vez, porque lo mejor que hizo el argentino en ambos no fue el remate sino la maniobra de control de la pelota. Por lo dem¨¢s, la visita a un campo tan propicio, le dej¨® al Atl¨¦tico una noticia nada despreciable: nadie se acord¨® de Kiko.
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