Signos de reanimaci¨®n
La m¨²sica contempor¨¢nea es, para un importante sector del p¨²blico, un acompa?ante inc¨®modo. Los caminos paralelos entre creadores y espectadores no han sido tan fluidos en el arte de los sonidos como en la literatura o la pl¨¢stica. Se ve natural simultanear a Vel¨¢zquez con Picasso y Ram¨®n Gaya, o a Cervantes con Proust y Eduardo Mendoza, pero en la m¨²sica hay quien se resiste a emparejar a Beethoven con Janacek y Messiaen. El fin de siglo interdisciplinar invita a la convivencia de ¨¦pocas y estilos en las diferentes artes. El grado de desarrollo de la sociedad ha agilizado el acceso a un abanico completo de posibilidades. No siempre se ha aprovechado en m¨²sica. Algunos indicadores muestran sin embargo que existe una tendencia al cambio.Las coincidencias se multiplican. En el templo mundial de la l¨ªrica, La Scala de Mil¨¢n, se estrena una ¨®pera de Luciano Berio, y el p¨²blico la acoge con agrado. La orquesta del planeta en que confluyen todas las miradas, la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, se presta a grabar discos con obras de Stockhausen y Kurtag con su director titular Claudio Abbado. Su eterna y conservadora rival, la Filarm¨®nica de Viena, no hace ascos a dejarse dirigir por Boulez en programas monogr¨¢ficos del siglo XX. Y no deja de ser sintom¨¢tico que en los primeros avances del a?o Schubert (en 1997 se cumplen 200 a?os de su nacimiento) destaquen propuestas como la anunciada conjuntamente por el Barbican de Londres, Ch?telet de Par¨ªs, Philharmonie de Colonia, Musikverein de Viena, Concertgebouw de Amsterdam y Palacio de Bellas Artes de Bruselas, que consiste sencillamente en recordar al primer gran compositor rom¨¢ntico vien¨¦s poniendo en correspondencia sus obras de c¨¢mara con compositores de nuestros d¨ªas, a los que se han encargado al menos cinco nuevas creaciones.
Gidon Kremer y su grupo de c¨¢mara est¨¢n al frente de estos curiosos ciclos de seis conciertos, a los que parcialmente se han sumado a las ciudades organizadoras otras como Mil¨¢n, Estocolmo, Oslo y Gstaad. El ilustre violinista ha puesto el dedo en la llaga en la intencionalidad ¨²ltima de este planteamiento al afirmar que "esta confrontaci¨®n entre Schubert y varios autores de hoy no es una cuesti¨®n de investigaci¨®n cient¨ªfica ni siquiera de coqueter¨ªa. Schubert constituye para cada uno de nuestros contempor¨¢neos la medida de la verdad emocional". Un punto clave. Recuperar la emoci¨®n es uno de los desaf¨ªos pendientes de la m¨²sica de creaci¨®n actual, y de ello son conscientes tanto los compositores como el p¨²blico. Unos y otros parecen dispuestos a salir de sus particulares guetos en busca de nuevas amistades.
Tambi¨¦n se pueden utilizar ejemplos espa?oles para ilustrar esta reanimaci¨®n de la m¨²sica de nuestro tiempo. Los recientes conciertos del Ensemble Modern de Francfort dedicados a Ligeti en Alicante y Madrid obtuvieron un ¨¦xito comparable a los de Montserrat Caball¨¦ en sus noches doradas. E incluso es sintom¨¢tico que el concierto propuesto por El Pa¨ªs de las Tentaciones con estrenos de compositores menores de 30 a?os lograse poner el cartel de "no hay billetes", algo ins¨®lito en este tipo de actos. ?Qu¨¦ est¨¢ ocurriendo? ?Vuelve la m¨²sica contempor¨¢nea a encontrarse con su p¨²blico perdido? ?Redimir¨¢ Crist¨®bal Halffter con Turbas este pr¨®ximo fin de semana a la ONE provocando entusiasmos indescriptibles? ?Se desgarrar¨¢ el coraz¨®n de los aficionados madrile?os esta misma tarde al tener que elegir entre asistir a los cuartetos de Janaceck por el Janaceck, o a obras de Nono y Ferneyhough por el Arditi y el Instituto Electroac¨²stico de Friburgo? ?O estamos viviendo un enga?oso sue?o de una noche de oto?o?
Las respuestas son dif¨ªciles de determinar, pero los datos se?alan que un sector de los espectadores ha vuelto a tender lazos de confianza -t¨ªmidos, todav¨ªa- con la m¨²sica actual. Hartos de escuchar la Primera de Brahms por todos los directores del globo, no huyen despavoridos buscando una tabla de salvaci¨®n en Lutoslawski o Bernaola, pero al menos se han convencido de que abrir el o¨ªdo a otras ¨¦pocas musicales es dial¨¦ctica y culturalmente muy estimulante. Es un primer paso, si se consolida, de consecuencias imprevisibles para el futuro inmediato de la m¨²sica.
Babelia
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