El nuevo C¨®digo Penal impide juzgar al padre de una joven que abus¨® de ella durante 9 a?os
Na?g S. A., de 20 a?os, descubre ahora que el presunto delito ha prescrito
Na?g S. A., una hispano-francesa de 20 a?os, acusa a su padre de someterla nueve anos a abusos sexuales. Un caso entre muchos. Na?g fue incapaz de contarlo hasta en entrada la adolescencia. Pero el nuevo C¨®digo Penal espa?ol deja su caso en el limbo. Al pasar m¨¢s de cinco a?os entre la omisi¨®n y la denuncia, el posible delito ha rescrito. En Europa se endurecen las leyes sobre abuso contra ni?os, abriendo, por ejemplo, el plazo de prescripci¨®n a partir de la mayor¨ªa de edad de la v¨ªctima. En Espa?a hay un vac¨ªo que puede favorecer al delincuente.
La madre de Na?g, francesa, se cas¨® en el a?o 1974 con un marino mercante espa?ol. La pareja convivi¨® durante cuatro a?os en una poblaci¨®n cercana a Madrid, y nacieron dos hijos. En 1978 se produjo una separaci¨®n matrimonial y la madre y los dos ni?os se trasladaron a Francia. Desde entonces, los ni?os viajaron a Madrid durante las vacaciones de verano y las de Navidad, para estar con su padre. Na?g, nacida el 31 de enero de 1976, afirma que en esas estancias su padre abus¨® sexualmente de ella."No recuerdo cu¨¢ndo empez¨®, s¨®lo s¨¦ que termin¨® en 1988". A efectos de la denuncia, se estableci¨® que los hechos hab¨ªan ocurrido entre 1979 y 1988. Es decir, cuando Na?g contaba entre los tres y los 12 a?os de edad.
"Cuando ten¨ªa unos nueve a?os, le pregunt¨¦ a, mi padre por qu¨¦ hac¨ªa eso. El me contest¨® que era para ense?arme, que era normal", relata ahora Na?g.
Intento de suicidio
En 1988, la joven decidi¨® no ver m¨¢s a su padre. Pero no le cont¨® nada a su madre, ni a su hermano: "Me hab¨ªa jurado a m¨ª misma no hablar nunca de ello". Estaba bloqueada. El dolor qued¨® enterrado hasta 1993, cuando Na?g intent¨® suicidarse. La madre no consegu¨ªa entender cu¨¢l era el problema de su hija. Na?g, a su vez, ten¨ªa la impresi¨®n de "estar conviviendo con una extra?a, porque ella ignoraba el secreto". El hermano, por su parte, hab¨ªa vuelto a residir en Espa?a, con el padre.Y, finalmente, Na?g decidi¨® romper el muro de silencio que la separaba de su madre. Lo hizo por carta, a pesar de que ambas compart¨ªan un peque?o apartamento en el centro de Nantes. Lo cont¨® todo por escrito.
"Al saber lo que hab¨ªa estado ocurriendo, le, dije a Na?g que le correspond¨ªa a ella decidir: o bien asumir el dolor adicional de un proceso, o bien tratar de olvidar", cuenta la madre. Na?g expica: "No denunciar era como asumir, como aceptar. Por eso decid¨ª denunciar los hechos. Por eso, y para demostrarle a mi padre que nunca me hab¨ªa dejado hacer, que todo aquello ocurri¨® contra mi voluntad".
En octubre de 1993, Na?g present¨® denuncia ante un juzgado de Nantes. La causa fue enviada a Espa?a y, en junio de 1995, la joven fue citada ante un juez de instrucci¨®n madrile?o. En noviembre de ese mismo a?o, fue reconvocada para un careo.
El enfrentamiento cara a cara con el padre fue dur¨ªsimo para ella y, muy probablemente, tambi¨¦n para ¨¦l. El hombre neg¨® todos los cargos. Na?g se tap¨® el rostro con las manos durante toda la sesi¨®n. Dolor aparte, de ah¨ª no sali¨® ninguna aportaci¨®n sustancial a un sumario que, desde el principio, consist¨ªa b¨¢sica mente en la palabra de ella contra la palabra de ¨¦l. Aun que el abogado habl¨® de la necesidad de pedir un informe psicol¨®gico sobre la acusadora -un elemento muy utilizado en, toda Europa-, ese informe no lleg¨® a realizarse jam¨¢s. El abogado de oficio que asist¨ªa a Na?g opt¨®, por calificar los hechos (tocamientos no consentidos, sin violaci¨®n) como "corrupci¨®n de menores", de acuerdo con el antiguo C¨®digo Penal. La calificaci¨®n en el nuevo C¨®digo de 1995 es la de "abuso sexual". Bajo la acusaci¨®n de "corrupci¨®n de menores" se dict¨® auto de apertura de un juicio oral contra el padre.
Falta de pruebas
El fiscal consider¨®, sin embargo, que proced¨ªa la absoluci¨®n, dada la falta de pruebas. Efectivamente, no hab¨ªa nada en el sumario, salvo la palabra de Na?g, que pudiera demostrar la culpabilidad del acusado. Es m¨¢s, el propio hermano de Na?g siempre consider¨® que su padre era inocente.Nunca se sabr¨¢ qu¨¦ pas¨®. Na?g cargar¨¢ para siempre con sus recuerdos, y toda la familia, incluido el padre, con la tragdia de un proceso sin salida. Porque la Audiencia Provincial de Madrid emiti¨®, el 3 de septiembre, un auto por el cual se declaraban prescritos los hechos. Dado que el nuevo C¨®digo Penal fija para el delito de corrupci¨®n de menores una pena de prisi¨®n de uno a cuatro anos, y a esa pena corresponde un plazo de prescripci¨®n de cinco a?os, el presunto delito del padre de Na?g llevaba unos me ses prescrito cuando se present¨® la denuncia.
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