Celebraci¨®n de Brahms

Con la audici¨®n del Requiem alem¨¢n, la Orquesta Sinf¨®nica de Madrid y la Sociedad Coral de Bilbao, bajo la direcci¨®n de Fr¨¹hbeck de Burgos, se anticipan a las conmemoraciones de Brahms en el centenario de su muerte que tendr¨¢n lugar el pr¨®ximo a?o. Adem¨¢s, diversas circunstancias han otorgado mayor protagonismo al director burgal¨¦s: la reciente concesi¨®n del premio de la Fundaci¨®n Guerrero y las conversaciones que actualmente mantiene con el Ministerio de Cultura. con vistas a la direcci¨®n de la Orquesta Nacional.Pero cargar la mano sobre estos hechos ser¨ªa tanto como minimizar la excelente versi¨®n que, como en otras ocasiones, consigui¨® Fr¨¹hbeck de esta l¨ªrica, introvertida y hermosa meditaci¨®n sobre la muerte. El gran artista habla siempre urbi et orbe y aunque parta de la particularidad alcanza la generalizaci¨®n. Todos pueden solidarizarse con el largo lamento b¨ªblico y, sobre todo, con la partitura grande, emotiva y trascendente de un Brahms m¨¢s o menos treinta?ero.

Fern¨¢ndez Arb¨®s, brahmsiano anticipado, dio el Requiem en San Sebasti¨¢n ya en 1913 e igual fervor tuvieron para esta obra Ata¨²lfo Argenta y Eduardo Toldr¨¢. Si no me equivoco Fr¨¹hbeck lo interpret¨® en Madrid por vez primera en 1968, en el concierto del d¨¦cimo aniversario de la muerte de Argenta.

Hace alg¨²n tiempo se?al¨¦ la evoluci¨®n del maestro burgal¨¦s: los a?os y las importantes experiencias no pasaron en balde. Y Fr¨¹hbeck hace un Requiem expresivo, sereno y transparente, construido desde un concepto totalizador que inserta todos y cada uno de los n¨²meros en una unidad superior; son distintas estrofas de un solo poema.

Cont¨® esta vez con la excelente aportaci¨®n de la Sociedad Coral de Bilbao que dirige Gorka Sierra y el resultado no pudo ser m¨¢s id¨®neo; a ¨¦l contribuyeron dos solistas de nota: la soprano norteamericana Julie Kaufmann y el bar¨ªtono muniqu¨¦s Wolfgang Brendel, ambos de grandes calidades vocales y estil¨ªsticas. El ¨¦xito fue muy grande.